NUESTRA PALABRA DOMINICAL - Vicaría de Pastoral de la Arq BA

9 de marzo de 2011 - TO - DOMINGO IX - Ciclo A

No son los que me dicen: "Señor, Señor"

PRIMERA LECTURA
Lectura del libro del Deuteronomio 11, 18. 26-28. 32

Moisés habló al pueblo y le dijo:
Graben estas palabras en lo más íntimo de su corazón. Atenlas a sus manos como un signo, y que sean como una marca sobre su frente.
Yo pongo hoy delante de ustedes una bendición y una maldición.
Bendición, si obedecen los mandamientos del Señor, su Dios, que hoy les impongo.
Maldición, si desobedecen esos mandamientos y se apartan del camino que yo les señalo, para ir detrás de dioses extraños, que ustedes no han conocido.
Cumplan fielmente todos los preceptos y leyes que hoy les impongo.
Palabra de Dios.

SALMO Sal 30, 2-3a. 3b-4. 17 y 25 (R.: 3b)
R. Señor, se para mí una roca protectora.

Yo me refugio en ti, Señor,
¡que nunca me vea defraudado!
Líbrame, por tu justicia;
inclina tu oído hacia mí
y ven pronto a socorrerme. R.

Sé para mí una roca protectora,
un baluarte donde me encuentre a salvo,
porque tú eres mi Roca y mi baluarte:
por tu Nombre, guíame y condúceme. R.

Que brille tu rostro sobre tu servidor,
sálvame por tu misericordia.
Sean fuertes y valerosos,
todos los que esperan en el Señor. R.

SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Roma 3, 21-25a. 28

Hermanos:
Pero ahora, sin la Ley, se ha manifestado la justicia de Dios atestiguada por la Ley y los Profetas: la justicia de Dios, por la fe en Jesucristo, para todos los que creen.
Porque no hay ninguna distinción: todos han pecado y están privados de la gloria de Dios, pero son justificados gratuitamente por su gracia, en virtud de la redención cumplida en Cristo Jesús. El fue puesto por Dios como instrumento de propiciación por su propia sangre, gracias a la fe.
Porque nosotros estimamos que el hombre es justificado por la fe, sin las obras de la Ley.
Palabra de Dios.

EVANGELIO
XLectura del santo Evangelio según san Mateo 7, 21-27

Jesús dijo a sus discípulos:
«No son los que me dicen: "Señor, Señor", los que entrarán en el Reino de los Cielos, sino los que cumplen la voluntad de mi Padre que está en el cielo.
Muchos me dirán en aquel día: "Señor, Señor, ¿acaso no
profetizamos en tu Nombre? ¿No expulsamos a los demonios e hicimos muchos milagros en tu Nombre?"
Entonces yo les manifestaré: "Jamás los conocí; apártense de mí, ustedes, los que hacen el mal."
Así, todo el que escucha las palabras que acabo de decir y las pone en práctica, puede compararse a un hombre sensato que edificó su casa sobre roca. Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa; pero esta no se derrumbó porque estaba construida sobre roca.
Al contrario, el que escucha mis palabras y no las practica, puede
compararse a un hombre insensato, que edificó su casa sobre arena. Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa: esta se derrumbó, y su ruina fue grande.»
Palabra del Señor.

Para reflexionar

• Hubo un tiempo en que los tratos se sellaban con un apretón de manos y bastaba la palabra. La palabra no era sólo un fonema, era una garantía. Toda la persona sostenía, avalaba y llenaba la palabra. Para reafirmar la verdad con la que alguien vivía se acostumbraba a decir: "es hombre de palabra".
• Hoy, como casi todo, las palabras se han comercializado y se han deshumanizado. El hombre ya no sostiene la palabra sino que se esconde o se justifica detrás de ella. Cuando la palabra ya ha producido el efecto buscado ya puede desaparecer el dicente.
• Así se explica la soltura con la que se multiplican los discursos pronunciados por cualquier motivo sin una consecuencia verdadera. Es triste comprobar como la palabra se ha prostituido y se ha convertido en un instrumento más de manipulación. Hablar, escribir, anunciar, prometer son parte de una táctica.
• Los hechos son la corroboración más evidente de la vaciedad de la palabra de hoy. Se habla de paz, pero se justifica la guerra para alcanzarla. Se habla de justicia, pero se quiere llegar a ella a costa de injusticias y deshonestidades. Se elogia la igualdad, pero conmigo y depende del lado que se esté. Se habla de corresponsabilidad, pero se exige la sumisión ciega so pena de exclusión. Se habla de dignidad en el trabajo, pero se explota sin descaro. Se habla de participación de las bases, pero estas nunca llegan a ser escuchadas.
X X X
• En la primera lectura nos encontramos con que la Ley sella la Alianza y garantiza su estabilidad y solidez, a la vez que recuerda constantemente el deber de fidelidad. Obedeciendo a la ley, el Pueblo de Dios se va construyendo progresivamente. Se hace responsable de lo que es y de lo que llegará a ser.
X X X
• Esta promesa se cumplirá en la obediencia de Cristo hasta la muerte y muerte de cruz, en la cual el hombre Jesús ha respondido plenamente a la invitación del amor de Dios. En Cristo y por Cristo nos ha sido dada la posibilidad de un amor semejante para responder a la palabra de Dios, y así la Ley ha adquirido su perfección en el Evangelio. Por eso dice San Pablo que es la fe en Cristo la que salva, porque sólo en Él y por Él es posible cumplir las exigencias del amor de Dios al que hemos sido llamados.
• Pero la salvación por la fe es independiente de las obras de la ley, la salvación se manifiesta como una gracia para el creyente y no como un premio a sus obras, a su esfuerzo. Así todo, el amor que Dios derrama en nuestros corazones tiene también sus exigencias.
• El tema de los dos caminos tan antiguo en la sagrada escritura se retoma en el nuevo testamento, más espiritualizado pero no menos exigente. El evangelio de este domingo es la conclusión del discurso de la montaña, con una parábola en dos imágenes ilustra y confirma Jesús su enseñanza. El primer caso, el que oye y practica es el "hombre prudente" que edificó su fe sobre su vida. Cuando llegan las horas de prueba y se hace necesario comprometerse a fondo; cuando se llega al momento de la opción sin poder prever las consecuencias, es cuando se descubre la fe verdadera.
• Lo que da unidad a la vida y a la fe está formulado con la palabra “hacer”, “poner en práctica”. Sólo el que lo escucha y practica lo escuchado, ha creído de verdad, alcanza la salvación y se anticipa la "gloria de Dios" que se ha de manifestar plenamente cuando el Señor vuelva a juzgar sobre el amor.
• La verificación de la verdad de una vida de fe no viene desde el plano de las palabras o de las buenas, pero estériles intenciones que nunca llegan a concretarse. La sola palabra no es suficiente y puede ser tramposa: embelesa y esconde, fascina e ilusiona. La medida de veracidad está en el hacer. La acción es más fácilmente controlable, se revela inevitablemente con las cosas y en los acontecimientos, pone al descubierto, revela a la persona que la dice. Las acciones pueden fallar, pero difícilmente pueden esconder la propia falla.
• Jesús quiere dejar en claro frente a tanta charlatanería hipócrita de los hombres religiosos de ese momento -y de este- que no basta con escuchar y recordar sus palabras, si después esas mismas palabras no determinan la conciencia ni marcan el camino de la vida. No basta confesar con los labios que Jesús es el Señor, si no vivimos fielmente lo que nos dice. Para ser hombres de fe, necesitamos ser hombres de palabra.
• Realizar el proyecto del reino es edificar la vida, pacientemente, en la experiencia viva y concreta de la fe escuchada y rumiada. La fe sin obras es fe muerta que conduce a la muerte, como dirá la carta de Santiago.
• Vivir la propuesta del Señor es construir la Alianza, es caminar por sus caminos. Se trata por tanto de una actitud positiva y no solamente de una obligación pasiva. El cristiano de hoy se realiza, y construye con el Señor la salvación en medio de su Pueblo, siguiendo la voluntad del Padre.
• No hay seguimiento auténtico del Señor sin una elección concreta y no se elige concretamente sin un trabajo activo.
• Que la sentencia del Señor aparezca a continuación de las Bienaventuranzas no es un capricho del autor. Sólo cuando la fe se asienta en la escucha sincera de la palabra, y en su ardua pero fiel realización ajena a todo triunfalismo humano, podemos tener la garantía de que el edificio está sólidamente edificado.
• Esto hay que tenerlo en cuenta especialmente hoy cuando todo es medido con el criterio de la eficiencia, del crecimiento, del desarrollo, del avance en la carrera. En esto hay un hacer que no es evangélico. El “hacer” del evangelio nunca tiene que ver con el concepto de eficiencia, es un hacer, que desde el punto de vista humano, está paradójicamente coronado con el fracaso y la derrota. Cristo no concluye con el éxito sino con el más humillante fracaso, la condena, el abandono de los discípulos, la muerte más infamante en la cruz. Pero es en este fracaso que aflora su raíz, el misterio de la salvación y el triunfo de la Pascua.
• Tampoco es un “hacer” para tener fe o para alcanzar la gracia de Dios, que sería buscar la recompensa merecida. Pero sí las obras que vienen de la fe, las obras que hacemos con el impulso del espíritu de Cristo y dejándonos llevar de ese espíritu. De ese modo las obras serán la manifestación y la realización de la fe. La fe sin obras es fe muerta y las obras sin fe son estériles.
• Nuestra fe no puede ser reducida al “decir”, a una oración sacada de la vida, y a su vez nuestro “hacer” debe brotar de las entrañas del evangelio y debe dejarse transformar constantemente por él. Somos cristianos en la medida en que ponemos en acto lo que creemos, cuando nuestro estilo de vida es un verdadero reflejo de lo que creemos. Y este es un ejercicio de todos los días, porque en la medida en que ponemos en acto aprendemos a actuar, la repetición crea el estilo y lo hace sólido; como la roca que resiste hasta las más fuertes embestidas.
• La ilusión de pensar que basta con hablar de Dios y cumplir una serie de ritos religiosos para estar en el camino del reino de Dios es una nefasta desviación contra la que nos pone en alerta Jesús. Siempre está latente la tentación vanidosa de creernos ya en el reino por estar bautizados, haber recibido la primera comunión o “cumplir” de cuando en cuando.
• La mera fe, la devoción, incluso la confianza en el Señor, no bastan. Las prácticas de piedad, las celebraciones litúrgicas, hasta la frecuencia de sacramentos podrían crearnos ilusiones engañosas sobre la rectitud de nuestra vida de fe si no se apoyan en el deseo y búsqueda de la voluntad del Padre que está en el cielo y nos habla en Jesús, su Palabra hecha carne. Apoyarnos en el cumpli-miento (cumplo y me miento) puede transformarse en un tranquilizante para la conciencia. Sin embargo, hay signos que no pueden engañarnos y que nos brindan una claridad decisiva. La religión es evasión si están ausentes las obras.
• El Señor que nos llama a ser discípulos, nos invita a el encuentro vivo con Él, con su palabra. La experiencia del encuentro crea misioneros; porque el misionero no es aquel que da una lección, sino aquel que muestra con su vida la experiencia del encuentro con Jesús y la propone como lo mejor que nos puede pasar.

Para discernir

• ¿Dónde radica la debilidad más grande en mi vida de fe?
• ¿Escucho la palabra para que oriente mi vida o simplemente escucho?
• ¿Pido la gracia de poder vivir lo que creo?

Repitamos y vivamos hoy la Palabra:

…Tu palabra es la roca en que me apoyo…

Para la lectura espiritual

…«Nadie puede poner otro cimiento fuera del ya puesto, que es Jesucristo»
Un rey no reside en una casa vacía de todo; de ninguna manera habitará en ella. Sino que se necesita una buena ornamentación para la casa del rey, de modo que no falte nada en ella... Así ocurre también en el hombre que se convierte en una casa para que resida en ella Cristo, el Mesías: provee todo lo que conviene para el servicio del Mesías que reside en ella, todas las cosas que le placen.
En efecto, primero de todo: construye su edificio sobre piedra, es decir, sobre el mismo Mesías. Sobre esta piedra pone la fe, y sobre la fe se levanta todo el edificio. Para que la casa llegue a ser su residencia, se le pide el ayuno puro, establecido sobre la fe. Se le pide la oración pura, recibida en fe. Se necesita el amor, crecido sobre la fe. Precisa también las limosnas, dadas con fe. Se le pide la humildad, amada por la fe. Que escoja para sí mismo la virginidad, querida por fe. Que lleve consigo la santidad, plantada sobre la fe. Que también medite la sabiduría, encontrada en la fe. Que también pida para sí la condición de extranjero, provechosa para la fe. Precisará también de la simplicidad, mezclada con la fe. Que pida también la paciencia, llevada a término por la fe. Que se vuelva perspicaz por la dulzura, adquirida por la fe. Que ame la penitencia, que aparece con la fe. Que pida también la pureza, guardada por la fe... Estas son las obras necesarias para el rey Mesías que habita en los hombres que se edifican con tales obras. En efecto, la fe está compuesta de muchas cosas y se adorna de muchos colores, porque es semejante a un edificio construido con múltiples materiales y su edificio se levanta hasta lo alto...
Así es nuestra fe: su fundamento es la piedra verdadera, nuestro Señor Jesucristo, el Mesías... Este fundamento es la base de todo el edificio. Si alguno llega a la fe, está sólidamente edificado sobre esta roca, es decir, nuestro Señor Jesucristo, el Mesías. Y su edificio no se verá quebrantado por las olas, ni estropeado por el viento, ni la tempestad lo derrumbará, porque este edificio se levanta sobre la roca, el verdadero fundamento”…
San Afraates (hacia 345), monje y obispo en Nínive, Las Disertaciones, nº 1

Para rezar

Una comunidad que convence y llena
Una comunidad dice mucho cuando es de Jesús.
Cuando habla de Jesús y no de sus reuniones.
Cuando anuncia a Jesús y no se anuncia a sí misma.
Cuando se gloría de Jesús y no de sus meritos.
Cuando se reúne en torno de Jesús y no en torno de sus problemas.
Cuando se extiende para Jesús y no para sí misma.
Cuando se apoya en Jesús y no en su propia fuerza.
Cuando vive de Jesús y no vive de sí misma.
Una comunidad dice mucho cuando es de Jesús.
Una comunidad dice poco cuando habla de sí misma.
Cuando comunica sus propios méritos.
Cuando anuncia sus reuniones.
Cuando da testimonio de sus compromisos.
Cuando se gloría de sus valores.
Cuando se extiende en provecho propio.
Cuando vive para sí misma.
Cuando se apoya en sus fuerzas.
Una comunidad dice poco cuando habla de sí misma.
Una comunidad no se tambalea por las fallas, sino por la falta de fe.
No se debilita por los pecados, sino por la ausencia de Jesús.
No se rompe por las tensiones, sino por olvido de Jesús.
No se queda pequeña por carencia de valores, sino porque Jesús dentro de ella es pequeño.
No se ahoga por falta de aire fresco, sino por asfixia de Jesús.
Una comunidad es fuerte cuando Jesús dentro de ella es fuerte.
Una comunidad pesa cuando Jesús dentro de ella tiene peso.
Una comunidad marcha unida cuando Jesús está en medio.
Una comunidad se extiende cuando extiende a Jesús.
Una comunidad vive cuando vive Jesús.
UNA COMUNIDAD CONVENCE Y LLENA CUANDO
ES LA COMUNIDAD DE JESÚS
P. Loidi


27 de febrero de 2011 - TO - DOMINGO VIII - Ciclo A
"Busquen primero el Reino de Dios y su justicia..."
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro del profeta Isaías 49, 14-15

Sión decía: «El Señor me abandonó, mi Señor se ha olvidado de mí.»
¿Se olvida una madre de su criatura, no se compadece del hijo de sus entrañas?
¡Pero aunque ella se olvide, yo no te olvidaré!
Palabra de Dios.

SALMO Sal 61, 2-3. 6-7. 8-9b (R.: 2a)
R. Sólo en Dios descansa mi alma.

Sólo en Dios descansa mi alma,
de él me viene la salvación.
Sólo él es mi Roca salvadora;
él es mi baluarte: nunca vacilaré.

Sólo en Dios descansa mi alma,
de él me viene la esperanza.
Sólo él es mi Roca salvadora;
él es mi baluarte: nunca vacilaré.

Mi salvación y mi gloria
están en Dios:
él es mi Roca firme,
en Dios está mi refugio.
Confíen en Dios constantemente,
ustedes, que son su pueblo,
desahoguen en él su corazón.

SEGUNDA LECTURA
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto 4, 1-5

Hermanos:
Los hombres deben considerarnos simplemente como servidores de Cristo y administradores de los misterios de Dios. Ahora bien, lo que se pide a un administrador es que sea fiel.
En cuanto a mí, poco me importa que me juzguen ustedes o un tribunal humano; ni siquiera yo mismo me juzgo. Es verdad que mi conciencia nada me reprocha, pero no por eso estoy justificado: mi juez es el Señor. Por eso, no hagan juicios prematuros. Dejen que venga el Señor: él sacará a la luz lo que está oculto en las tinieblas y manifestará las intenciones secretas de los corazones. Entonces, cada uno recibirá de Dios la alabanza que le corresponda.
Palabra de Dios.

EVANGELIO
X Lectura del santo Evangelio según san Mateo 6, 24-34

«Nadie puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro, o bien, se interesará por el primero y menospreciará al segundo. No se puede servir a Dios y al Dinero.
Por eso les digo: No se inquieten por su vida, pensando qué van a comer, ni por su cuerpo, pensando con qué se van a vestir. ¿No vale acaso más la vida que la comida y el cuerpo más que el vestido?
Miren los pájaros del cielo: ellos no siembran ni cosechan, ni acumulan en graneros, y sin embargo, el Padre que está en el cielo los alimenta. ¿No valen ustedes acaso más que ellos? ¿Quién de ustedes, por mucho que se inquiete, puede añadir un solo instante al tiempo de su vida?
¿Y por qué se inquietan por el vestido? Miren los lirios del campo, cómo van creciendo sin fatigarse ni tejer. Yo les aseguro que ni Salomón, en el esplendor de su gloria, se vistió como uno de ellos. Si Dios viste así la hierba de los campos, que hoy existe y mañana será echada al fuego, ¡cuánto más hará por ustedes, hombres de poca fe!
No se inquieten entonces, diciendo: "¿Qué comeremos, qué beberemos, o con qué nos vestiremos?" Son los paganos los que van detrás de estas cosas. El Padre que está en el cielo sabe bien que ustedes las necesitan.
Busquen primero el Reino y su justicia, y todo lo demás se les dará por añadidura. No se inquieten por el día de mañana; el mañana se inquietará por sí mismo. A cada día le basta su aflicción.»
Palabra del Señor.

Para reflexionar
• Hoy hablamos particularmente de estar inmersos en una cultura consumista. Sin embrago al escuchar a Jesús nos damos cuenta que el agobio y la exagerada preocupación por cosas que no están a nuestro alcance; el stress que provoca querer vivir más allá de nuestras capacidades y posibilidades, las preocupaciones desproporcionadas son una mal de todos los tiempos.
• Una mirada superficial, tan superficial como esta misma realidad, hace que le restemos importancia considerándolo un problema de momento, de coyuntura social, cultural pasajera, etc. Sin embargo es un problema más hondo de desorden existencial que se paga tarde o temprano.
• Pendientes de llenar y guardar bien en nuestros bolsillos y cuentas perdemos la paz, crecemos en inseguridad y agresividad contra nosotros mismos y los demás. Tanta tensión y sobrecarga hacen que estemos siempre al borde del desmorone encerrados en nuestros agobios.
• Perdemos la libertad para decidir bien y disponer de nuestra propia vida nos vamos aislando y autodestruyendo, impacientando y perdiendo la paz y la confianza.
X X X
• Los desterrados viven en la desesperación porque parece que la catástrofe no podrá ser evitada y el rechazo por parte de Yahvé será definitivo. El profeta habla de una Jerusalén desolada, postrada entre ruinas, semejante a una viuda sin hijos, a pesar de todo invita a los exiliados a la confianza; les asegura que Yahvé todavía los ama.
X X X
• El apóstol, «administrador de los misterios de Dios», debe asumir la responsabilidad de su ministerio y aceptar ser juzgado por su actuación. Pero, para Pablo, ese juicio, sea positivo o negativo, no corresponde a la comunidad sino sólo al Señor que puede juzgar la fidelidad de sus servidores.
X X X
• La enseñanza del evangelio de este domingo es doble: por un lado, subraya la imposibilidad de servir a dos señores y por el otro hace hincapié en la actitud cristiana frente a las inquietudes y preocupaciones de la vida.
• Seguir a Jesús y la opción por el reino no permiten divisiones sino una libertad interior, soberana e independiente de cara a todo lo demás. Es una invitación a romper el culto al dinero, que es una forma de idolatría. En el texto original de la lectura de hoy, se personifica el dinero con el nombre de "Mammón", para que quede claro que se trata de un ídolo que exige la misma lealtad que Dios. Vivir la acumulación de dinero o riqueza como lo más "importante" es absolutamente incompatible con servir a Dios, porque esta acumulación exige la dedicación del corazón del hombre, ocupa todo el hombre. Por mucho que lo intente, servir al mismo tiempo a Dios, tener una mirada generosa sobre la realidad y los hermanos, y servir desmedidamente a los propios intereses resulta imposible.
• Jesús, en primer lugar, quiere invitar a todo hombre a ser persona, a ser él mismo, señor de sí mismo y de su vida cada día y en cada asunto que valga la pena. No rechaza ni niega ninguna de las búsquedas humanas; sencillamente propone una inversión en el orden de los valores, un ordenamiento distinto, una justicia distinta: Busquen "primero" el reino de Dios.
• La base para este nuevo orden se halla en la confianza del hombre en la fidelidad de Dios, en la verdad de sus palabras, en la firmeza de sus promesas a pesar de la infidelidad del hombre. Sus palabras no pasan, sus promesas se mantienen.
• Podemos vivir en la confianza porque Dios vela por el mundo, dándole el sol y la lluvia a buenos y malos. El rostro de Dios que Jesús nos revela es el de un Padre que cuida de sus criaturas y sus necesidades. Esta providencia de Dios se manifiesta principalmente en la historia, no como un destino rígido que anula nuestra libertad y que sustituye la iniciativa interviniendo mágicamente, sino como un plan de salvación en el que unidos, Dios y el hombre, trabajan desde una relación de padre e hijo.
• Servir a Dios no significa sometimiento, sino todo lo contrario. Servir a Dios es liberarse de ataduras y esclavitudes. Servir a Dios no es otra cosa que cumplir su voluntad, y su voluntad fundamental es que el Amor nos lleve al encuentro veraz de cada uno consigo mismo y al encuentro del hermano. Servir a Dios nos lleva a la plenitud de nuestra humanidad, a la realización de una comunión de vida en la que es posible la justicia verdadera y, con ella, todo lo demás. Servir a Dios desde la libertad es un acto de fe que derivará en una relación fraterna de ayuda.
• Servir a Dios por la fe nos es un desentendimiento de la propia vida y de la vida de los otros hombres, es el único modo de entenderla y de tomarla a cargo responsablemente.
• Reconocer y creer en Dios como Padre providente no nos ahorra trabajo sino la angustia y el aniquilamiento personal. El descubrimiento del Padre que nos sostiene en la palma de su mano nos hace adultos responsables y comprometidos con la historia y con los pies bien en la tierra. Peregrinos del cielo pero sin ser fugitivos de la tierra.
• La fe en Dios del discípulo es plena y sin reservas, pero no pasiva y alienante. Desde esta confianza viene la actividad de los cristianos porque saben que su trabajo es una continuación de la obra creadora de Dios. Es un colaborador de Dios cómo «trabajador para la eternidad que lo realiza como si todo dependiera de su trabajo, pero también sabiendo que todo depende de Dios. Por la fe, el hombre se descubre colaborador de Dios, el arquitecto de su propio destino en la tierra, porque todo ha sido puesto a su disposición”.

Para discernir
• ¿Cuál mi relación con los bienes materiales?
• ¿Dónde están colocadas mis prioridades?
• ¿Están mis bienes al servicio del Reino?

Repitamos y vivamos hoy la Palabra
Que te sirva Señor con todo lo que tengo y lo que soy
Para la lectura espiritual
Buscar primero el Reino de Dios
«Buscad el Reino de Dios y su justicia; lo demás se os dará por añadidura»... Se dice, pues, que hay que buscar el reino de Dios. «Buscad», no es más que una palabra, pero me parece que dice muchas cosas. Quiere decir... trabajar incesantemente para el reino de Dios y no permanecer en un estado flojo y parado, poner atención al interior para que esté bien regulado, pero no al exterior para divertirse... Buscar a Dios en vosotros, porque san Agustín confiesa que mientras le buscó fuera de él, no le encontró. Buscadle en vuestra alma que le es su agradable morada; es en ese fondo donde quedan establecidas todas las virtudes que sus siervos intentan practicar. La vida interior es necesaria, es preciso tender a ella; si la descuidamos, faltamos a todo... Busquemos ser personas de interioridad... Busquemos la gloria de Dios, busquemos el reino de Jesucristo... .
«Pero [me diréis], hay tantas cosas que hacer, tantos trabajos en casa, tantos lugares de trabajo en la ciudad, en el campo... hay trabajo en todas partes; ¿es preciso pues dejarlo todo tal cual está para no pensar sino en Dios?» No, sino que es necesario santificar esas ocupaciones buscando a Dios en ellas, y hacerlas más para encontrarle a él que para verlas hechas. Nuestro Señor quiere que, ante todo, busquemos su gloria, su reino, su justicia, y para ello quiere que construyamos nuestro capital, con la vida interior, con la fe, con la confianza, con el amor, con ejercicios religiosos..., con trabajos y sufrimientos, a la vista de Dios, nuestro soberano Señor... Una vez establecidos en esa búsqueda de la gloria de Dios, podemos estar seguros de que el resto vendrá por sí solo.
San Vicente de Paúl

Para rezar
AYÚDAME, SEÑOR
A ocuparme, razonablemente
en aquello que sea para tu gloria
para el beneficio de los míos y de mí mismo
A disfrutar el presente, sin estar tan pendiente
de lo que pueda ocurrir mañana.
A, mirar hacia el futuro,
aportando las semillas que siembro hoy en el camino.
AYÚDAME, SEÑOR
A sentir tu mirada en aquello que veo
A palpar tus manos en mis pequeñas obras de cada día
A escuchar tu Palabra en las mías,
pobres, torpes y atropelladas
AYÚDAME, SEÑOR
A vivir comprometido pero sin ansiedad
A caminar ligero, pero sin prisas
A trabajar con empeño, pero sin nervios
A soñar con un futuro mejor
sin olvidar que puedo superar el presente
AYÚDAME, SEÑOR
A confiar en tu mano providente
A no tener miedo al mañana que me aguarda
Contigo, Señor, me basta. Amén
Javier Leoz


20 de febrero de 2011 - TO - DOMINGO VII - Ciclo A
"...sean perfectos como es perfecto el Padre que está en el cielo."

PRIMERA LECTURA
Lectura del libro del Levítico 19, 1-2. 17-18

El Señor dijo a Moisés:
Habla en estos términos a toda la comunidad de Israel:
Ustedes serán santos, porque Yo, el Señor su Dios, soy santo.
No odiarás a tu hermano en tu corazón; deberás reprenderlo convenientemente, para no cargar con un pecado a causa de él.
No serás vengativo con tus compatriotas ni les guardarás rencor.
Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
Yo soy el Señor.
Palabra de Dios.

SALMO Sal 102, 1-2. 3-4. 8 y 10. 12-13 (R.: 8a)
R. El Señor es bondadoso y compasivo.

Bendice al Señor, alma mía,
que todo mi ser bendiga a su santo Nombre;
bendice al Señor, alma mía,
y nunca olvides sus beneficios. R.

Él perdona todas tus culpas
y cura todas tus dolencias;
rescata tu vida del sepulcro,
te corona de amor y de ternura. R.

El Señor es bondadoso y compasivo,
lento para enojarse y de gran misericordia;
no nos trata según nuestros pecados
ni nos paga conforme a nuestras culpas. R.

Cuanto dista el oriente del occidente,
así aparta de nosotros nuestros pecados.
Como un padre cariñoso con sus hijos,
así es cariñoso el Señor con sus fieles. R.

SEGUNDA LECTURA
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo
a los cristianos de Corinto 3, 16-23

Hermanos:
¿No saben que ustedes son templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en ustedes? Si alguno destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él. Porque el templo de Dios es sagrado, y ustedes son ese templo.
¡Que nadie se engañe! Si alguno de ustedes se tiene por sabio en este mundo, que se haga insensato para ser realmente sabio. Porque la sabiduría de este mundo es locura delante de Dios. En efecto, dice la Escritura: «Él sorprende a los sabios en su propia astucia», y además: «El Señor conoce los razonamientos de los sabios y sabe que son vanos».
En consecuencia, que nadie se gloríe en los hombres, porque todo les pertenece a ustedes: Pablo, Apolo o Cefas, el mundo, la vida, la muerte, el presente o el futuro. Todo es de ustedes, pero ustedes son de Cristo y Cristo es de Dios.
Palabra de Dios.

EVANGELIO
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 5, 38-48

Jesús, dijo a sus discípulos:
Ustedes han oído que se dijo: «Ojo por ojo y diente por diente». Pero Yo les digo que no hagan frente al que les hace mal: al contrario, si alguien te da una bofetada en la mejilla derecha, preséntale también la otra. Al que quiere hacerte un juicio para quitarte la túnica, déjale también el manto; y si te exige que lo acompañes un kilómetro, camina dos con él.
Da al que te pide, y no le vuelvas la espalda al que quiere pedirte algo prestado.
Ustedes han oído que se dijo: «Amarás a tu prójimo» y odiarás a tu enemigo. Pero Yo les digo: Amen a sus enemigos, rueguen por sus perseguidores; así serán hijos del Padre que está en el cielo, porque Él hace salir el sol sobre malos y buenos y hace caer la lluvia sobre justos e injustos.
Si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué recompensa merecen? ¿No hacen lo mismo los publicanos? Y si saludan solamente a sus hermanos, ¿qué hacen de extraordinario? ¿No hacen lo mismo los paganos?
Por lo tanto, sean perfectos como es perfecto el Padre que está en el cielo.
Palabra del Señor.

Para reflexionar

• Si bien está aparentemente abolida la ley del ojo por ojo y diente por diente, lo humanamente razonable, y que vivimos día a día, es pagar con la misma moneda. El que las hace, las paga… con otros términos más elaborados ahí encontramos el fundamento del derecho o de nuestra tantas veces discutible justicia. Sin embargo esta racionabilidad jurídica no ha evitado, situaciones de violencia, de guerra, carrera de armamentos, crímenes, violaciones e injusticias a troche y moche.
• Con lo civilizado y razonable convive la tan buscada justicia con toda clase de iniquidades y atropellos. Con nuestra razonable y prudente manera de actuar descubrimos que las enemistades se multiplican, los odios se acentúan y los mecanismos de solución son un placebo que nos llevan a un callejón sin salida. Quizás debemos empezar a pensar y a optar no tan razonablemente y más evangélicamente. Amar al enemigo es salirse de la razonable prudencia humana, para entrar en el ámbito de la prudencia de Cristo que es la única que puede cambiar los corazones.
X X X
• La "ley de santidad" del Levítico trata de modelar el orden de la vida de los hombres a partir de la santidad de Dios. De ahí que sea una exigencia radical del mundo mismo para ser verdaderamente lo que es o está llamado a ser. La ley se dirige al pueblo de Dios en el mundo, para enseñarle el camino de acceso a la santidad de Dios o a la plena realización de sí mismo.
X X X
• Llegando al final de la carta. Pablo presenta una de las grandes novedades del cristianismo: El verdadero templo de Dios es la propia comunidad cristiana construido por cada cristiano habitado por el Espíritu. El cristiano trabaja y vive ya en este Templo que es eterno, y debe dejar atrás lo que es secundario: el cristiano es de Cristo, y Cristo es de Dios. Esto exige que nuestra fe se sitúe por encima de toda sabiduría según el mundo, para vivir nuestra vida nueva en Cristo.
X X X
• Seguimos escuchando la enseñanza de Jesús en su Sermón de la Montaña. El Maestro de Nazaret sigue profundizando en la ley promulgada en el Antiguo testamento, proponiéndonos las características del obrar cristiano.
• La ley del talión no era una ley "bárbara", sino una norma que ponía límite al afán desmesurado de venganza innato en el hombre. La reparación debe ser proporcional a la ofensa y no puede llevarse más allá: ojo por ojo, diente por diente.
• En cambio, el discípulo de Jesús no puede contentarse con este rasero: "Yo, en cambio, les digo: No hagan frente al que los agravia; a quien te pide, dale...". El discípulo de Jesús debe arrancar de su corazón el sentimiento de venganza y debe estar dispuesto a hacer más de lo que está estrictamente obligado en razón del mandamiento del amor que Jesús pondrá como síntesis de toda la ley y palabras de los profetas.
• El mandamiento del amor al prójimo no era desconocido en el Antiguo Testamento. De hecho no era posible pensar que se podía amar a Dios sin interesarse por el prójimo (primera lectura). En el libro de los Proverbios se encuentra una afirmación que Jesús parece que repetir casi las mismas palabras: "Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer pan, y si tiene sed, dale agua para beber ... y el Señor te recompensará "(Pr 25,21-22)
• El mandamiento de Jesús es paradojal en su formulación, en su contenido y en su fuerte exigencia. El mandamiento de Jesús es nuevo y revolucionario por su universalismo, su extensión en sentido horizontal: no conoce restricciones de ningún tipo, de tal modo que no tiene en cuenta las excepciones de fronteras, de raza, de religión, pero se dirige al hombre en la unidad y la igualdad de su naturaleza.
• Es nuevo por la magnitud, por la intensidad por su extensión vertical. La medida viene dada por el modelo que se nos presenta: "les doy un mandamiento nuevo: Ámense los unos a los otros como yo os he amado, así os améis unos a otros " (Jn 13,34). La medida de nuestro amor al prójimo es el amor que Cristo tiene por nosotros, y de hecho el amor mismo que el Padre tiene por Cristo, porque "Como el Padre me ha amado, así os he amado" (Jn 15,9). Dios es amor (1 Jn 4:16) y esto se manifiesta en su amor: él nos amó primero y envió a su Hijo para expiar nuestros pecados (1 Jn 4:10)
• Es nuevo el motivo que Jesús nos da: amar desde el amor de Dios, con amor puro y desinteresado, sin sombra de recompensa. Amarse los unos a los otros como hermanos, con un amor que busca el bien de la persona amada, no nuestro propio bien. Amar como Dios, que si no se ve el bien en la persona que ama lo crea en ella amándola.
• Es nuevo porque Cristo lo eleva al nivel del mismo amor de Dios. Si la concepción judía que aparece en el levítico lleva a creer que el amor se pone en pie de igualdad con otros mandamientos la visión cristiana le da un lugar central, único. En el Nuevo Testamento, el amor al prójimo está indisociablemente vinculado con el precepto del amor de Dios.
• El discípulo debe llegar, incluso, a amar a los enemigos. Jesús lleva la Ley a su perfección: el "prójimo" que debemos amar son todos los hombres, sin excepción. Jesús nos da ejemplo de lo que nos invita a vivir rezando por sus ejecutores.
• Los enemigos no son sólo aquellos que nos odian y nos duele, aquellos con los que tenemos conflictos irreconciliables, sino también aquellos que son diferentes de mí, que no tienen mis gustos, mis ideas, no comparten mis puntos de vista, mis esquemas. Aquellos con quienes se da incompatibilidad de carácter, de mentalidad, de temperamento, a quienes nos podemos "aguantar". Los que están siempre en contra mía, con hostilidad, que critican de forma inexorable todas mis iniciativas, mis ideas, que no me dejan pasar una. Son las personas que tienen el poder sacar lo peor de mi, que me hacen perder el tiempo con pavadas, que me cuentan minuciosamente cosas que sólo a ellos le importan, que no respetan mi tiempo, mis obligaciones, mi cansancio. Enemigos son los desleales, de doble cara por vocación, que se me muestran confiables y amigables, y después dan una puñalada por la espalda, que dicen una cosa, piensan otra y hacen otra diferente a las anteriores. Los que gozan poniéndome en ridículo.
• El discípulo por un amor que trata de reproducir el de Dios es que se crea para los “enemigos” la ocasión del encuentro y la apertura rompiendo el círculo y reinventando la hospitalidad, desafiando la indiferencia y la intolerancia. Son perfectos como es perfecto el Padre que está en el cielo. Jesús llama a sus seguidores a reproducir la manera de ser y existir propia de Dios, su manera de pensar y sentir, sobre todo, su amor. La perfección evangélica poco tiene que ver con aquella perfección humana a la que estamos acostumbrados. La perfección cristiana solamente puede entenderse bien desde el punto de vista del amor, que es la manera de ser de Dios. De lo contrario, resulta un ideal de virtud, que puede ser griego, estoico, budista, filantrópico pero no el de Jesús.
• Sean perfectos quiere decir, sean misericordiosos como lo es el Padre de todos que está en el cielo. En labios de Jesús la palabra misericordia significa amor gratuito, desbordante, generoso. La perfección evangélica es plenitud en el amor.
• Jesús apunta al amor a los enemigos, como el horizonte del amor cristiano, a semejanza del amor de Dios, que nos quiere siendo pecadores. El horizonte del amor de Dios a los pecadores, que es horizonte de salvación, debe ser el horizonte del amor cristiano, un amor que rescata, que salva. Por eso el amor al enemigo no puede entenderse como complicidad con él ni como aceptación del mal. Amar al enemigo es querer y buscar su bien, que deje de ser enemigo, y que vuelva al amor de los hermanos
• Vivir el Reino implica cambiar el modo de convivencia y valorizar el encuentro. La amistad, el amor no sólo es dar, sino recibir con el mismo compromiso. No basta con amar a nuestro prójimo desde Dios, debe dejarnos amar si no queremos renunciar al la respuesta de Dios
• Como Iglesia debemos dar testimonio eficaz y cálido de este amor. Cuantas veces en nombre de la religión y de Cristo, los cristianos vivimos divididos. El orgullo, la terquedad, el desprecio y la falta de caridad han caracterizado a las disputas teológicas, pastorales y litúrgicas. Los presuntos enemigos de Dios y de la Iglesia se han combatido con armas y odio. Si bien hoy la Iglesia comienza a superar muchas de estas limitaciones, es preciso seguir trabajándolas desde adentro. No se trata de mirar no tanto lo que divide, sino ante todo, lo que nos une. No podemos condenar a priori a todo aquel que no cree lo mismo que nosotros sin asomarnos a descubrir aquellos valores humanos y religiosos auténticos que nos permitan entrar en diálogo.
• El verdadero testimonio de vida de fe se da en un amor que es capaz de superar cualquier división.

Repitamos y vivamos hoy la Palabra
…Abba, Padre…
Para la lectura espiritual
…”Si alguien nos dice: «No matar», la cosa no nos inquieta demasiado. ¿Cuántas veces tenemos ocasión de matar? Estamos acostumbrados a interpretar la falta de oportunidades (y nuestra falta de valor) como virtudes, e incluso nos hacemos ilusiones al respecto. Decimos, en efecto: «No he matado. Al menos en este punto nadie puede reprocharme».
Ahora bien, Jesús, casi radiografiando nuestros mecanismos de justificación y de defensa, prosigue: «Pero yo os digo que todo el que se enfade con su hermano será llevado a juicio y condenado a muerte». Ahora el asunto se pone peligroso. Y es que aquí estamos todos implicados. ¿Quién podría decir que no alimenta ningún rencor? Y de una manera lenta, pero inevitable, empieza a faltarnos el terreno bajo los pies. Si hasta ahora habíamos creído que podríamos colocarnos en la parte de los justos frente a Dios, puesto que no habíamos cometido ningún homicidio, ahora, en cambio, hemos sido desenmascarados como asesinos, porque Jesús no parece establecer ninguna diferencia entre un asesino y el que se enfada con su propio hermano. En todo caso, ambos merecen la condena a muerte [...].
Heme aquí cogido en una desnudez total. Ya no puedo esconderme detrás de ningún mandamiento. Estoy indefenso del todo, completamente impotente, y como tal me entrego a Dios, que es el único que puede salvarme de la muerte. Mi confianza no se basa ya en la observancia de los mandamientos. El único que puede salvarme es Dios; él es quien puede liberarme de la muerte. Una cosa es cierta: la antítesis de Jesús inserta a la persona en un movimiento que no es posible esperar de ley alguna…”
H. J. Venetz, EI discurso de la montaña.

Para rezar
¡Enséñanos a orar al Padre! (fragmento)

Señor de la Vida,
enséñanos a orar al Padre.
Enséñanos a llamarlo Papá,
como tú lo hacías.
Haznos sentir su cariño cercano,
muéstranos
su rostro misericordioso
y ayúdanos a escuchar su voz
que nos invita a vivir para dar vida
y construir el Reino en la tierra.
…......
Que aprendamos a pedir perdón
por nuestras faltas,
y que aprendamos a aceptarlo
de los que pudieran ofendernos.
Arranca de raíz
nuestros prejuicios,
y la dureza del corazón
poco dispuesto a perdonar.
Empápanos de la humildad
del que se sabe en camino
y con posibilidad de equivocarse.
Que nuestra oración
no pierda la esperanza, Señor.
Que sea motor de nuestra utopía
y el lazo que nos una
a tus anhelos de Justicia,
Libertad, Paz y Vida.
Enséñamos a aprender
de la oración de los demás.
En especial
de los más pequeños y humildes.
Contagia el exceso de palabras
del silencio confiado del pobre,
tan lleno de tu sabiduría.
Muéstranos el rostro del Padre,
Jesús amigo, compañero,
amplifica su voz en nosotros,
y ayúdanos a hacer silencio
para escucharle.
Marcelo A. Murúa


13 de febrero de 2011 - TO DOMINGO VI - Ciclo A
A nadie le ordenó ser impío
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro del Eclesiástico 15, 15-20

Si quieres, puedes observar los mandamientos y cumplir fielmente lo que le agrada.
El puso ante ti el fuego y el agua: hacia lo que quieras, extenderás tu mano.
Ante los hombres están la vida y la muerte: a cada uno se le dará lo que prefiera.
Porque grande es la sabiduría del Señor, él es fuerte y poderoso, y ve todas las cosas.
Sus ojos están fijos en aquellos que lo temen y él conoce todas las obras del hombre.
A nadie le ordenó ser impío ni dio a nadie autorización para pecar.
Palabra de Dios.

SALMO Sal 118, 1-2. 4-5. 17-18. 33-34 (R.: 1b)
R. Felices los que siguen la ley del Señor.

Felices los que van por un camino intachable,
los que siguen la ley del Señor.
Felices los que cumplen sus prescripciones
y lo buscan de todo corazón. R.

Tú promulgaste tus mandamientos
para que se cumplieran íntegramente.
¡Ojalá yo me mantenga firme
en la observancia de tus preceptos! R.

Sé bueno con tu servidor,
para que yo viva y pueda cumplir tu palabra.
Abre mis ojos,
para que contemple las maravillas de tu ley. R.

Muéstrame, Señor, el camino de tus preceptos,
y yo los cumpliré a la perfección.
Instrúyeme, para que observe tu ley
y la cumpla de todo corazón. R.

SEGUNDA LECTURA
Lectura de la primera carta del apóstol San Pablo a los cristianos de Corinto 2, 6-10

Hermanos:
Es verdad que anunciamos una sabiduría entre aquellos que son personas espiritualmente maduras, pero no la sabiduría de este mundo ni la que ostentan los dominadores de este mundo, condenados a la destrucción.
Lo que anunciamos es una sabiduría de Dios, misteriosa y secreta, que él preparó para nuestra gloria antes que existiera el mundo; aquella que ninguno de los dominadores de este mundo alcanzó a conocer, porque si la hubieran conocido no habrían crucificado al Señor de la gloria.
Nosotros anunciamos, como dice la Escritura, lo que nadie vio ni oyó y ni siquiera pudo pensar, aquello que Dios preparó para los que lo aman.
Dios nos reveló todo esto por medio del Espíritu, porque el Espíritu lo penetra todo, hasta lo más íntimo de Dios.
Palabra de Dios.

EVANGELIO
X Lectura del santo Evangelio según San Mateo 5, 17-37

Jesús dijo a sus discípulos:
No piensen que vine para abolir la Ley o los Profetas: yo no he venido a abolir, sino a dar cumplimiento.
Les aseguro que no desaparecerá ni una i ni una coma de la Ley, antes que desaparezcan el cielo y la tierra, hasta que todo se realice.
El que no cumpla el más pequeño de estos mandamientos, y enseñe a los otros a hacer lo mismo, será considerado el menor en el Reino de los Cielos. En cambio, el que los cumpla y enseñe, será considerado grande en el Reino de los Cielos.
Les aseguro que si la justicia de ustedes no es superior a la de los escribas y fariseos, no entrarán en el Reino de los Cielos.
Ustedes han oído que se dijo a los antepasados: No matarás, y el que mata, debe ser llevado ante el tribunal. Pero yo les digo que todo aquel que se irrita contra su hermano, merece ser condenado por un tribunal. Y todo aquel que lo insulta, merece ser castigado por el Sanedrín. Y el que lo maldice, merece la Gehena de fuego.
Por lo tanto, si al presentar tu ofrenda en el altar, te acuerdas de que tu hermano tiene alguna queja contra ti, deja tu ofrenda ante el altar, ve a reconciliarte con tu hermano, y sólo entonces vuelve a presentar tu ofrenda.
Trata de llegar en seguida a un acuerdo con tu adversario, mientras vas caminando con él, no sea que el adversario te entregue al juez, y el juez al guardia, y te pongan preso. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último centavo.
Ustedes han oído que se dijo: No cometerás adulterio. Pero yo les digo: El que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón.
Si tu ojo derecho es para ti una ocasión de pecado, arráncalo y arrójalo lejos de ti: es preferible que se pierda uno solo de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado a la Gehena. Y si tu mano derecha es para ti una ocasión de pecado, córtala y arrójala lejos de ti: es preferible que se pierda uno solo de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado a la Gehena.
También se dijo: El que se divorcia de su mujer, debe darle una declaración de divorcio. Pero yo les digo: El que se divorcia de su mujer, excepto en caso de unión ilegal, la expone a cometer adulterio; y el que se casa con una mujer abandonada por su marido, comete adulterio.
Ustedes han oído también que se dijo a los antepasados: No jurarás falsamente, y cumplirás los juramentos hechos al Señor. Pero yo les digo que no juren de ningún modo: ni por el cielo, porque es el trono de Dios; ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la Ciudad del gran Rey. No jures tampoco por tu cabeza, porque no puedes convertir en blanco o negro uno solo de tus cabellos.
Cuando ustedes digan «sí», que sea sí, y cuando digan «no», que sea no. Todo lo que se dice de más, viene del Maligno.
Palabra del Señor.

Para reflexionar
• Frente a las leyes es fácil detectar dos actitudes opuestas o distantes: de total indiferencia o casi desprecio y la de un aferramiento pleno a la letra que funcione como una especie de recetario que diga lo que hay que hacer, de modo que una vez realizado uno pueda quedar ya tranquilo. Sin embargo el refrán “hecha la ley, hecha la trampa” siempre aparece cuando la ley es sólo observancia externa y no ha alcanzado el nivel de una adhesión interior. Cuando esto sucede, el otro refrán: cumplimiento es igual a cumplo y miento se hacen actitud de vida.
X X X
• En la disyuntiva entre fuego y agua, entre muerte y vida la primera lectura nos presenta con claridad el criterio respecto a la moral: guardar los mandatos de Dios, cumplir su voluntad. Somos libres y es esa libertad lo que da también valor a nuestra aceptación de la voluntad de Dios. Creemos que el éxito en la vida es haber sabido elegir el camino que Dios nos muestra. Él nos conoce y es más íntimo a nosotros que nosotros mismos.
X X X
• Para san Pablo la actitud de los cristianos debe ser fruto de una "sabiduría", "que no es de este mundo ni de los príncipes de este mundo". El mundo en el sentido bíblico, contrario al reino de Dios, no puede comprender el alcance de las normas contenidas en el sermón de la montaña, porque todas esas normas suponen la aceptación del designio de amor de Dios sobre los hombres, designio manifestado a través del mensaje y la vida de Jesús.
X X X
• El fragmento del sermón de la montaña que acabamos de escuchar nos ha manifestado las exigencias propias de la manera de ser cristiana, es decir, del modo de actuar de los discípulos de Cristo, que tiene que ser superior y distinto al proceder legalista de "los letrados y fariseos".
• Esta nueva manera de cumplir la Ley en su plenitud no se trata de una hermenéutica más perfecta de la letra de la Ley, sino de la interiorización de su espíritu.
• Jesús no ha venido a abolir la ley, pero a llevarla a cabo, a darle ese "plus" que la hace superar como ley y mueve a la aceptación como elección interior.
• La justicia de los escribas y fariseos se limitaba al cumplimiento de los artículos de la ley. La justicia que propone Jesús no depende del simple de eso exclusivamente, sino del hecho de que la plenitud de los tiempos, la realización más plena del hombre se realizan en Cristo. Él es el intérprete definitivo de la ley nueva, al poner de relieve las exigencias profundas de la voluntad de Dios, que él ha venido a cumplir y dar plenitud "hasta la última letra o tilde". Sin quedarse en las minucias, nos enseña que para pertenecer al "reino" hay que vivir en fidelidad y coherencia total con la voluntad de Dios. Cristo establece un nuevo criterio de evaluación moral: la intención personal.
• A través contraposiciones Jesús expone claramente la diferencia que se da entre la Ley promulgada en el Antiguo Testamento y la nueva Ley que Él ha venido a proclamar en nombre de Dios. La nueva Ley no supone la abolición o supresión de la antigua, sino una superación en la línea de la profundidad. Si la antigua Ley prohibía y castigaba sólo la acción externa, la Ley de Cristo condena la actitud interior. Principio del formulario
• El “plus” de la nueva ley pasa por el corazón que, movido por la fuerza del Espíritu, decide la actitud más verdadera y más radical. Esta es una exigencia superior a la de la ley, el "plus" con el que Cristo la completa y la lleva a la perfección. El verdadero cumplimiento de la Ley de Dios se da cuando está en juego la responsabilidad y la libertad del hombre.
• No basta no matar, es preciso no odiar. No basta no cometer adulterio, es preciso no desear la mujer de otros. No basta lavarse las manos antes de comer, hay "purificar" el interior del hombre.
• No basta levantar monumentos a los profetas, es necesario no hacerlos matar. No basta rezar sin cesar, se hace imprescindible tener fe en la bondad de Dios. No bastan los sacrificios, no sirve a nadie los actos de culto y la estricta observancia de los preceptos más insignificantes si no se pone en el primer lugar de la propia vida moral la justicia, la misericordia y la fe.
• La ley viene impuesta al hombre desde el exterior. Jesús no se limitó a una espiritualización de la ley, Él apunta a la voluntad, al corazón. Lo "nuevo" que aporta Cristo es un más que no depende solo del cumplimiento sino de la motivación del corazón del que brotan nuestras acciones. El “plus” está en Cristo que no sólo dice: “pero yo les digo” sino que lleva la delantera con su ejemplo amando a los enemigos, soportando el sufrimiento y la persecución, sirviendo como expresión concreta del amor. Se adelanta y se convierte para en modelo de la fuerza de la ley, que posee la ley suprema e interior del amor que nos viene como don del Espíritu Santo.
• Las palabras de Jesús invitan al cristiano a algo “más”, un “más” en convivencia entre los hombres. No basta no matar el hermano, es imprescindible respetarlo, tomarlo en serio, no sentirse superior a él. Se puede matar con las palabras, con un juicio duro, con una actitud despectiva. Se puede matar el hermano relegándolo al aislamiento y a la marginación, apagando su entusiasmo y sus proyectos de bien, no permitiéndole de expresarse libremente. Los marginados, los ancianos, los débiles mentales, "los excluidos" son asesinados por nuestro cruel desinterés, por nuestro aislamiento, por nuestro dedo levantado... No se puede cumplir con Dios si el hermano es deshonrado, porque Dios vive cada hermano que nos encontramos, especialmente en los más pobres, en los pequeños, en los humildes, en los despreciados.
• Un “plus” en el amor y en la sinceridad. El amor del hombre y la mujer no son simplemente el deseo y búsqueda egoísta de su satisfacción. El amor es querer el bien de amado, es encuentro libre y liberador. Un amor verdadero se arraiga en la totalidad de la persona, se inscribe en la única corriente de amor que es Dios, un amor que dona al hijo: un regalo total, porque Cristo ha dado su vida por nosotros; un amor que "ha prometido estar presente en aquellos que lo aman y en los corazones rectos y sinceros que conservan su palabra". El amor en matrimonio o es así o no es nada. Total, hasta sacrificarse completamente.
• Cristo da un “plus” a la ley judía que prohíbe la mentira dándole fuerza a la palabra y haciendo inútil el juramento. Las palabras están hechas para que sean puertos de conocimiento que nos permitan dan a conocer a los demás nuestros pensamientos, sentimientos, valores… nuestra interioridad. Engañar a los demás es no entender el signo de la palabra, convirtiéndola en un medio de la división y la confusión en vez de la claridad y la comunión.
• Jesús nos pide una fe encarnada, una fe que se refleje en las actitudes individuales y colectivas, en las relaciones sociales, una fe que se refleje en el trabajo, en el sentido de la justicia, en el compromiso con los débiles, en el respeto al hombre, en la capacidad de diálogo y de comprensión, en la expulsión de la intolerancia, del insulto, de la agresividad, en la apertura a un amor centrado en Dios, capaz de resistir el desgaste del tiempo y de la desilusión.
• Esta manera de creer es la sabiduría más alta, la sabiduría que no es de este mundo, como nos dice san Pablo. Como cristianos, estamos llamados a compartir y anunciar esta sabiduría del evangelio, en la que todos los hombres somos una sola familia en un solo mundo. Lo demás son pretextos, excusas, formalismos legales, pero inmorales. Una fe arraigada en la vida que sea capaz de iluminar al mundo dándole sentido y llevándolo a experimentar que es posible que el hombre deje de ser enemigo del hombre para convertirse en hermano.

Para repetir

…Que venga tu Reino Señor…

Para la lectura espiritual

La Ley enraizada en nuestros corazones
En la Ley hay preceptos naturales que nos dan ya la santidad; incluso antes de dar Dios la Ley a Moisés, había hombres que observaban estos preceptos y quedaron justificados por su fe y fueron agradables a Dios. El Señor no abolió estos preceptos sino que los extendió y les dio plenitud. Eso es de lo que nos dan prueba sus palabras: «Se dijo a los antiguos: no cometerás adulterio. Pues yo os digo: el que mira a una mujer casada deseándola, ya ha sido adúltero con ella en su interior.» Y también: «se dijo: no matarás. Pero yo os digo: todo el que esté peleado con su hermano sin motivo tendrá que comparecer ante el tribunal» (Mt 5,21s)... Y así todo lo que sigue. Todos estos preceptos no implican ni la contradicción ni la abolición de los precedentes, sino su cumplimiento y extensión. Tal como el mismo Señor dice: «Si no sois mejores que los letrados y fariseos, no entraréis en el Reino de los Cielos (Mt, 5,20).
¿En qué consiste este ir más allá? Primeramente en creer no sólo en el Padre, sino también en el Hijo manifestado en lo sucesivo, porque él es quien conduce al hombre a la comunión y unión con Dios. Después, en no tan sólo decir, sino en hacer –porque «dicen pero no hacen» (Mt 23,3)- y guardarse, no sólo de cometer actos malos, sino también de desearlos. Con estas enseñanzas, él no contradecía a la Ley, sino que la llevaba a su cumplimiento, a su plenitud y ponía en nosotros la raíz de las prescripciones de la Ley... Prescribir, no sólo de abstenerse de los actos prohibidos por la Ley, sino incluso de su deseo, no es de alguien que contradice y adolece la Ley, sino el hecho de quien la cumple y extiende.
San Ireneo de Lión (hacia 130-hacia 208), obispo, teólogo y mártir - Contra las herejías IV, 13,3

Para rezar
Padre Nuestro Misionero

Padre nuestro que estás en el cielo
Creemos ¡oh Dios! que eres nuestro Padre porque nos lo ha revelado Jesús.
Pero hay una multitud de hombres que todavía ignoran el amor de tu corazón paternal y no saben rezarte la oración que tu mismo Hijo nos enseñó.
Santificado sea tu nombre
Padre, en tu nombre está encerrado el mensaje de tu amor y la historia de nuestra salvación. Anunciando a los pueblos tu paternidad, la Iglesia misionera te hace conocer a Ti y a tu enviado Jesucristo.
Venga a nosotros tu Reino
Porque sólo en tu Reino, llegamos a ser hijos tuyos y hermanos entre nosotros.
Tu Reino de paz, de fe y caridad implantan los misioneros en el corazón de la humanidad.
Hágase tu voluntad
Conocerte a Ti, reconocerte en Cristo y amarte en el Espíritu Santo es tu voluntad.
Sálvanos, Padre, para que podamos salvar a nuestros hermanos y se cumpla así el deseo de tu hijo: "que haya un sólo rebaño y un sólo pastor".
Danos hoy nuestro pan de cada día
"No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios" y este pan de tu palabra el mundo lo reclama. Envía predicadores de tu Evangelio para saciar a la multitud hambrienta y sedienta de justicia y amor.
Perdona nuestras ofensas
Porque hemos pensado poco en nuestro deber de llevar a los que no te conocen la fe que recibimos gratuitamente. Perdónanos, Señor, porque no comprendemos todavía, la grandeza de la misericordia hacia los más necesitados.
No nos dejes caer en la tentación
En la tentación de escandalizarnos, ni de desconfiar de tu providencia amorosa ante aquellos que o creen, después de dos mil años de la muerte en la cruz de tu Hijo por nosotros.
Líbranos del mal
Del mal de ser insensibles a las necesidades de los que aún no te conocen. De este mal de la indiferencia, líbranos, Señor.
Amén.


6 de febrero de 2011- TO - DOMINGO V - Ciclo A





"Ustedes son la sal de la tierra..."
"Ustedes son la luz del mundo..."

PRIMERA LECTURA
Lectura del libro del profeta Isaías 58, 7-10

Así habla el Señor:
Compartir tu pan con el hambriento y albergar a los pobres sin techo; cubrir al que veas desnudo y no despreocuparte de tu propia carne.
Entonces despuntará tu luz como la aurora y tu llaga no tardará en cicatrizar; delante de ti avanzará tu justicia y detrás de ti irá la gloria del Señor.
Entonces llamarás, y el Señor responderá; pedirás auxilio, y él dirá: «¡Aquí estoy!»
Si eliminas de ti todos los yugos, el gesto amenazador y la palabra maligna; si ofreces tu pan al hambriento y sacias al que vive en la penuria, tu luz se alzará en las tinieblas y tu oscuridad será como el mediodía.
Palabra de Dios.

SALMO Sal 111, 4. 5. 6-7. 8a-9 (R.: 4a)
R. Para los buenos brilla una luz en las tinieblas.

Para los buenos brilla una luz en las tinieblas:
es el Bondadoso, el Compasivo y el Justo.
Dichoso el que se compadece y da prestado,
y administra sus negocios con rectitud. R.

El justo no vacilará jamás,
su recuerdo permanecerá para siempre.
No tendrá que temer malas noticias:
su corazón está firme, confiado en el Señor. R.

Su ánimo está seguro, y no temerá.
El da abundantemente a los pobres:
su generosidad permanecerá para siempre,
y alzará su frente con dignidad. R.


SEGUNDA LECTURA
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo
a los cristianos de Corinto 2, 1-5

Hermanos, cuando los visité para anunciarles el misterio de Dios, no llegué con el prestigio de la elocuencia o de la sabiduría. Al contrario, no quise saber nada, fuera de Jesucristo, y Jesucristo crucificado.
Por eso, me presenté ante ustedes débil, temeroso y vacilante.
Mi palabra y mi predicación no tenían nada de la argumentación persuasiva de la sabiduría humana, sino que era demostración del poder del Espíritu, para que ustedes no basaran su fe en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios.
Palabra de Dios.

EVANGELIO
X Lectura del santo Evangelio según san Mateo 5, 13-16

Jesús dijo a sus discípulos:
« Ustedes son la sal de la tierra. Pero si la sal pierde su sabor, ¿con qué se la volverá a salar? Ya no sirve para nada, sino para ser tirada y pisada por los hombres.
Ustedes son la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad situada en la cima de una montaña. Y no se enciende una lámpara para meterla debajo de un cajón, sino que se la pone sobre el candelero para que ilumine a todos los que están en la casa.
Así debe brillar ante los ojos de los hombres la luz que hay en ustedes, a fin de que ellos vean sus buenas obras y glorifiquen al Padre que está en el cielo.»
Palabra del Señor.

Para reflexionar
• Los hambrientos del mundo se cuentan por cientos de millones; y van siempre en aumento. Así manda la férrea lógica de un sistema económico inhumano que recoge riquezas cada vez más grandes en la casa de quién es astuto y empuja inexorablemente a quien tiene menores posibilidades no pocas veces a la miseria.
• El malestar es muy grande cuando echamos una mirada sobre la carta geográfica del hambre, la miseria y el desamparo y descubrimos que los países “tradicionalmente cristianos” también están en la orilla de la riqueza y la opulencia de algunos pocos mirando de reojo y poniendo pantallas al paisaje no grato de la miseria. Basta con ver algunas revistas copiadas del viejo mundo que se regodean con el lujo y la ostentación de algunos, como si esa fuera la realidad.
• Pantalla de cartón pintado que no alcanza a filtrar la situación angustiosa de gran parte de la sociedad. Para disimular la realidad se trata de explicar la pobreza del tercer mundo y la geografía del subdesarrollo hablando de rechazo de la técnica, de vagancia congénita e irremediable, situaciones culturales, reglas de comercio internacional, etc, etc..
• En esta civilización, como a muchos les gustaba llamar, “occidental y cristiana”, no se puede evitar la pregunta de si también nosotros cristianos no estamos mirando el evangelio con un solo ojo.
• Sigue siendo un interrogante si la luz de Cristo alumbra aún este "mundo" o no, de cara a un "mundo nuevo" hacia el cual debemos avanzar como en un éxodo.
X X X
• Isaías enseña a su comunidad que la religión no está tanto en las prácticas religiosas cuanto en la obra de justicia con el pobre y desamparado. Dios está en el oprimido y el que necesita ayuda para realizarse como persona. Allí se lo encuentra. El que promueve al hombre es luz de Dios en el mundo.
X X X
• Pablo opone al prestigio de una palabra y de una sabiduría humanas la palabra y la sabiduría que vienen de Dios. Su predicación es más bien una demostración del poder del espíritu que viene de Dios y requiere en consecuencia una adhesión de otro orden: la del espíritu.
X X X
• El pasaje de este domingo se encuentra en el contexto de las bienaventuranzas. Jesús habla a la muchedumbre desde una montaña. Acaba de proclamar un estilo de vida tan nuevo como embarazoso. Y lo hace con autoridad, es el mesías, el salvador, por él se realiza la nueva y definitiva alianza con Dios.
• La enseñanza del Reino, planteada como alternativa distinta a la existente, está caracterizada por la paternidad de Dios, la fraternidad de sus hijos, y por el lugar preeminente que tienen los más débiles y pequeños.
• Jesús ha proclamado quienes son los felices, los bienaventurados, pero también les dice que no lo son sólo para ellos mismos, sino también respecto del mundo. El discípulo, portador del don de Dios, no puede limitarse a gozarlo y vivirlo sólo él. Debe alumbrar y dar sabor al mundo.
• La opción por el reino no aleja al creyente de este mundo y de esta historia. Los creyentes no están en un mundo aparte del de los hombres normales ni están llamados a distanciarse del hombre de la calle, de las luchas y esfuerzos cotidianos y de los acontecimientos ordinarios de esta historia.
• Jesús, con dos imágenes sencillas y comprensibles por todos, nos indica que la opción cristiana es existencial, no geográfica ni sociológica. Los cristianos no somos seres aparte, el mundo de los cristianos no es otro mundo, la historia de la salvación no es otra historia. Muy por el contrario la fe hace que por los creyentes este mundo y esta historia queden sazonados e iluminados por el amor gratuito de Dios y la respuesta de la fe.
• La sal no sirve para nada si no se disuelve en los alimentos. La luz es inútil si se la tapa o esconde.
• Jesús completa la imagen llamando a las buenas obras, y la primera lectura lo subraya. El pueblo judío preocupado por la práctica exterior e irreprochable de culto, empieza a reconstruir el templo destruido, pero Dios le recuerda que, más del esplendor del culto, lo que más le agrada es que den hospedaje a los sin techo, que sean capaces de compartir el pan con el hambriento, así: “tu luz surgirá como la aurora”. No basta rogar y ayunar. La oración y el ayuno deben estar unidos a la acción «para hacer brillar entre las tinieblas la luz». La abstinencia de los alimentos importa poco, si no es para alimentar hambriento.
• El discípulo será en concreto “sal en la tierra y luz del mundo”, cuando los hombres “vean sus buenas obras y glorifiquen a su padre que está en los cielos”. No son las palabras las que demuestran la venida del Reino de Dios, sino el compromiso en la realidad del mundo para que pueda realizarse según el proyecto de Dios.
• El discípulo debe ser sal, se debe disolver, penetrar profundamente en el mundo conducido por Cristo para darle el sabor nuevo, el fermento de salvación. El discípulo debe ser luz que ilumine desde el resucitado el sentido de la vida.
• En el Bautismo el sacerdote entrega al padre del bautizado un cirio encendida del cirio pascual que ardió por primera vez en semana santa. Cristo resucitado es la “luz”. El bautizado es el «iluminado» que se inserta en la muerte de Cristo para vivir su resurrección. Vivir en la luz es un compromiso que le espera: el espíritu lo "mueve", lo "arrastra". Las "acciones luminosas del bautizado" son acciones del espíritu; y en él no hay lugar para el orgullo y soberbia personal.
• El Evangelio también habla de sal insulsa que no sirve para otra cosa sino para ser tirada y pisoteado por los hombres. Se habla de luz oculta. Es una invitación a probar la calidad de nuestra vida de cristianos de este tiempo, y a ver nuestra transparencia para que pase la luz del Evangelio. La concreción de Isaías no nos permite jugar con la palabra de Dios.
• La comunidad cristiana corre el riesgo de esconder bajo oscuras pantallas la luz de Cristo. La no conciencia de la solidaridad hecha testimonio, el desinterés como una expresión visible y comunitaria de nuestra fe, la política de lavarse las manos en los hechos en que no se juegan nuestros intereses, la culpable ingenuidad en defensa del “siempre se hizo así” impiden a nuestras comunidades no ser luz.
• Pero la reflexión debe convertirse acción, con sabiduría y eficacia, para no destruir nada válido, para hacer entre las semillas de bien que están presentes y que esperan un buen terreno, un cultivo ágil y seguro con la ayuda decisiva de Dios.
• Una de las tareas más urgentes de la Iglesia es conseguir que la fe llegue a los hombres como «buena noticia». La Iglesia nos llama a vivir nuestra fe discipular en misión.
• Durante mucho tiempo hemos entendido la evangelización, la catequesis, el anuncio cristiano como una tarea casi exclusivamente doctrinal. Evangelizar era llevar la doctrina de Jesucristo a aquellos que la conocen insuficientemente o todavía no la conocen. Caímos, llevados por la costumbre, en la excesiva preocupación de una enseñanza religiosa y la propagación del cristianismo en contra a otras ideologías y corrientes de opinión. Buscamos hombres y mujeres bien formados, que conozcan perfectamente el mensaje cristiano y lo puedan trasmitir de manera apropiada. Pusimos muchos esfuerzos en tratar de mejorar nuestras técnicas y estructuras de pastoral. Si bien, todo esto es necesario y muy importante, porque la evangelización implica anunciar el mensaje de Jesucristo, no es esto lo único ni lo más decisivo.
• Por la vida buena, por las buenas obras los demás descubren nuestra vida de fe y desde ese descubrimiento pueden llegar a conocer la existencia de un Dios Padre. Por medio de creyentes llenos del Espíritu que viven la realidad de un modo nuevo los demás descubren la importancia y valor de la fe.
• Gracias a creyentes comprometidos con la justicia, la verdad, el amor; compasivos y solidarios, los hombres llegarán a descubrir que existe Dios y que Dios es Padre.

Para discernir
• ¿De qué modo influye nuestra vida de fe en la vida de los que nos rodean?
• ¿Somos conscientes de nuestra responsabilidad con el mundo y los hombres que en él habitan?
• ¿Vivimos con alegría el llamado a ser sal y luz del mundo?

Para repetir
…Camino confiando en Vos Señor…
Para la lectura espiritual
« Alumbre así vuestra luz a los hombres »
Los cristianos son, para los demás, para los hombres todos del mundo entero, como la luz. Si somos cristianos debemos asemejarnos a Cristo. Si aprendéis el arte de la deferencia, cada día os asemejaréis más y más a Cristo cuyo corazón era humilde y estaba siempre atento a las necesidades de los hombres. Una santidad grande empieza por esa atención a los demás; nuestra vocación, si queremos que sea bella, debe estar del todo llena de esa atención. Allí por donde ha pasado Jesús, ha hecho el bien. Y la Virgen María, en Caná sólo ha pensado en las necesidades de los demás y en comunicarlas a Jesús.
Un cristiano es un tabernáculo del Dios vivo. Él me ha creado, me ha escogido, ha venido a habitarme, porque tenía necesidad de mí. Ahora que habéis aprendido cuánto os ama Dios ¿hay algo que sea más natural para vosotras que pasar el resto de la vida en irradiar este amor? Ser verdaderamente cristiano es acoger plenamente a Cristo y llegar a ser otro Cristo. Es amar como somos amados, como Cristo nos ha amado en la cruz.
Madre Teresa de Calcuta (1910-1997), fundadora de las Hermanas Misioneras de la Caridad
- El gozo del don

Para rezar
Señor Jesucristo,
conserva a estos jóvenes en tu amor.
Haz que oigan tu voz y crean en lo que dices,
porque sólo tú tienes palabras de vida eterna.
Enséñales cómo profesar su fe,
cómo dar su amor,
cómo comunicar su esperanza a los demás.
Hazlos testigos convincentes de tu Evangelio,
en un mundo que tanto necesita de tu gracia que salva.
Haz de ellos el nuevo pueblo de las Bienaventuranzas,
para que sean la sal de la tierra y la luz del mundo
al inicio del tercer milenio cristiano.
María, Madre de la Iglesia,
protege y guía a estos muchachos y muchachas del siglo XXI.
Abrázalos a todos en tu corazón materno. Amén.
HOMILÍA DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II - Toronto, Parque Downsview,domingo 28 de julio de 2002 - "Vosotros sois la sal de la tierra... Vosotros sois la luz del mundo" (Mt 5, 13-14).


30 de enero de 2011 - TO - DOMINGO IV - Ciclo A

Bienaventurados los pobres
PRIMERA LECTURA
Lectura de la profecía de Sofonías 2, 3; 3, 12-13

Busquen al Señor, ustedes, todos los humildes de la tierra, los que ponen en práctica sus decretos. Busquen la justicia, busquen la humildad, tal vez así estarán protegidos en el Día de la ira del Señor.
Yo dejaré en medio de ti a un pueblo pobre y humilde, que se refugiará en el nombre del Señor. El resto de Israel no cometerá injusticias ni hablará falsamente; y no se encontrarán en su boca palabras engañosas. Ellos pacerán y descansarán sin que nadie los perturbe.
Palabra de Dios.

SALMO Sal 145, 6c-7. 8abc y 9a. 9b y 8d-10 (R.: Mt 5, 3)
R. Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.

El Señor mantiene su fidelidad para siempre,
hace justicia a los oprimidos
y da pan a los hambrientos.
El Señor libera a los cautivos. R.

El Señor abre los ojos de los ciegos
y endereza a los que están encorvados.
El Señor ama a los justos.
El Señor protege a los extranjeros. R.

Sustenta al huérfano y a la viuda;
y entorpece el camino de los malvados.
El Señor reina eternamente,
reina tu Dios, Sión,
a lo largo de las generaciones. R.

SEGUNDA LECTURA
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto 1, 26-31

Hermanos, tengan en cuenta quiénes son los que han sido llamados: no hay entre ustedes muchos sabios, hablando humanamente, ni son muchos los poderosos ni los nobles.
Al contrario, Dios eligió lo que el mundo tiene por necio, para confundir a los sabios; lo que el mundo tiene por débil, para confundir a los fuertes; lo que es vil y despreciable y lo que no vale nada, para aniquilar a lo que vale. Así, nadie podrá gloriarse delante de Dios.
Por él, ustedes están unidos a Cristo Jesús, que por disposición de Dios, se convirtió para nosotros en sabiduría y justicia, en santificación y redención, a fin de que, como está escrito: El que se gloría, que se gloríe en el Señor.
Palabra de Dios.

EVANGELIO
XLectura del santo Evangelio según San Mateo 5, 1-12a

Al ver a la multitud, Jesús subió a la montaña, se sentó, y sus discípulos se acercaron a él.
Entonces tomó la palabra y comenzó a enseñarles, diciendo:
«Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el
Reino de los Cielos.
Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia.
Felices los afligidos, porque serán consolados.
Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados.
Felices los misericordiosos, porque obtendrán misericordia.
Felices los que tienen el corazón puro, porque verán a Dios.
Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios.
Felices los que son perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.
Felices ustedes, cuando sean insultados y perseguidos, y cuando se los calumnie en toda forma a causa de mí.
Alégrense y regocíjense entonces, porque ustedes tendrán una gran recompensa en el cielo.»
Palabra del Señor.

Para reflexionar

• No es fácil ser feliz. Sentirse feliz significa sentirse realizado como hombre, vivir intensamente la vida; sentirse uno mismo, persona que ocupa su propio lugar en la historia.
• La felicidad no se logra de cualquier manera. No basta conseguir lo que uno busca. No alcanza con satisfacer los deseos. Cuando se consigue lo que se quiere, se descubre que se empieza de nuevo a buscar como ser felices.
• Hoy, la felicidad ha sido sustituida por el placer, la comodidad y el bienestar. Pero ninguna de estas realidades consigue dar al hombre de hoy el gozo, la libertad, la experiencia de plenitud.
• Si bien sabemos y decimos que el dinero no hace la felicidad, la sociedad nos grita que sin dinero, sin mucho dinero, no hay manera de ser feliz. Ganar dinero pasó a ser no solamente una meta, sino también una obsesión colectiva. Pero esa felicidad que proporciona la riqueza, y al precio que la proporciona, no tiene nada que ver con la auténtica felicidad humana.
• Condicionar el ser feliz a la riqueza, es admitir que fatalmente será el privilegio de unos pocos, y a la vez será aceptar con resignación que la mayoría de la humanidad nunca alcanzará la felicidad.
• Las perspectivas que se ofrecen como modo de felicidad se reducen a pasarla bien superficialmente, con un afán de exprimir la vida que se escapa a cualquier precio.
X X X
• Sofonías preveía la destrucción de Jerusalén y la deportación de los importantes del pueblo. Sólo un pueblo humilde y pobre permanecerá en la tierra prometida y podrá buscar refugio en el nombre del Señor y no en las potencias extranjeras del Norte o el Sur, ni en su fuerza o riqueza. El "resto de Israel" lo formarán los humildes, los que ponen su confianza en Dios. El profeta Sofonías invita al pueblo de Israel a la moderación, la pobreza, la humildad, la honradez, la búsqueda de la paz y la verdad. Dios no aprecia a los ricos y pagados de sí mismos, a los que confían en sus propias fuerzas.
X X X
• Las comunidad cristiana de Corinto fundada por Pablo por el año 51, y muy amada por él se sentía agitada por divisiones internas. Algunos estaban demasiado engreídos como si fueran alguien ante el Señor. Pablo les recuerda que somos muy poca cosa delante el Señor y que la sabiduría cristiana no es la sabiduría del mundo sino la de Dios, la de la Caridad, la de la Cruz que escandaliza a unos y otros. Es la sabiduría del humilde, del sencillo, del que vive abierto al Espíritu. A ése es al que llama el Señor a su Reino.
X X X
• Jesús inaugura la llegada del reino e invita a seguirlo. Lo hace con la proclamación solemne de las bienaventuranzas. La enseñanza de Jesús en el evangelio se dirige expresamente a sus discípulos, es decir: a aquellos que están dispuestos no sólo a oírlo sino también a seguirlo.
• La garantía de la felicidad que propone radica en que, lo que ha proclamado en las bienaventuranzas lo ha vivido. Se ha hecho pobre, ha pasado hambre y sed, ha llorado y sufrido como nadie, ha sido perseguido y ha sido asesinado en una cruz por amor a la justicia, revela y realiza sobre la tierra la misericordia del Padre. En todas estas situaciones Jesús es el bienaventurado porque encarna perfectamente la salvación querida por Dios para el mundo y la hace posible.
• Las bienaventuranzas no son las pautas de vida del cristiano, ni el camino para seguir a Cristo; ni él mismo las presenta como tales. A Jesús no se lo sigue simplemente llorando; ni basta con ser pobres o perseguidos para ser su discípulo. No podemos entenderlas como el código de moral cristiana, o como los mandamientos de la nueva ley. Cristo dio un sólo mandato, el del amor. Tampoco son un seguro para la felicidad o la para la salvación, ni indican el camino a seguir para alcanzar la felicidad, ni son una bendición que cause la felicidad. Mucho menos son un consuelo o una anestesia contra los males del mundo. Cristo hace simplemente una relación de quiénes son dichosos.
• El sermón de la montaña es la proclamación de las consecuencias exigentes y liberadoras al mismo tiempo de la fe cristiana cuando se vive de verdad.
• Lo que se declara bienaventurado son las personas y no las situaciones. La pobreza no es necesariamente buena ni fuente de valores y gracias especiales; tampoco los pobres son buenos por ser pobres, ni necesariamente mejores que los demás; ni por vivir en la pobreza van a ser felices. La pobreza que da la felicidad tiene que tener una razón que la explique y le dé sentido.
• Jesús no nos está invitando a aceptar la pobreza económica, cultural o humana con una actitud de resignación pasiva. Jesús mismo pasó su vida ayudando, curando, consolando, perdonando, enseñando, liberando de todo mal.
• Cristo, al afirmar que «son dichosos los pobres, los pacíficos, los perseguidos, los que sufren», no está brindando un camino de evasión para conformarnos con las injusticias; ni un calmante para «aguantar porque la vida es así»; o un consuelo que nos lleva a soñar en la recompensa en el «más allá» de lo que no hemos conseguido en el «más acá».
• Las bienaventuranzas se mueven en el ámbito de la fe y del discipulado. Son algo «a posteriori» de un encuentro personal con Cristo. No son otra cosa que la nueva realidad de los que han optado por Cristo. Las bienaventuranzas son algo que sucede después de haberse decidido y por el reino de Dios, que lleva al discípulo a adoptar posturas concretas. Estas posturas que lo colocan unas veces en situaciones penosas y otras en actividades gloriosas.
• Ser discípulo de Jesús, seguir el Evangelio, trae, necesariamente, una serie de consecuencias. Si estas no aparecen en la vida del cristiano, su compromiso puede llegar a ser dudoso. Quien se ha encontrado con Cristo y se ha definido a favor de Él no tiene más remedio que optar por un cierto estilo de vida que se construye sobre el Evangelio y que es realmente diferente de cualquier otro estilo de vida. Por eso es dichoso el pobre porque su pobreza es fruto de una opción por Jesús o el perseguido porque está viviendo con coherencia.
• Las bienaventuranzas son una promesa de felicidad que Dios quiere que experimentemos en esta vida cuando, aceptando ser pobres, sintamos la profunda libertad que nos da no construir otro reino que el de Dios, y cuando reconozcamos que, gracias a nuestro esfuerzo y a la ayuda del Padre, en el mundo reina la justicia de Dios. Hacerse pobre para poder trabajar para que reine la justicia de Dios; hacerse pobre para que no haya pobres: ese es el pobre bienaventurado. El camino de las bienaventuranzas, el camino de la felicidad es el camino del seguimiento de Jesús por el que hay que ir avanzando cada día con esfuerzo y con voluntad sostenidos por la gracia. Nuestra fe es una llamada a la felicidad y una llamada a avanzar constantemente en esa manera de ser hombre o mujer que Jesús nos propone.
• Las bienaventuranzas son una llamada a la conversión, al cambio personal. Aquí se nos da la clave que cada uno de nosotros, ricos o pobres debemos tener para ser bienaventurados: humildad y pobreza ante Dios y ante los demás. Lo demás: búsqueda de paz, pureza de corazón, misericordia, sencillez de apetencias y ambiciones, es consecuencia.
• La pobreza de espíritu, quizá sea la bienaventuranza más importante y la que engloba a todas las demás. Más que a la carencia de bienes materiales es una manera de vivir desprendidos de lo que no tiene valor absoluto. Jesús relativiza el tener o no tener, colocando el acento en el hombre mismo, ya que él en cuanto persona es su mayor valor. Sólo un hombre que se siente vacío puede ser llenado por algo. El hombre que se cree perfecto, es un pobre hombre, un ciego. La experiencia más fascinante que existe es la de sentirse siempre un poco niño, un poco necesitado, un poco aprendiz, un poco en camino.
• Todo, incluso el dolor y la persecución, puede ser motivo de felicidad para el hombre que da sentido a su existencia mirando más allá de su propia vida. Son bienaventurados los que ansían un mundo radicalmente nuevo, anhelan el Reino. Los que ansían ese mundo son pobres, lloran, padecen, pero gracias a la experiencia de encuentro con Jesús tienen esperanza. Una esperanza distinta, nueva, que contradice las esperanzas horizontales y egoístas que propone el mundo, pero que mantiene viva la llama de Aquél que vino para darnos vida en abundancia.

Para discernir
• ¿Dónde busco la felicidad?
• ¿A quiénes considero felices en este mundo?
• ¿Dónde concentro todos mis esfuerzos y luchas?

Para repetir

Señor, ayudame a buscar la verdadera felicidad
Para la lectura espiritual

«Dichosos los que lloran porque ellos serán consolados»
«Al ver Jesús al gentío subió a la montaña... y se puso a hablar enseñándoles». La montaña a la cual Jesús subió, era su propia felicidad y su esencia que consiste en que él es uno con el Padre. Y le siguió una gran multitud: ésa es la gran multitud de los santos cuya fiesta celebramos hoy; todos le han seguido, cada uno según la vocación a la que Dios le llamó. Es en esto que debemos imitarles, prestando cada uno mucha atención a la propia vocación para asegurase de cual es a la que Dios le llama, y poderla seguir...
Llegado a lo alto de la montaña, Jesús abrió la boca para proclamar las ocho bienaventuranzas... «Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos». Se trata, en primer lugar, de esa virtud que es la pobreza espiritual porque ella es el principio y la base de toda perfección. Si hacemos la pregunta fijándonos en cada una de sus facetas, siempre se verá cuán necesario es que el hombre, en su ser profundo, sea despojado, desprendido, libre, pobre y alejado de toda propiedad si realmente Dios tiene que llevar a cabo su obra en él. Debe estar desembarazado de toda atadura propia; solamente entonces Dios podrá estar en él como en su propia casa...
«Bienaventurados los sufridos, porque ellos heredarán la tierra» por toda la eternidad. Aquí se da un paso hacia delante porque, si por la verdadera pobreza nos liberamos de lo que nos estorba, con la paciencia vamos penetrando más profundamente, expulsando del interior toda amargura, irritabilidad y cualquiera imprudencia... Para el pacífico nada es amargo. Que para los que son buenos, todo sea también bueno, viene de su fondo bueno y puro... El que es pacífico posee la tierra y se mantiene en esa paz venga lo que viniere. Pero si tú no actúas así, perderás esa virtud y, al mismo tiempo, tu paz, y se podrá decir de ti que eres un gruñón y compararte a un perro furioso.
«Dichosos los que lloran...» ¿Quiénes son esos que lloran? En un sentido son los que sufren; en otro sentido, son los que lloran sus pecados. Pero los nobles amigos de Dios, que bajo ese aspecto son los más dichosos de todos, han dejado de llorar sus pecados...; y sin embargo, no dejan de llorar: lloran los pecados y las faltas de su prójimo... Así es que, los verdaderos amigos de Dios lloran por la ceguedad y miseria de los pecados del mundo.
Juan Taulero Sermón 71

Para rezar
1.Bienaventurada la IGLESIA, incomprendida y calumniada, porque –en esa indefensa aparente- se purifica y se criba su futuro, su autenticidad, su ser profeta y su hondo espíritu.
Que nunca se canse de dibujar y presentar el rostro de Jesús.
2.Bienaventurada la IGLESIA, que acompaña en el llanto a los que sufren. La Iglesia que, como madre, no solamente consuela y llora sino que trabaja por aquellos que están sumergidos en horas amargas.
Que la luz que la dirige sea también luz para el resto de los hombres: ¡Cristo!
3.Bienaventurada la IGLESIA que sufre por causa del Evangelio. La que, teniendo como único Salvador a Cristo, lamenta al ver como muchos de sus hijos se apartan de su Camino, de su Verdad, de su Vida.
Que no deje de alentar a los hombres a buscar metas más altas: ser como Dios manda.
4.Bienaventurada la IGLESIA que lucha por una justicia distinta a la del hombre. Aquella Iglesia que no confunde el bienestar de algunos con la dignidad y los derechos de todos los seres humanos.
Que, una y otra vez, insista en el corazón de las personas para que no sean vasallos sino de Dios .
5.Bienaventurada la IGLESIA que ama a corazón abierto. Aquella Iglesia que, por ser misericordiosa, aguarda y señaliza el camino de vuelta a casa para todos aquellos que la abandonaron.
Que jamás pierda su creatividad y sus carismas para que, el ser humano, participe, apetezca y añore tantos bienes de los cuales Dios nos hace partícipes.
6.Bienaventurada la IGLESIA que, con sinceridad, busca y pide amar a Dios con un corazón limpio. Esa Iglesia que, mirándose a sí misma, se siente pecadora y santa, humana y divina. Que siembre en la conciencia de las personas el amor a Dios por encima de otros pequeños dioses.
7. Bienaventurada la IGLESIA que reza y trabaja por la paz y, en todos los rincones del mundo, promueve la evangelización para que los pueblos descubran que, sin Dios, nunca habrá paz verdadera.
Que pregone, con ilusión y con fuerza, que el Reino de Dios está llamando a nuestra puerta.
8.Bienaventurada la IGLESIA que, ante el insulto, sigue trabajando por la causa del Reino de Dios. La Iglesia que, ante la incomprensión, no se echa atrás y sigue presentado su mensaje de salvación.
Que siga siendo pionera, allá donde se encuentre, en la promoción de la vida, de la dignidad y de la salvación del hombre por Jesucristo.
Javier Leoz

Para rezar

Las bienaventuranzas

Las bienaventuranzas
Son todas estas y muchas más.
Vuelve al mundo del revés y las tendrás.
Las bienaventuranzas son el camino de la verdad.
Dichoso el que no pone su empeño en el dinero,
y vive la aventura de odiar toda ambición.
Pero pobres de aquellos que sueñan con ser ricos
y venden su conciencia por una posición.
Dichoso el que no sabe jugar a oportunismos
y dice en cada instante las cosas como son.
Pero pobres de aquellos que el sol que más calienta
eligen como norma y adoran como un dios.
Dichoso el que denuncia engaños y opresiones
y el ruido del dinero no puede con su voz.
Pero pobres de aquellos que saben y se callan
haciendo juego al río que riega la ambición.
Dichoso el perseguido por ir contra las leyes
de alguna insoportable e injusta situación.
Pero pobres de aquellos que olvidan la justicia
y dicen que la calma es siempre lo mejor.
Dichoso el que algo busca y acaso nada encuentra,
mas sabe que buscando se llega siempre a Dios.
Pero pobres de aquellos seguros de sí mismos,
pues vive en su certeza la entera confusión.
Dichoso el que no vive de historia y experiencias
y gana cada día el pan con su sudor.
Pero pobres de aquellos que viven de su fama
durmiendo en los laureles de alguna situación.
Dichoso aquel que a veces también escandaliza
y sabe que al hacerlo consigue un bien mayor.
Pero pobres de aquellos que rompen inocencias
y quiebran ilusiones y siembran sinsabor.
Dichoso el que edifica la paz, y no propaga
el precio que supuso traerla a su mansión.
Pero pobres de aquellos que atados por el odio
desatan sangre y guerra y engendran el dolor.


23 de enero de 2011 - TO - DOMINGO III - Ciclo A

El Reino de los Cielos está cerca
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro del profeta Isaías 8, 23b-9, 3

En un primer tiempo, el Señor humilló al país de Zabulón y al país de Neftalí, pero en el futuro llenará de gloria la ruta del mar, el otro lado del Jordán, el distrito de los paganos.
El pueblo que caminaba en las tinieblas ha visto una gran luz; sobre los que habitaban en el país de la oscuridad ha brillado una luz.
Tú has multiplicado la alegría, has acrecentado el gozo; ellos se regocijan en tu presencia, como se goza en la cosecha, como cuando reina la alegría por el reparto del botín.
Porque el yugo que pesaba sobre él, la barra sobre su espalda y el palo de su carcelero, todo eso lo has destrozado como en el día de Madián.
Palabra de Dios.

SALMO Sal 26, 1. 4. 13-14 (R.: 1a)
R. El Señor es mi luz y mi salvación.

El Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién temeré?
El Señor es el baluarte de mi vida,
¿ante quién temblaré?

Una sola cosa he pedido al Señor,
y esto es lo que quiero:
vivir en la Casa del Señor
todos los días de mi vida,
para gozar de la dulzura del Señor
y contemplar su Templo.

Yo creo que contemplaré la bondad del Señor
en la tierra de los vivientes.
Espera en el Señor y sé fuerte;
ten valor y espera en el Señor.

SEGUNDA LECTURA
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto 1, 10-13. 17

Hermanos:
En el nombre de nuestro Señor Jesucristo, yo los exhorto a que se pongan de acuerdo: que no haya divisiones entre ustedes y vivan en perfecta armonía, teniendo la misma manera de pensar y de sentir. Porque los de la familia de Cloe me han contado que hay discordias entre ustedes. Me refiero a que cada uno afirma: «Yo soy de Pablo, yo de Apolo, yo de Cefas, yo de Cristo.»
¿Acaso Cristo está dividido? ¿O es que Pablo fue crucificado por ustedes? ¿O será que ustedes fueron bautizados en el nombre de Pablo?
Porque Cristo no me envió a bautizar, sino a anunciar la Buena Noticia, y esto sin recurrir a la elocuencia humana, para que la cruz de Cristo no pierda su eficacia.
Palabra de Dios.

EVANGELIO
XLectura del santo Evangelio según san Mateo 4, 12-23

Cuando Jesús se enteró de que Juan había sido arrestado, se retiró a Galilea. Y, dejando Nazaret, se estableció en Cafarnaúm, a orillas del lago, en los confines de Zabulón y Neftalí, para que se cumpliera lo que había sido anunciado por el profeta Isaías:
¡Tierra de Zabulón, tierra de Neftalí, camino del mar, país de la Transjordania, Galilea de las naciones! El pueblo que se hallaba en tinieblas vio una gran luz; sobre los que vivían en las oscuras regiones de la muerte, se levantó una luz.
A partir de ese momento, Jesús comenzó a proclamar: «Conviértanse, porque el Reino de los Cielos está cerca.»
Mientras caminaba a orillas del mar de Galilea, Jesús vio a dos hermanos: a Simón, llamado Pedro, y a su hermano Andrés, que echaban las redes al mar porque eran pescadores. Entonces les dijo: «Síganme, y yo los haré pescadores de hombres.»
Inmediatamente, ellos dejaron las redes y lo siguieron.
Continuando su camino, vio a otros dos hermanos: a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca con Zebedeo, su padre, arreglando las redes; y Jesús los llamó.
Inmediatamente, ellos dejaron la barca y a su padre, y lo siguieron.
Jesús recorría toda la Galilea, enseñando en las sinagogas, proclamando la Buena Noticia del Reino y curando todas las enfermedades y dolencias de la gente.
Palabra del Señor.

Para reflexionar

• En la década del setenta brotó en América un sentimiento de solidaridad colectiva. Junto a esto contemplamos un resurgir no casual de las sectas religiosas que predican un individualismo religioso: las relaciones del hombre con Dios, su salvación personal, basta la fe para “parar de sufrir”. La cuestión social, el compromiso, la solidaridad con los demás ciudadanos en la solución de los problemas colectivos son algo ajeno a la religión; lo único realmente importante para cada hombre es asegurar su salvación eterna.
• Con el correr del tiempo se supo que muchas de estas sectas estaban financiadas por importantes grupos económicos a nivel mundial. La razón de este interés era que los cristianos habían tomado conciencia de que era una exigencia de su fe preocuparse por buscar una salida a todos los sufrimientos y necesidades del pueblo. Sin lugar a dudas eso arruinaría los negocios y los privilegios de unos pocos. Por lo tanto era necesario minar todo lo que diera unidad al pueblo latinoamericano: la fe y la familia y. Se importaron sectas que quebraran el sustrato católico de nuestra gente y una moral liberal que relativizara los valores de la familia.
• Nos encontramos ahora, inmersos en una gran oscuridad. La palabra que Jesús nos anuncia es luz en medio de las tinieblas. Y su mensaje sigue hoy siendo vida, salvación y fuente de alegría para todo aquel que se abre para recibirlo. También a nosotros se nos presenta esta luz y la Buena Noticia. La profecía y el pasaje evangélico leídos hoy, van dirigidos a ponernos en movimiento. Haber visto la luz y haberla aceptado lleva consigo anunciarla con vida en la que resplandezca.
X X X
• Aunque el pasaje de la primera lectura pertenece a la colección de oráculos durante el destierro en Babilonia (587-538 AC), es obra de una escuela de discípulos que asumieron la tarea de mantener viva la esperanza de los deportados. Por eso se habla de un pueblo que habitaba en tinieblas, en tierra de sombras, para el cual amanece la aurora de la salvación.
X X X
• En la primera carta a los Corintios, Pablo escribe a una comunidad dividida en bandos que enarbolan los nombres de sus líderes admirados: Cefas, Pablo, Apolo, Cristo. Y el argumento para exigir la unidad, deponiendo las banderías, es contundente: Cristo no está dividido, Él fue quien murió por todos, y solamente en su Nombre hemos sido bautizados.
X X X
• En el momento en que Jesús empieza su predicación, Israel estaba dominado por el Imperio romano. Había en toda Palestina, pero especialmente en Galilea, la región en la que Jesús pasó la mayoría de sus años, movimientos de resistencia a los invasores, y se extendía la esperanza a una nueva intervención liberadora de Dios. Como era natural, según la mentalidad judía, aquella liberación beneficiaría exclusivamente a Israel, quedarían excluidos todos los pueblos paganos y constituiría un severo castigo para los romanos.
• El escenario que elige Jesús para iniciar su anuncio es el país de Zabulón y de Neftalí, camino del mar, al otro lado del Jordán, la Galilea de los paganos. Cafarnaún se convertirá en su base de operaciones, será el lugar en el que vivirá y desde el que se desplazará durante todo el tiempo de su estancia en Galilea. Desde allí, desde Cafarnaún, desde aquella tierra medio pagana que vive de la riqueza del lago y de su privilegiada situación como nudo de comunicaciones, empezará a brillar la gran luz.
• Esto indica que el Reino que Jesús anuncia, no se limita a las fronteras del reino de David, sino que constituye una invitación para toda la humanidad, superando así una de las causas de la opresión de unos pueblos sobre otros. Comenzará un movimiento nuevo, inesperado, que arrastrará muchísima gente.
• Jesús irá enseñando en las sinagogas y fuera de ellas, no simples explicaciones de la Ley o listas de normas para cumplir. Será algo nuevo: el anuncio del Reino de Dios, una gran noticia capaz de rehacer la vida y la esperanza. Es la gran noticia de la felicidad que Dios promete para los hombres.
• La felicidad que Dios promete, no es sólo una felicidad que queda dentro del alma. Es algo que se debe palpar ya, ahora, en cada momento. Jesús no se contenta con proclamar la vida nueva de Dios, sino que la convierte en hechos: lucha y elimina el mal, el dolor y la tristeza que se encuentra en su camino. La palabra y los hechos van indisolublemente unidos. Por eso la gente se siente arrastrada a ir detrás de Él; es una verdadera luz en un país que habita en tinieblas, algo nuevo que vale la pena seguir.
• Las primeras palabras de Jesús son una invitación a que cada hombre que se encuentre con Él, reconsidere toda su vida para situarse ante la novedad de un nuevo orden de cosas en el que no valen las leyes y valores de este mundo, sino el proyecto y los deseos de Dios.
• Este anuncio lo hace con dos frases paradigmáticas «el reino de Dios está cerca». Es una frase de alegría, de felicidad rebosante: expresa la voluntad inquebrantable de Dios de otorgar la salvación. «El Reino de Dios está cerca», viene y no puede ser detenido, aunque no viene plenamente desarrollado, ni con toda su gloria. «Está cerca» es decir, está delante de la puerta, ante el corazón de los hombres. A la invitación de Dios, corresponde la respuesta del hombre.
• «Conviértanse». La conversión nace como respuesta a esa Buena Noticia que debería ensancharnos el corazón: en Jesús ha aparecido, en toda su profundidad, el amor increíble y sorprendente de Dios al hombre, a cada uno de los hombres; el amor de Dios a todos nosotros, a cada uno de nosotros.
• Convertirse no significa necesariamente que seamos grandes pecadores y debamos hacer penitencia. Significa que debemos tomar en serio a Jesús en nuestra vida, que debemos acoger sinceramente su evangelio y lo vayamos asimilando en las actitudes fundamentales de la vida.
• La conversión no es un acto espiritual-intimista, sino el acto por el que se pone en práctica la adhesión al contenido de la fe cristiana. No hay que vincularla principalmente al individuo, sino a la práctica de la transformación del mundo en Reino de Dios. El mandamiento del amor se traduce en el mandamiento de la transformación del mundo y de la provocación del Reino.
• La finalidad de la conversión es hacer de un hombre un discípulo, pasar a formar parte de aquellos que sirven a Cristo. Y el nexo que une a éstos no es una fe individual, sino el servicio a que se sienten llamados.
• Por eso, Jesús manifiesta de manera aún más particular la presencia del Mesías y del Reino buscando entre los hombres a los que, junto con Él, ayudarán al mundo a liberarse; ellos serán los pescadores de hombres. Así va llamando sucesivamente a Pedro, a Andrés, a Santiago y a Juan. Dos veces subraya san Mateo un hecho: los discípulos abandonando sus redes, su embarcación y a su propio padre siguen inmediatamente a Jesús.
• Discípulo no es alguien que simplemente ha abandonado algo, ha renunciado a algo; es uno que ha encontrado a alguien. La pérdida es absorbida abundantemente por la ganancia. El descubrimiento pone bajo la sombra lo que se ha dejado. El desprendimiento no es el fin, sino la condición del «seguimiento».
• Los discípulos no están «llamados» a asentir, esencialmente, una lista de verdades que hay que creer. Están llamados a confiarse totalmente, establecer un vínculo, una relación personal y vital con Cristo.
• Al iniciar el año encontramos en este relato una síntesis de la misión de Jesús y una síntesis de la proyección de esta misión en nosotros, su Iglesia de discípulos: continuar particularmente su obra a través de la historia anunciando de palabra y obra que en Jesús se ha cumplido la profecía de Isaías, porque Él es la luz de todos los pueblos y por Él llega a todos los pueblos la obra liberadora de Dios.
• También ahora tiene que ser un anuncio de alegría y de libertad para cuantos viven en el dolor y la opresión. Como cristianos debemos renovar en nuestros corazones la alegría de haber sido llamados. El discípulo no es alguien que elige o conquista a Cristo, sino que es alguien a quien Cristo llamó y eligió.
• Nuestra fe cristiana es un don, una gracia gratis dada y recibida de forma inmerecida. Se nos ha dado, no es fruto del esfuerzo o de la inteligencia. No nos pertenece por lo que no podemos abusar de ella, ni maltratarla, ni perderla. Nos corresponde cuidarla, cultivarla y transmitirla.
• Necesitamos una conversión pastoral. Tenemos que reconocer que muchas veces nuestra acción está orientada hacia dentro de la Iglesia como institución, con preocupaciones fundamentalmente técnicas, administrativas, normativas, rituales, jurídicas o simplemente humanas. Sin embargo como Iglesia, sin dejar de atender a los problemas internos lógicos y normales como en todo grupo humano, no podemos perder de vista el objetivo fundamental: la evangelización, hacer discípulos para que el reino se haga visible.
• Suena a veces a ridículo que mientras el mundo se debate ante una crisis social o ante la amenaza de una guerra, nosotros sigamos ensimismados en internas de poder o discutiendo sobre una misa con guitarra, en latín o con genuflexión o no para la comunión. Desfiguramos la buena noticia preocupándonos como si fuera definitivo lo que sabemos que es transitorio y relativo. Es lamentable el tiempo que se dedica a “situaciones de sacristía”, transformando en graves, problemas que no son más que un juego de niños o de hombres temerosos de dialogar con la vida concreta.
• La realidad nos urge como discípulos a orientar la mirada hacia afuera de nosotros mismos, dejando que las estructuras fluctúen serenamente como trampolines para un compromiso cada día más eficaz con lo único que nos tiene que caracterizar en un mundo pluralista y globalizado: el anuncio del Evangelio de la vida; no del libro... sino del acontecimiento que fue ayer y que debe ser hoy por el encuentro con Jesús resucitado.

Para discernir

• ¿Vivo en situación de Buena Noticia?
• ¿Vivo con alegría, o como si el Reino de Dios no existiera, o no se acercara?
• ¿Nuestras acciones están encaminadas a hacer presente el Reino de Dios?

Para repetir a lo largo del día
Que venga tu reino
Para la lectura espiritual

«Venid y seguidme y os haré pescadores de hombres»
¡Qué admirable pesca la del Salvador! Admirad la fe y la obediencia de los discípulos. La pesca, como sabéis, requiere una constante atención. Ahora bien, cuando esos se encuentran justo en medio de su trabajo, oyen la llamada de Jesús y no dudan un solo momento; no dicen. «Déjanos regresar a casa para hablar con nuestros próximos». No, lo dejan todo inmediatamente y le siguen, tal como Eliseo hizo con Elías (1R 19,20). Es esta clase de obediencia la que nos pide Cristo, sin la más mínima duda, incluso en el caso que nos apremien necesidades aparentemente más urgentes. Por eso cuando un joven que le quería seguir le pidió si podía ir antes a enterrar a su padre, ni tan sólo esto se lo dejó hacer (Mt 8,21). Seguir a Jesús, obedecer su palabra, es un deber que está por encima de todos los demás.

¿Acaso me dirás que la promesa que les había hecho era muy grande? Por eso los admiro yo tanto: ¡cuando aún no habían visto ningún milagro, creyeron en una promesa tan grande y renunciaron a todo para seguirle! Es porque creyeron que, con las mismas palabras con las que habían sido cogidos durante la pesca, podrían ellos pescar a otros.
San Juan Crisóstomo

Para rezar
QUIERO SER DE LOS TUYOS, SEÑOR
Para ver dónde y cómo vives
Para enseñarnos el camino de la verdad
Para que seamos profundamente felices
QUIERO SER DE LOS TUYOS, SEÑOR
Y que me enseñes a pescar la alegría
Y que me empujes a pescar personas para Ti
Y que me dejes a mirarte a los ojos
QUIERO SER DE LOS TUYOS, SEÑOR
Y escuchar tu Palabra para saber qué quieres de mí
Y participar de tu Eucaristía para ser fuerte
Y rezar junto a Ti para no sentirme sólo
QUIERO SER DE LOS TUYOS, SEÑOR
Y que me cambies en aquello que no soy bueno
Y que me cambies mi corazón duro
Y que me cambies si estoy equivocado
¡GRACIAS, SEÑOR!
Javier Leoz



16 de enero de 2011 - TO - DOMINGO II - Ciclo A

Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo

PRIMERA LECTURA
Lectura del libro del profeta Isaías 49, 3. 5-6

El Señor me dijo:
«Tú eres mi Servidor, Israel, por ti yo me glorificaré.» Y ahora, ha hablado el Señor, el que me formó desde el seno materno para que yo sea su Servidor, para hacer que Jacob vuelva a él y se le reúna Israel. Yo soy valioso a los ojos del Señor y mi Dios ha sido mi fortaleza.
El dice: «Es demasiado poco que seas mi Servidor para restaurar a las tribus de Jacob y hacer volver a los sobrevivientes de Israel; yo te destino a ser la luz de las naciones, para que llegue mi salvación hasta los confines de la tierra.»
Palabra de Dios.

SALMO Sal 39, 2 y 4ab. 7-8. 9. 10 (R.: 8 y 9c)
R. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.

Esperé confiadamente en el Señor:
Él se inclinó hacia mí
y escuchó mi clamor.
Puso en mi boca un canto nuevo,
un himno a nuestro Dios.

Tú no quisiste víctima ni oblación;
pero me diste un oído atento;
no pediste holocaustos ni sacrificios,
entonces dije: «Aquí estoy.»

«En el libro de la Ley está escrito
lo que tengo que hacer:
yo amo, Dios mío, tu voluntad,
y tu ley está en mi corazón.»

Proclamé gozosamente tu justicia
en la gran asamblea;
no, no mantuve cerrados mis labios,
tú lo sabes, Señor.

SEGUNDA LECTURA
Principio de la primera carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto 1, 1-3

Pablo, llamado a ser Apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, y el hermano Sóstenes, saludan a la Iglesia de Dios que reside en Corinto, a los que han sido santificados en Cristo Jesús y llamados a ser santos, junto con todos aquellos que en cualquier parte invocan el nombre de Jesucristo, nuestro Señor, Señor de ellos y nuestro.
Llegue a ustedes la gracia y la paz que proceden de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo.
Palabra de Dios.

EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Juan 1, 29-34

Juan vio acercarse a Jesús y dijo: «Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. A él me refería, cuando dije: Después de mí viene un hombre que me precede, porque existía antes que yo. Yo no lo conocía, pero he venido a bautizar con agua para que él fuera manifestado a Israel.»
Y Juan dio este testimonio: «He visto al Espíritu descender del cielo en forma de paloma y permanecer sobre él. Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: "Aquel sobre el que veas descender el Espíritu y permanecer sobre él, ese es el que bautiza en el Espíritu Santo."
Yo lo he visto y doy testimonio de que él es el Hijo de Dios.»
Palabra del Señor.

Para reflexionar

• Con frecuencia estamos tentados de vivir en el mundo y mirar la realidad como algo que pasa delante de nosotros como una película.
• A través de los medios de comunicación, Internet, etc, conocemos al instante las distintas situaciones que vive el mundo y, a pesar de todo, corremos el riesgo de pensar o sentir que eso le sucede a otros.
• Sin embargo, cuando experimentamos en carne propia la cercanía de la muerte, la división del corazón, el sufrimiento, la impotencia ante las fuerzas de la naturaleza o la mala libertad de los otros, nos convencemos entonces de que estamos ante dos fuerzas poderosas que rigen nuestra existencia y la de todos los hombres; y sólo hay dos alternativas: vivir o morir. Y esto no se refiere al puro proceso biológico, sino a un modo de existencia.
• Es vida: la armonía, el amor que construye, la mutua colaboración, la paz entre los pueblos, la comprensión entre los hombres, la justicia no excluyente, la dignidad del trabajo, el afecto de una esposa o un hijo, la amistad y la verdad.
• Es muerte: el odio, la envidia ciega, el sinsentido de la vida, la opresión de los hermanos, la rivalidad que nos enfrenta, el egoísmo que nos aísla.
• Es asombroso notar cómo se miran sólo las consecuencias y nos resistimos a ir al encuentro del origen verdadero, profundo y personal de todo lo que nos pasa. Cuando se trata buscar las causas, nos quedamos frecuentemente a mitad de camino.
• Preferimos hablar de condicionamientos, coyunturas, herencias genéticas o históricas. Nos cuesta y nos negamos a reconocer una razón más profunda, que sin lugar a dudas, nos llevaría a asumir una responsabilidad frente a cada una de estas realidades. Es como un pecado hablar de “pecado”. Está vedado. Se lavan las responsabilidades, se maquillan las consecuencias, y seguimos viviendo a merced de una obstinada ignorancia y ceguera.
• Charles Péguy escribía, que el mal del mundo moderno no era la superación del pecado, sino la pérdida de conciencia de éste. No es que los hombres no pequen, sino que sus pecados no son ya cristianos. Es decir, son pecados que no tienen en su horizonte a Alguien que sea mayor que ellos, a Alguien que pueda poner luz y misericordia allí donde los pecados de los hombres sólo siembran oscuridad y desesperanza.
• Cuanto más nos neguemos a reconocer la existencia del precipicio más expuestos estamos a caernos en él.
• Si nos animamos a reconocer que el pecado es la bomba que más mata no se nos hace difícil entender la frase evangélica que escuchamos en todas las misas antes de la comunión y que está en el corazón del evangelio de hoy y de nuestra fe: Este es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo...

  

• En la primera lectura el profeta Isaías nos ofrece el "segundo canto del Siervo de Yavé", compuesto durante el destierro del pueblo hebreo en Babilonia, por los años 586 a 538 antes de Cristo. En ese canto encontramos que el profeta se siente llamado por el Señor a animar a su pueblo elegido, desterrado, porque contempla desde Dios que en el mundo hay un "siervo de Dios" muy amado desde el vientre de su madre, que es Israel, y cuya recuperación como pueblo elegido ya se vislumbra mediante el envío y la llegada de un Mesías, Salvador.
• Por la fuerza y la gracia del Mesías, Israel, pueblo elegido, y todos los pueblos de la tierra recibirán la luz de salvación.

  

• El encabezamiento de la primera carta de San Pablo: la gracia y la paz de parte de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo sean con ustedes, compendia todos los dones de Dios que una comunidad cristiana puede recibir. El apóstol se declara "llamado" y declara a los cristianos, a quienes escribe, "consagrados" y "santos" porque creen en Jesucristo como "Señor". Aquí encontramos nuestra identificación cristiana y nuestra vocación a la santidad, así como el hacer de nuestra vida un himno de alabanza al Cordero que nos ha redimido. Por lo tanto hay que vivir sabiendo que Dios está de nuestra parte, que contamos con su gracia y su paz. Ya "todo es gracia..."

  

• En el evangelio de hoy el Bautista sirve de introductor en este primer encuentro con Jesús. Sus palabras son un mensaje programático que resume el sentido de la misión redentora de Jesús: "Este es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo".
• La misión es presentada como fruto de su unción mesiánica: "Ha contemplado al Espíritu que bajaba del cielo como paloma y se posó sobre Él". Finalmente, recuerda que en el Padre está la fuente de tanto bien: "Y yo lo he visto, y he dado testimonio de que este es el Hijo de Dios".
• Cordero de Dios es una expresión que corresponde al Mesías -siervo enviado a ser luz de las naciones para que la salvación alcance hasta el confín de la tierra-. Al llamarlo “cordero” quiere significar que este Mesías escoge un camino no de dominio y poder, sino de servicio.
• Quizás a nosotros la palabra nos suene demasiado a pasividad, a la actitud de quien baja la cabeza ante los poderosos. La expresión de Juan significa bastante más que esto: significa que Jesús, el Mesías, el Hijo de Dios, realiza su misión como un servidor absolutamente humilde, pobre, sencillo... pero que así consigue la Victoria.
• Es la paradoja de la vida y obra de Jesús que sigue un camino de servicio, como un hombre sin poder, junto a los pobres y despreciados. Hasta morir como un criminal entre criminales. Pero este camino de absurdo y locura para el mundo resulta ser el camino de vida y de victoria.
• El pecado del mundo que viene a quitar, no se refiere al pecado de cada hombre sino a la realidad de mal que hay en el mundo, más allá de los pecados que cada uno puede realizar. Es un mundo herido por una presencia de mal que de un modo u otro nos afecta. Ninguno de nosotros está libre de esta herida, todos la sufrimos. Por eso la lucha es contra el pecado del mundo, contra esta presencia poderosa de mal que hay de hecho en nuestro mundo.
• Este nue¬vo Cordero representa el comienzo de un nuevo proceso de liberación para eliminar el pecado del mundo; y las armas que utilizará en su lucha serán radicalmente nuevas: la fuerza del amor de Dios que derramará a todo el que quiera unirse a su proyecto, el servicio compasivo y misericordioso en favor de los demás, como medio de lucha contra la indiferencia y la exclusión, la entrega sin límite hasta la muerte como manifestación de un amor sin medida, alternativa al odio y a la muerte.
• La lucha de Jesucristo contra el pecado del mundo tenemos que continuarla nosotros por un camino de verdad que lleva al amor. Sin embargo todos conocemos suficientemente nuestra debilidad, nuestro pecado y el peso del pecado del mundo en nosotros, fuerza que muchas veces nos impide avanzar en la verdad y en el amor.
• La respuesta la hallamos también en el evangelio de hoy. Juan da testimonio que en Él está el Espíritu de Dios. Espíritu del Señor, que regenera y da vida, que llena totalmente a Jesús y que dará trascendencia a su persona, sus palabras y sus gestos salvadores.
• Los gestos y palabras de Jesús no terminarán con El, sino que proseguirán en los que crean en Él y reciban su mismo Espíritu. Y esto se puede decir también de nosotros: en nosotros está el Espíritu de Dios.
• Luchamos con esperanza humana, porque creemos que el Espíritu de Dios lucha con nosotros y conduce el mundo hacia el Reino de Dios.
• El discípulo que anuncia a Cristo es algo más que un buen hombre, el más sabio y fuerte, un óptimo maestro, o el mejor de los profetas. Es alguien que ha obtenido la victoria sobre el pecado del mundo porque por gracia de Dios en él habita su Espíritu.
• Hoy, según la página de Isaías, nos encontramos frente a frente con una llamada personal, directa, con un camino que sólo cada uno de nosotros debe recorrer, con un Dios que espera una respuesta que sólo cada uno de nosotros puede dar. Esa respuesta personal que se traduce en un compromiso constante, que, en alguna ocasión, puede parecer irrealizable, es posible si dejamos que el Espíritu habite en nosotros y creemos en su fuerza y poder.

Para discernir

• ¿Soy consciente de la fuerza del mal en el mundo?
• ¿Descubro mi corresponsabilidad en el pecado del mundo?
• ¿Creo en la fuerza de Jesús para quitar el pecado del mundo y me uno a Él?

Para repetir a lo largo del día
Jesús, Cordero de Dios, quitá el pecado del mundo.
Para la lectura espiritual

UN GRAVE MALENTENDIDO
El que quita el pecado
Son bastantes los cristianos que llevan en el fondo de su alma la caricatura de un Dios desfigurado que tiene muy poco que ver con el verdadero rostro del Dios que se nos ha revelado en Jesús.
Dios sigue siendo para ellos el tirano que impone su voluntad caprichosa, nos complica la vida con toda clase de prohibiciones y nos impide ser todo lo felices que nuestro corazón anhela.
Todavía no han comprendido que Dios no es un dictador, celoso de la felicidad del hombre, controlador implacable de nuestros pecados, sino una mano tendida con ternura, empeñada en "quitar el pecado del mundo".
Son bastantes los cristianos que necesitan liberarse de un grave malentendido. Las cosas no son malas porque Dios ha querido que sean pecado. Es, exactamente, al revés. Precisamente porque son malas y destruyen nuestra felicidad, son pecado que Dios quiere quitar del corazón del mundo.
A los hombres se nos olvida, con frecuencia, que, al pecar, no somos sólo culpables sino también víctimas.
Cuando pecamos, nos hacemos daño a nosotros mismos, nos preparamos una trampa trágica pues agudizamos la tristeza de nuestra vida, cuando, precisamente, creíamos hacerla más feliz.
No olvidemos la experiencia amarga del pecado. Pecar es renunciar a ser humanos, dar la espalda a la verdad, llenar nuestra vida de oscuridad. Pecar es matar la esperanza, apagar nuestra alegría interior, dar muerte a la vida. Pecar es aislarnos de los demás, hundirnos en la soledad, negar el afecto y la comprensión. Pecar es contaminar la vida, hacer un mundo injusto e inhumano, destruir la fiesta y la fraternidad.
Por eso, cuando Juan nos presenta a Jesús como "el que quita el pecado del mundo", no está pensando en una acción moralizante, una especie de «saneamiento de las costumbres».
Está anunciándonos que Dios está de nuestro lado frente al mal. Que Dios nos ofrece la posibilidad de liberarnos de nuestra tristeza, infelicidad e injusticia. Que, en Jesús, Dios nos ofrece su amor, su apoyo, su alegría, para liberarnos del mal.
El cristianismo sólo puede ser vivido sin ser traicionado, cuando se experimenta a Jesucristo como liberación gozosa que cambia nuestra existencia, perdón que nos purifica de nuestro pecado, respiro ancho que renueva nuestro vivir diario.
JOSE ANTONIO PAGOLA

Para rezar
Gracias Padre por el Espíritu

Te bendecimos, Padre,
por el don del Espíritu,
que por tu Hijo, haces al mundo.
Lo hiciste al principio,
cuando incubabas el universo al calor del Espíritu,
para que naciera un mundo de luz y de vida,
que pudiera albergar al hombre.
Te damos gracias porque, mediante tu Espíritu,
lo sigues creando, conservando y embelleciendo.
Te bendecimos por haber puesto tu Espíritu en el hombre,
y por el don continuo que de Él has hecho en la
historia humana.
Te bendecimos sobre todo por Jesucristo,
lo mejor de nuestro mundo,
el hombre "espiritual" por excelencia:
vivió guiado por el Espíritu,
evangelizando a los pobres,
ayudando y fortaleciendo a todos...
hasta que resucitado, comunicó a su Iglesia
y a los que lo buscan con corazón sincero,
ese mismo Espíritu.
Que el Espíritu nos dé fuerzas para luchar por la verdad,
la justicia y el amor,
luz para comprender a todos, ayuda para servir,
generosidad para amar, paciencia para esperar.
Padre, que tu Espíritu de amor traiga la unidad a tu Iglesia.
Y, finalmente, haznos sensibles a la acción de tu Espíritu
en el mundo y en la historia de los hombres.
Ayúdanos a descubrirla en todo aquello
en que el hombre y el Espíritu
preparan conjuntamente,
mientras soñamos con los cielos y tierra nueva.
Por Jesucristo, tu Hijo Resucitado y Hermano nuestro.
Amén.








9 de enero - TO - DOMINGO I - Ciclo A
EL BAUTISMO DEL SEÑOR
¡Tú eres mi Hijo muy querido!


PRIMERA LECTURA
Lectura del libro del profeta Isaías 42, 1-4. 6-7

Así habla el Señor:
Este es mi Servidor, a quien yo sostengo, mi elegido, en quien se complace mi alma. Yo he puesto mi espíritu sobre él para que lleve el derecho a las naciones. El no gritará, no levantará la voz ni la hará resonar por las calles. No romperá la caña quebrada ni apagará la mecha que arde débilmente. Expondrá el derecho con fidelidad; no desfallecerá ni se desalentará hasta implantar el derecho en la tierra, y las costas lejanas esperarán su Ley.
Yo, el Señor, te llamé en la justicia, te sostuve de la mano, te formé
y te destiné a ser la alianza del pueblo, la luz de las naciones, para abrir los ojos de los ciegos, para hacer salir de la prisión a los cautivos y de la cárcel a los que habitan en las tinieblas.
Palabra de Dios.

SALMO Sal 28, 1a y 2. 3ac-4. 3b y 9b-10 (R.: 11b)
R. El Señor bendice a su pueblo con la paz.

¡Aclamen al Señor, hijos de Dios!
¡Aclamen la gloria del nombre del Señor
adórenlo al manifestarse su santidad!

¡La voz del Señor sobre las aguas!
el Señor está sobre las aguas torrenciales.
¡La voz del Señor es potente,
la voz del Señor es majestuosa!

El Dios de la gloria hace oír su trueno:
En su Templo, todos dicen: «¡Gloria!»
El Señor tiene su trono sobre las aguas celestiales,
el Señor se sienta en su trono de Rey eterno.

SEGUNDA LECTURA
Lectura de los Hechos de los Apóstoles 10, 34-38

Pedro, tomando la palabra, dijo: «Verdaderamente, comprendo que Dios no hace acepción de personas, y que en cualquier nación, todo el que lo teme y practica la justicia es agradable a él.
El envió su Palabra al pueblo de Israel, anunciándoles la Buena Noticia de la paz por medio de Jesucristo, que es el Señor de todos.
Ustedes ya saben qué ha ocurrido en toda Judea, comenzando por Galilea, después del bautismo que predicaba Juan: cómo Dios ungió a Jesús de Nazaret con el Espíritu Santo, llenándolo de poder. El pasó haciendo el bien y curando a todos los que habían caído en poder del demonio, porque Dios estaba con él.»
Palabra de Dios.

EVANGELIO
X Lectura del santo Evangelio según san Mateo 3, 13-17

Jesús fue desde Galilea hasta el Jordán y se presentó a Juan para ser bautizado por él. Juan se resistía, diciéndole: «Soy yo el que tiene necesidad de ser bautizado por ti, ¡y eres tú el que viene a mi encuentro!»
Pero Jesús le respondió: «Ahora déjame hacer esto, porque conviene que así cumplamos todo lo que es justo». Y Juan se lo permitió.
Apenas fue bautizado, Jesús salió del agua. En ese momento se abrieron los cielos, y vio al Espíritu de Dios descender como una paloma y dirigirse hacia él. Y se oyó una voz del cielo que decía: «Este es mi Hijo muy querido, en quien tengo puesta toda mi predilección».
Palabra del Señor.

Para reflexionar

• La palabra “solidaridad” es de las más usadas por creyentes, no creyentes, políticos, sociólogos, defensores de los derechos humanos y agredidos por la falta de derechos humanos. Es la palabra que se encuentra en todos los discursos de sinceros constructores de la sociedad y chantas oportunistas.
• Sin embargo a pesar de ser tan usada, aunque parezca repetido, es muy poco vivida. Si no fuera así, no se ensancharía cada vez más la brecha entre ricos y pobres, y no se habría borrado de las conciencias de los países acaudalados el drama de cuatro quintas partes de la humanidad.
• Las preocupaciones de las sociedades enriquecidas van por otro lado y los expertos ya hablan de la “fatiga de la ayuda” a los países del Tercer Mundo con lo cual sólo quedan algunos toques de asistencialismo mediático y propagandístico para maquillar la situación.
• Curiosamente, se afirma que vivimos en un mundo globalizado pero en realidad son pocas cosas las que se han globalizado. El acceso al agua potable, a la educación, a una vivienda digna, a un puesto de trabajo que permita sostener a una familia, etc., son deseos inalcanzables para la mayoría de la humanidad. En cambio, el poder de los grandes conglomerados se ha hecho mundial y sus estrategias de expansión ya no conocen fronteras.
• Esa es la globalización tan injusta y desigual con la que vamos caminando en este siglo; más de mil millones de adultos en situación de desempleo y más de cuatrocientos millones de niños trabajando en condiciones de esclavitud.
• Todo se hace posible por la imposición de una cultura rabiosamente “insolidaria”. Se manosea la palabra “solidaridad” porque cada vez es más difícil encontrar en nuestra sociedad movilizaciones y programas políticos animados por un espíritu verdaderamente solidario.
• La sociedad se divide, se multiplican los intereses particulares y de grupo, los nacionalismos y regionalismos se ponen a la orden del día, y se generaliza la impotencia para afrontar los grandes problemas. Pero todo esto no es un problema nuevo.
X X X
• El profeta Isaías anuncia al pueblo la llegada del Siervo de Dios. El Siervo de Dios tiene el respaldo del Espíritu que ha sido puesto sobre Él. El siervo de Yahvé tiene la misión específica de declarar a todos los del pueblo amados de Dios. Cuando todo parece perdido, Dios hace surgir la esperanza. Dios no permite que a su pueblo lo continúen pisoteando y se lo siga privando de su derecho a la vida, a la felicidad, a la paz.
X X X
• Los Hechos de los Apóstoles nos recuerdan que Dios no hace distinción de personas: él acepta a todo el que practica la justicia. Jesucristo es ahora el nuevo y verdadero Siervo de Yahvé en el que todos podemos reconocer que Dios nos ama y nos recibe para que caminemos haciendo el bien. Dios en Jesús ha manifestado su bondad y su ternura con los pecadores. Ahora todos los pueblos de la tierra, todos los hombres sin distinción alguna somos reconocidos públicamente como hijos de Dios por puro amor dado en Jesucristo.
X X X
• El Bautismo de Jesús se enmarca en el movimiento de Juan el Bautista que llama a su pueblo al Jordán para comenzar, por la penitencia y el perdón de los pecados, a prepararse para los tiempos de salvación que se acercan. Mateo nos presenta a Jesús como uno más de los que se acercan a recibir el bautismo que Juan está administrando a la orilla del río. Ante la negativa de Juan; Jesús insiste: se hace "uno más, uno de tantos", con los débiles del pueblo en esta inauguración de los tiempos mesiánicos, donde todos sin excepción somos declarados hijos de Dios.
• Jesús se hace solidario de las esperanzas y necesidades de quienes aguardan una novedad y se pone en las filas de quienes buscan un cambio. Como un penitente más, Él que es la novedad de Dios asume la condición humana en la apariencia del pecador y se hace silenciosamente solidario de la necesidad de cambio de una humanidad distorsionada por el pecado. En la cola de los pecadores nos enseña la autentica manera de conjugar el verbo del amor solidario.
• Hay que revertir la historia, para construir desde una esperanza compartida. "Solidaridad es acercarse a los problemas, angustias y alegrías de los demás, dar ánimo, orientación, esperanza y una palabra de conversión. Es comprometerse en la defensa de los pobres. Es construir un Reino de Dios que sea sólido, íntimo, santo, en el seno de una comunidad" (Monseñor Romero).
• Solidaridad es estar al lado de alguien, caminar con el otro, luchar con el otro, trabajar juntos. La solidaridad es una práctica recíproca, es de persona a persona, de comunidad a comunidad, entre pueblos.
• La solidaridad es una concreción de la obligación cristiana del servicio mutuo, empeñada en recoger la herencia de Jesús y de Israel hacia la creación de condiciones de igualdad, de libertad y justicia entre los hombres de este mundo. No es beneficencia o simplemente ayuda, sino es un mutuo dar y recibir.
• La solidaridad no es sólo una virtud, sino que expresa la misma identidad de Dios. Si Dios es amor, si Dios nos amó primero, si Dios nos ama, “debemos amarnos unos a otros como Él nos amó”. Por eso, la fidelidad de Dios al hombre y a su clamor, la intervención misma de Dios, garantiza el triunfo final de la esperanza: "El no olvidará jamás al pobre, ni la esperanza del humilde fracasará". (Sal 9,19)
• Para la persona que cree, hoy la solidaridad es la expresión dinámica de la vida cristiana, exigencia permanente de nuestra fe, una fuerza que dinamiza toda la vida y acción pastoral. La solidaridad es como el nuevo nombre de la fe: se trata de ser solidarios y no sólo hacer solidaridad, asumiendo constantemente entre todos las grandes causas de los hombres. Se trata de vivir una solidaridad no sólo de gestos, sino también de actitudes, amasada de dignación, de ética, de amor, de misericordia, de donación, de renuncia, de comunión y de búsqueda de bien común.
• La solidaridad cristiana abarca desde la fe en el Dios de Jesucristo hasta el compartir los bienes materiales, es una exigencia del seguimiento de Jesús, es un don que enriquece al destinatario pero también a quien lo practica. Es compasión, en la medida que esta sea capacidad de padecer con el otro. La solidaridad es como una verificación práctica del principio del amor, como opción por los pobres del Reino y tiene una dimensión social en cuanto desemboca en el compromiso por la justicia. “La solidaridad es el fruto maduro del amor” (Juan Pablo II).
• El mundo ha cambiado, la humanidad ha entrado al tercer milenio, se habla no sólo de una época de cambios sino de un cambio de época, con todo lo que esto lleva consigo. La duda, el cuestionamiento, la búsqueda de nuevos paradigmas y mediaciones invaden todas las actividades de la vida humana. En un mundo así, en donde se imponen las reglas del mercado como valor supremo, adquiere mucho más sentido seguir siendo solidario y seguir afirmando la manera nueva de entender la fe, como compromiso de fidelidad en la construcción del Reino de Dios.
• Solidaridad hoy es justicia social y bondad de corazón que implica un intercambio interior. Solidaridad es dar, pero sobre todo darse. La solidaridad cristiana se inspira en la generosidad de Jesús, su alma es la comunión. El Señor, siendo rico, se hizo pobre por nosotros para enriquecernos.
• Estamos llamados a crear la cultura de la solidaridad. La propuesta a nuestra sociedad es reconstruirla sobre bases más humanas, verdaderas y justas escuchando siempre lo que dice el Hijo predilecto del Padre. “Toda la actividad de la Iglesia es una expresión de un amor que busca el bien integral del ser humano (…) y busca su promoción en los diversos ámbitos de la actividad humana.” (Deus Caritas Est, 19)

Para discernir

• ¿Vivo mi fe desde la experiencia de solidaridad?
• ¿Cuáles son las obras de mi fe?
• ¿Me siento solidario con los dolores y luchas de los hombres?

Para repetir

Ayudame a ser su hijo querido…
Para la lectura espiritual
«En él he puesto todo mi amor»
Cristo, creador de todas las cosas descendió como lluvia, se dio a conocer como fuente, se derramó como río (Os 6,3; Jn 4,14; 7,38) y lo vemos bautizado en el Jordán... La Fuente inasequible, que hace brotar la vida para todos los hombres y que no tiene fin, fue escondido por unas pobres y efímeras aguas. Aquel que está presente en todo, que de ninguna parte está ausente, que es inasequible a los ángeles e invisible a los hombres, viene al bautismo por su propia voluntad...
«Se abrió el cielo y vio que el Espíritu de Dios bajaba como una paloma y se posaba sobre él. Y vino una voz del cielo que decía: 'Este es mi Hijo, el amado, mi predilecto'.» El Hijo amado engendra amor, y la luz inmaterial engendra «la luz inaccesible» (1Tm 6,16). «Este es mi Hijo amado»... En el arca de Noé la paloma manifestó el amor de Dios para con los hombres (Gn 8,11). Ahora el Espíritu desciende bajo la apariencia de paloma, como la que trajo un ramo de olivo, se posa encima de aquel de quien da testimonio. ¿Por qué? Para que se comprenda con toda certeza que es la voz del Padre...: «La voz del Señor sobre las aguas, el Dios de la gloria ha tronado, el Señor sobre las aguas torrenciales» (Sl 28,3) ¿Qué dice esta voz? «Este es mi Hijo, el amado, mi predilecto. En él he puesto todo mi amor». Es aquel a quien llaman hijo de José, y es mi Hijo único según el ser divino. «Este es mi Hijo, el amado, mi predilecto»: tiene hambre y alimenta a innumerables multitudes, sufre y alivia a los que sufren. No tiene donde reclinar la cabeza y todo lo lleva en su mano, sufre y cura los sufrimientos. Le golpean, mas concede al mundo la libertad; le traspasan el costado mas repara el costado de Adán.
San Hipólito de Roma

Para rezar
La Solidaridad es tan antigua como la humanidad.
Es de Dios y nos viene de Dios.
Es la Caridad de Dios reflejada en sus criaturas libres.
La Solidaridad se vino con el Hijo hasta nuestra condición de pecadores.
Con Él, camina más lejos de los cercados de la propia tribu.
Siendo divina, la realiza, sin embargo, nuestro corazón humano,
la construyen nuestras manchadas manos de hombre,
la comparten todos los hombres de buena voluntad,
creyentes y no creyentes.
Es infinitamente de Dios e infinitamente nuestra.
La Solidaridad es el Mundo al revés.
El Mundo dice "mío", "propiedad privada";
la Solidaridad dice "tuyo", "de todos".
El Mundo dice "compite"; la Solidaridad dice "comparte".
El Mundo esconde su avaricia y hace ostentación de su poderío y generosidad; la solidaridad obedece la norma de Cristo: "que no sepa tu mano izquierda lo que da tu derecha".
De tanto encomiar la economía liberal y el libre mercado,
el Mundo se ha quedado sin esperanza;
la Solidaridad, al identificarse con los hambrientos,
sedientos, enfermos, perseguidos, marginados,
se encuentra con el Señor de la Esperanza.
El Mundo es pretérito, huele a sepulcro;
la Solidaridad apuesta al futuro, tiene rostro de niño,
nace cada día, camina, se mueve, llora con el que llora,
se alegra con el que ríe.
El Mundo está apestado de viejo, congelado de frío
en las bóvedas de los Bancos;
la Solidaridad es doncella, corazón nuevo,
para una tierra nueva.
La Solidaridad, cuando nace de la caridad cristiana
es esperanza, le otorga el realismo
del amor de Cristo en la Cruz,
y la potencia de vida de la Resurrección.
La Solidaridad cristiana es indiscriminada en su misericordia.
Como su Maestro y Señor, escucha a todos,
comprende a los incomprendidos,
respeta a los que el Mundo margina,
defiende los derechos de los hombres.
Conferencia Episcopal Chile


TIEMPO DE NAVIDAD
6 de enero - LA EPIFANIA DEL SEÑOR
SOBRE TI BRILLARÁ EL SEÑOR

PRIMERA LECTURA
Lectura del libro del profeta Isaías 60, 1-6

¡Levántate, resplandece, porque llega tu luz y la gloria del Señor brilla sobre ti! Porque las tinieblas cubren la tierra y una densa oscuridad, a las naciones, pero sobre ti brillará el Señor y su gloria aparecerá sobre ti.
Las naciones caminarán a tu luz y los reyes, al esplendor de tu aurora.
Mira a tu alrededor y observa: todos se han reunido y vienen hacia ti; tus hijos llegan desde lejos y tus hijas son llevadas en brazos.
Al ver esto, estarás radiante, palpitará y se ensanchará tu corazón, porque se volcarán sobre ti los tesoros del mar y las riquezas de las naciones
llegarán hasta ti. Te cubrirá una multitud de camellos, de dromedarios de Madián y de Efá. Todos ellos vendrán desde Sabá, trayendo oro e incienso, y pregonarán las alabanzas del Señor.
Palabra de Dios.

SALMO Sal 71, 1-2. 7-8. 10-11. 12-13 (R.: cf.11)
R. Que se postren ante ti, Señor, todos los pueblos de la tierra.

Concede, Señor, tu justicia al rey
y tu rectitud al descendiente de reyes,
para que gobierne a tu pueblo con justicia
y a tus pobres con rectitud. R.

Que en sus días florezca la justicia
y abunde la paz, mientras dure la luna;
que domine de un mar hasta el otro,
y desde el Río hasta los confines de la tierra. R.

Que los reyes de Tarsis y de las costas lejanas
le paguen tributo.
Que los reyes de Arabia y de Sebá
le traigan regalos;
que todos los reyes le rindan homenaje
y lo sirvan todas las naciones. R.

Porque él librará al pobre que suplica
y al humilde que está desamparado.
Tendrá compasión del débil y del pobre,
y salvará la vida de los indigentes. R.

SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta del apóstol san Pablo
a los cristianos de Efeso 3, 2-6

Hermanos:
Seguramente habrán oído hablar de la gracia de Dios, que me ha sido dispensada en beneficio de ustedes.
Fue por medio de una revelación como se me dio a conocer este misterio, tal como acabo de exponérselo en pocas palabras. Al leerlas, se darán cuenta de la comprensión que tengo del misterio de Cristo, que no fue manifestado a las generaciones pasadas, pero que ahora ha sido revelado por medio del Espíritu a sus santos apóstoles y profetas.
Este misterio consiste en que también los paganos participan de una misma herencia, son miembros de un mismo Cuerpo y beneficiarios de la misma promesa en Cristo Jesús, por medio del Evangelio.
Palabra de Dios.

EVANGELIO
X Lectura del santo Evangelio según san Mateo 2, 1-12

Cuando nació Jesús, en Belén de Judea, bajo el reinado de Herodes, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén y preguntaron: « ¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? Porque vimos su estrella en Oriente y hemos venido a adorarlo.»
Al enterarse, el rey Herodes quedó desconcertado y con él toda Jerusalén. Entonces reunió a todos los sumos sacerdotes y a los escribas del pueblo, para preguntarles en qué lugar debía nacer el Mesías. «En Belén de Judea, le respondieron, porque así está escrito por el Profeta: Y tú, Belén, tierra de Judá, ciertamente no eres la menor entre las principales ciudades de Judá, porque de ti surgirá un jefe que será el Pastor de mi pueblo, Israel.»
Herodes mandó llamar secretamente a los magos y después de averiguar con precisión la fecha en que había aparecido la estrella, los envió a Belén, diciéndoles: «Vayan e infórmense cuidadosamente acerca del niño, y cuando lo hayan encontrado, avísenme para que yo también vaya a rendirle homenaje.»
Después de oír al rey, ellos partieron. La estrella que habían visto en Oriente los precedía, hasta que se detuvo en el lugar donde estaba el niño. Cuando vieron la estrella se llenaron de alegría, y al entrar en la casa, encontraron al niño con María, su madre, y postrándose, le rindieron homenaje. Luego, abriendo sus cofres, le ofrecieron dones: oro, incienso y mirra. Y como recibieron en sueños la advertencia de no regresar al palacio de Herodes, volvieron a su tierra por otro camino.
Palabra del Señor.

 Para reflexionar
• Nuestra vida transcurre con frecuencia en la cáscara de la existencia. Responsabilidades, trabajos, reuniones, encuentros, compromisos de todo tipo nos toman el tiempo, y la vida se nos va pasando atrapada por la infinidad de cosas que tenemos que hacer, decir, ver o planificar. Nuestra propia identidad corre el riesgo de perderse convirtiéndonos en una cosa más entre otras y no saber ya en qué dirección caminar.
• “La gran tragedia del hombre moderno es el haber perdido la dimensión de profundidad. Ya no es capaz de preguntar de dónde viene y a dónde va. No sabe interrogarse por lo que hace y debe hacer de sí mismo en este breve lapso de tiempo entre su nacimiento y su muerte”. P. Tillich.
Las preguntas sobre el sentido de la vida no encuentran ya respuesta en muchos hombres y mujeres de hoy, quizás, porque ni siquiera son planteadas cuando se ha perdido esa «dimensión de profundidad».
• Fascinados por estrellas fugaces vemos como los hombres y mujeres de hoy van perdiendo la capacidad y el coraje de plantearse estas cuestiones con seriedad y hondura. Se prefiere seguir caminando en tinieblas.
• Incluso la fe, para muchos, pareciera que significa encuadrarse en un sistema estático de fundamentos y verdades que estereotipan nuestra conducta y nos tranquilizan de por vida. A pesar que nos asuste, lo importante es descubrir que vivimos en tinieblas y que hemos perdido el sentido fundamental de la vida. Quien descubre esto ya se ha puesto en camino.
• Hay una luz capaz de orientar nuestra existencia. Existe una respuesta a nuestros anhelos y aspiraciones más íntimas y profundas. Esa respuesta, esa luz brilla ya en ese Niño nacido en Belén.
• Por eso, en este tiempo, es bueno volver a recordar que ser creyente es, antes que nada, preguntar apasionadamente por el sentido de nuestra vida y estar abiertos a una respuesta, aún cuando la veamos de manera vacilante y oscura. Seguir una estrella en la oscuridad de la noche.
  
• Israel vuelve del exilio babilónico. En ese momento difícil Isaías quiere dar confianza a su pueblo. “La luz del Señor, su gloria se cierne sobre ti”. Pero a la ciudad de salvación son llamados, no sólo los judíos, sino también los pueblos paganos: vendrán en grandes caravanas las tribus de regiones lejanas. El profeta describe así, poéticamente, la universalidad de la salvación.
• Ni el pueblo judío, ni ningún otro tienen el monopolio de la salvación. Con esta perspectiva de redención universal, Pablo se presenta como “distribuidor de la gracia de Dios”, sobre todo entre aquellos que no pertenecen al pueblo de la Alianza. Pone en práctica el misterio que le fue revelado por el Espíritu: “que también los gentiles son coherederos, miembros del mismo cuerpo y partícipes de la promesa en Jesucristo, por el Evangelio”.
• Jesús se manifiesta como Salvador del mundo pagano, encarnado en esos magos del Oriente, y en ellos a todos los pueblos. La apertura y docilidad de estos hombres, a las inspiraciones y manifestación del Mesías, se contraponen a la dureza y la oposición de los representantes del mundo judío.
• Jesús no es el Salvador de un solo pueblo. Su misión redentora es universal. El es la luz que vio el profeta Isaías que “ilumina a todos los pueblos”. Los gentiles representados en los “magos de Oriente”, tras preguntar, caminar, superar la contradicción, en una perseverancia ejemplar, encuentran al “niño, con María su Madre”. Y gozosamente lo aceptan, lo adoran, y ofrecen sus dones de oro, incienso y mirra.
  
• La fe de estos hombres que nos presenta el evangelio sigue un itinerario: descubrir la estrella, dejarse iluminar, ser obedientes a la llamada sin desfallecer, informarse, buscar, preguntar, encontrar, caer de rodillas y adorar. Es el símbolo del itinerario de fe de todo hombre que se abre a ella.
• Lo que ocurre en el evangelio de hoy, también ocurre en el itinerario de la fe de los creyentes de nuestros días: el amigo o familiar creyente, el sacerdote, la lectura del evangelio, la devoción a María, alguna actividad de la Iglesia; se hacen estrella que nos iluminan en un momento determinado y nos conducen al encuentro con Jesús. Después estará nuestra decisión personal ante la gracia que Dios nos ofrece.
• Cuando esta decisión se asume desde la libertad y el amor, nos libera, nos compromete a una tarea de transformación en el mundo.
• La fe es la luz por la que reconocemos a Dios. Es una estrella que nos lleva a Cristo. Es un don de Dios, no una propiedad nuestra; es una iluminación, no es esclavitud, ni carga sino fuente de libertad y de vida plena.
• La luz de la fe es algo que puede y debe ser compartido. Así como necesitamos el testimonio de otros, que se hacen estrella en el itinerario de nuestro caminar; también nosotros estamos llamados a "dar testimonio de la luz". El testimonio de una vida buena, de una fe viva, se hace mucho más eficaz que todo un torrente de palabras. Ese es el mensaje de la estrella de epifanía.
• Porque la fe es una luz que guía para andar, no para quedarnos parados. Guía para aventurarnos con plena confianza, aunque no siempre con plena claridad, día tras día, año tras año por este largo y a menudo difícil camino que es nuestra vida. Un camino que es de continua búsqueda por conocer mejor a Dios y por amar más al hermano.
• Los hombres vivimos como deslumbrados ante el mundo y las estrellas fugaces que va apareciendo y cegándonos en el esfuerzo de tener una mirada que trascienda lo que aparece. Bajo las estrellas que brillan en el mundo tecnificado y glamoroso, hay que buscar un signo más profundo y más humanizador. Si investigamos, si buscamos, si no desfallecemos, encontraremos al final la llamada de Dios, la llamada de la fe que nos conduce al Dios hecho hombre, al Mesías Salvador de todos los hombres.
• La Iglesia tiene hoy la misión de ser “epifanía” de Cristo en este mundo. Como comunidad y cada uno de nosotros podremos ser epifanía si por nuestras palabras y obras somos signos de comunión, de paz, de justicia y liberación.
• Somos luz y epifanía cuando individual y grupalmente, orientamos, abrimos y marcamos caminos nuevos, en la realización de un mundo según el querer de Dios, que tiene en cuenta a todos. Somos epifanía cuando conducidos por el espíritu, tenemos el valor y el coraje inusitado de animarnos a lo bueno y a lo justo, en medio de un mundo que vive claudicando. Somos epifanía y profetas de luz que guían los pasos del pueblo, cuando somos capaces de poner nuestra vida al servicio de la humanidad.
• Somos epifanía cuando defendemos el derecho de los más débiles aunque no estemos contados entre ellos. Somos epifanía en la vida cuando infundimos confianza y esperanza, y podemos decir que hemos iluminado cuando prestamos atención, nos fijamos en los otros y los aceptamos como son; cuando escuchamos con hondura y verdad, no para responder ni dar soluciones prefabricadas; cuando amamos y nos identificamos con los otros; cuando tratamos a los demás como personas y no como instrumentos a utilizar. Somos epifanía de Dios cuando lo reconocemos por la adoración sencilla, fiel y contagiosa.
• Somos epifanía cuando soportamos y no bajamos los brazos ante las pruebas, las purificaciones, las oscuridades, las dificultades; y hasta los pecados. Hay testimonio de luz cuando en el encuentro con el Señor, nos dejamos iluminar y transfigurar.
• Esta es nuestra misión, aunque sabemos que no se vive siempre en plenitud. Esto no nos debe hacer caer en el derrotismo, que nos hace pensar que no sirve nada de lo que se ha hecho o se hace. La perfección se alcanzará sólo en el último día. Pero esa meta debe alentar nuestro esfuerzo sin interrupción. El camino de transformación y compromiso de la Iglesia tiene la vertiente personal por la cual, cada uno como cristiano y miembro consciente de la Iglesia, se esfuerza para ser “señal” más íntegra y transparente de Cristo.

 Para discernir

• ¿Nuestra actividad eclesial nos hace luz en el mundo de hoy?
• ¿Manifestamos a Cristo o lo ocultamos?
• ¿Somos libres por la fe y liberadores de las distintas realidades?

 Repitamos y vivamos hoy la Palabra

…Jesús, Luz para alumbrar a las naciones…

 Para la lectura espiritual

«Cristo es nuestra paz...de los dos pueblos (Israel y gentiles) hizo uno, derribando el muro que los separaba, la enemistad (Ef. 2,14)

…”En los hombres reunidos en torno al pesebre tenemos una imagen de la Iglesia y de su desarrollo. Los representantes de la antigua dinastía real, a la cual le había sido prometido el Salvador del mundo, y los representantes del pueblo creyente constituyen el lazo de unión entre la Antigua y la Nueva Alianza. Los Reyes del lejano Oriente representan a los gentiles, a los que desde Judea les llegó la salvación. Así tenemos aquí «la Iglesia de los judíos y de los gentiles.» Los magos son ante el pesebre los representantes de todos los que buscan. La gracia los había conducido, si bien no pertenecían aún a la Iglesia visible.
En ellos vivía un deseo puro de alcanzar la verdad que no se deja contener en las fronteras de las doctrinas y tradiciones particulares. Puesto que Dios es la verdad y quiere dejarse encontrar por todos aquellos que le buscan de todo corazón, tarde o temprano tenía que iluminar la estrella a esos sabios para indicarles el camino de la verdad. Y así se presentan ante la verdad encarnada, se postran ante ella en profunda adoración y depositan sus coronas a sus pies, pues todos los tesoros del mundo no son más que polvo en comparación con ella”….
Santa Teresa Benedicta (Edith Stein) l891-l942, carmelita descalza, doctora de la Iglesia y co-patrona de Europa - Vida escondida y Epifanía; trad. Monte Carmelo 1998, Burgos

 Para rezar
Te bendecimos, Dios nuestro Padre,
por la estrella que has revelado a los Magos,
y por la luz de la fe que has reavivado en nuestro corazón.
Te bendecimos Señor, eternamente,
por la alegría con que nos has colmado
de encontrar al Niño con María su Madre,
y por la alegría que nos das
de encontrarte en medio de nuestros hermanos.
Te bendecimos, Dios nuestro Padre,
por las ofrendas que tu bondad ha aceptado
de los reyes de oriente,
y por la ofrenda de nuestro amor que aceptas,
a pesar de ser pobre y muchas veces inútil.
Te bendecimos, Dios nuestro Padre,
por la herencia que has preparado a tu pueblo Israel,
y por la gracia de hacernos participar de ella.
Te bendecimos, Dios nuestro Padre
porque en nuestras almas,
has encendido la estrella de la fe.
Guarda en nosotros su luz hasta el día en que,
en nuestro corazón, se levantará la Estrella de la mañana,
Cristo Jesús, tu Hijo, nuestro Salvador y hermano.
Santos Benetti


TIEMPO DE NAVIDAD
2 de enero de 2011 - SEGUNDO DOMINGO DE NAVIDAD

...Y la palabra era Dios...PRIMERA LECTURA
Lectura del libro del Eclesiástico 24,1-4. 8-12

La sabiduría hace el elogio de sí misma y se gloría en medio de su pueblo, abre la boca en la asamblea del Altísimo y se gloría delante de su Poder: "Yo salí de la boca del Altísimo y cubrí la tierra como una neblina.
Levanté mi carpa en las alturas, y mi trono estaba en una columna de nube.
Entonces, el Creador de todas las cosas me dio una orden, el que me creó me hizo instalar mi carpa, él me dijo: "Levanta tu carpa en Jacob y fija tu herencia en Israel".
El me creó antes de los siglos, desde el principio, y por todos los siglos no dejaré de existir.
Ante él, ejercí el ministerio en la Morada santa, y así me he establecido en Sión;
él me hizo reposar asimismo en la Ciudad predilecta, y en Jerusalén se ejerce mi autoridad.
Yo eché raíces en un Pueblo glorioso, en la porción del Señor, en su herencia.
Palabra de Dios

Salmo Sal 147, 12-13. 14-15.19-20
R. La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros

Glorifica al Señor, Jerusalén,
alaba a tu Dios, Sión
El reforzó los cerrojos de tus puertas
y bendijo a tus hijos dentro de ti. R:

Él asegura la paz en tus fronteras
y te sacia con lo mejor del trigo. R:
Envía su mensaje a la tierra,
su palabra corre velozmente. R:

Revela su palabra a Jacob,
sus preceptos y mandatos a Israel:
a ningún otro pueblo trató así
ni le dio a conocer sus mandamientos.
¡Aleluya!


SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta del apóstol San Pablo a los Efesios 1,3-6.15-18

Hermanos:
Bendito sea Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en Cristo con toda clase de bienes espirituales en el cielo, y nos ha elegido en él, antes de la creación del mundo, para que fuéramos santos e irreprochables en su presencia, por el amor.
El nos predestinó a ser sus hijos adoptivos por medio de Jesucristo, conforme al beneplácito de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia, que nos dio en su Hijo muy querido.
Por eso, habiéndome enterado de la fe que ustedes tienen en el Señor Jesús y del amor que demuestran por todos los hermanos, doy gracias sin cesar por ustedes recordándolos siempre en mis oraciones.
Que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, les conceda un espíritu de sabiduría y de revelación que les permita conocerlo verdaderamente.
Que él ilumine sus corazones, para que ustedes puedan valorar la esperanza a la que han sido llamados, los tesoros de gloria que encierra su herencia entre los santos.
Palabra de Dios

EVANGELIO
X Lectura del santo Evangelio según san Juan 1,1-18

Al principio existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios.
Al principio estaba junto a Dios.
Todas las cosas fueron hechas por medio de la Palabra y sin ella no se hizo nada de todo lo que existe.
En ella estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.
La luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la percibieron.
Apareció un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan.
Vino como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él.
El no era la luz, sino el testigo de la luz.
La Palabra era la luz verdadera que, al venir a este mundo, ilumina a todo hombre.
Ella estaba en el mundo, y el mundo fue hecho por medio de ella, y el mundo no la conoció.
Vino a los suyos, y los suyos no la recibieron.
Pero a todos los que la recibieron, a los que creen en su Nombre, les dio el poder de llegar a ser hijos de Dios.
Ellos no nacieron de la sangre, ni por obra de la carne, ni de la voluntad del hombre, sino que fueron engendrados por Dios.
Y la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros. Y nosotros hemos visto su gloria, la gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad.
Juan da testimonio de él, al declarar: "Este es aquel del que yo dije: El que viene después de mí me ha precedido, porque existía antes que yo".
De su plenitud, todos nosotros hemos participado y hemos recibido gracia sobre gracia: porque la Ley fue dada por medio de Moisés, pero la gracia y la verdad nos han llegado por Jesucristo.
Nadie ha visto jamás a Dios; el que lo ha revelado es el Hijo único, que está en el seno del Padre.
Palabra del Señor

Para reflexionar• La palabra es esencial a la vida. Por ella el hombre se pone en contacto con el mundo y con las demás personas; es una palabra que revela una interioridad, que investiga, que crea, que produce el cambio.
• Pero también existe la palabra que solamente es sonido, conjunto de voces, desprovistas de por sí de significado. Es la palabra que rellena los tiempos libres o que encubre nuestra incapacidad de hacer.
• Está la otra palabra, la que puede expresarse tanto por voces como por gestos, por vocablos como con el mismo silencio. Palabra que es la puesta del hombre en acción. Y más todavía: mediante el lenguaje el hombre es capaz de encontrar el significado de las cosas; por medio de la palabra simboliza la vida, capta lo que está más allá de las apariencias, sale de lo particular para acceder a lo universal; sale de sí mismo para encontrarse con el gran mundo de la humanidad.
• Es por medio de la palabra como el hombre puede unir su cuerpo con su espíritu, su yo con otros yo, su interioridad con la exterioridad del mundo.
X X X
• Las lecturas de este domingo constituyen un repaso a la historia de la salvación. El designio de salvación contenido en Dios Padre se actualiza en Jesús, el Hijo encarnado. Por medio de Él, que entra a formar parte de la realidad creada, el mundo entero se llena de la salvación de Dios. La entrada de Cristo en el mundo es la revelación de Dios, una revelación que los hombres podemos conocer y acoger personalmente.
X X X
• El libro del Eclesiástico o del Ben-Sirá fue escrito a finales del siglo III a.C.; contiene la reflexión de un sabio de Israel sobre la historia de la salvación, la ley, la alianza y otros temas fundamentales del judaísmo antes de Jesucristo. Hoy nos habla de la sabiduría divina, personificándola, subrayando que no se trata de una sabiduría humana, sino de una sabiduría amorosa, la sabiduría con la que Dios creó el universo, la que se manifiesta en la historia de salvación. Una sabiduría salvadora que quiere habitar entre nosotros para que podamos vivir más humanamente, en armonía con todos los seres del mundo, en búsqueda de la armonía y la paz a las que Dios nos tiene destinados.
X X X
• La segunda lectura nos dice con nombres propios: "que Dios nos bendijo en Cristo, nos predestinó a ser hijos adoptivos suyos por Jesucristo", "en El nos eligió, antes de la creación del mundo para que fuésemos santos..." Dios, por medio de Jesús, se reveló a sí mismo como vida que se comunica y se entrega en forma de amor leal, y así, mostró cuál es su proyecto de hombre: que nos vayamos haciendo hijos suyos mediante la práctica de "un amor que responda a su amor".
X X X
• El evangelio de Juan comienza con un "prólogo". Se trata de un himno a Jesucristo como Palabra eterna de Dios que se hace carne para salvar a la humanidad. El himno se inspira claramente en la personificación de la sabiduría divina como la que encontrábamos en la primera lectura. El término griego que emplea el evangelista es "logos", que significa palabra y significa también pensamiento. El pensamiento no se hace consciente sino cuando se expresa, así como la luz no se hace visible sino cuando se refracta. Jesús es la Palabra definitiva por la cual Dios hizo todas las cosas. Es la Palabra que estaba junto a Dios y era Dios, Él es la Palabra que se ha hecho carne y ha acampado entre nosotros para hacernos participar de su vida inmortal, dándonos a conocer plenamente a Dios, a quien nadie ha visto, pero que Él, el Logos, la Palabra encarnada, Jesucristo, nos ha dado a conocer.
X X X
• El pensamiento divino se ha realizado en una existencia humana y, la plenitud de la vida se ha manifestado en Jesús, Palabra hecha carne. Palabra visible y accesible. La persona de Jesús es el gran mensaje de Dios a la humanidad, un mensaje que da sentido a la existencia.
• Desde entonces, desde ese bendito momento en el que Él plantó su tienda entre las nuestras, podemos decir que mirándolo a Él estamos mirando a Dios, que conociéndolo a Él estamos conociendo a Dios. Porque si es verdad que nadie ha visto jamás a Dios, también es verdad que entre nosotros ha vivido un hombre que nos lo ha dado a conocer. Hay que mirarlo a Él.
• En Jesús, Dios y el hombre se hacen uno, y podemos comenzar a comprender el misterio del hombre y comenzar a intuir el misterio de Dios. No hay que partir de conceptos filosóficos para acercarse a Dios; hay que partir de Jesús para acercarse al misterio del hombre y al misterio de Dios.
• En Jesús todo es Palabra. A través de Él se ve a Dios, se experimenta la misericordia del Padre y se alcanza el conocimiento vivo de cómo es Dios mismo: "Para que conociendo a Dios visiblemente, Él nos lleve al amor de lo invisible"-(prefacio I de Navidad).
• Por la fe, es decir, por la aceptación interna y personal de esta Palabra hecha carne, nosotros nos asimilamos a su condición de hijo.
• No hay otro camino. Nuestro modo de entender, de imaginar a Dios, debe pasar, debe alimentarse según el estilo, la vida y la palabra de Jesús. Ser cristiano es adherirse a este anuncio del Padre que hace Jesús, en su vida y con su palabra. Sólo esta Luz puede llevarnos a Dios.
• Creer en Jesús significa aceptar, a la vez, un modo de vivir y adquirir una sabiduría que nos revela lo más profundo del mundo. La fe en Jesús hace la Palabra de Dios tan actual, viva y presente en el mundo, como aquella que hace mucho se escuchó en Galilea.
• Por la fe, el misterio de Jesús, con menor intensidad y a otro nivel se repite en cada hombre; la misma Palabra creadora se transforma en nuestro interior en Palabra salvadora, que nos permite ser hombres según el plan de Dios que nos lleva a nuestra propia realización humana. Al creer en Jesús de Nazaret, la Palabra que resonó imperiosamente en Jesús, sigue pronunciándose hoy entre nosotros y podemos creer en la acción que Dios está realizando en nuestra historia. Por eso, cuando creemos en Jesús aceptamos hoy la salvación, no como algo que pertenece al pasado, sino como una acción poderosa de Dios hoy y aquí.
• Desde que el Verbo de Dios se ha acercado tanto a la humanidad que ha llegado a ser verdaderamente hombre, el carácter sagrado de la vida ha alcanzado el grado más elevado que jamás se pudiera imaginar. Gracias a la encarnación del Verbo, el amor humano, realidad tan entrañablemente ligada a la vida de los hombres, se ha convertido en el medio más poderoso para realizar en el mundo el amor de Dios. Desde que el Amor se ha hecho carne; la carne es receptáculo del Amor. Para un cristiano, todas las manifestaciones auténticas del Amor, desde las más espirituales hasta las más sensibles, pueden y deben ser expresión del amor de Dios por el mundo.
• Nuestro camino de fe pasa por la encarnación. Como lo hizo Jesús, encarnarse es estar con el hombre como hermano entre los hermanos, no por encima, ni al margen, ni a distancia.
• Así somos instrumentos de salvación, siendo solidarios, cercarnos, no por la ley, ni por la autoridad. Somos discípulos misioneros encarnándonos, yendo al hermano, acercándonos a él. Y esto vale para todos. Viendo a Jesús Niño, y viéndolo predicar, andar por los caminos de su pueblo tenemos que reconocer nuestro modo de vivir la fe.
• “Difícilmente seremos fieles a esta llamada de dar a conocer la luz de Jesucristo a la gente de nuestro mundo paganizado, si no nos decidimos a salir de nuestro reducto eclesial y entablar una relación de verdadero diálogo, de igual a igual, con el que no cree. No como quien habla desde un lugar "seguro" a quien está "fuera", sino como aquel que comparte la vida con los demás y, en el interior de esta vida compartida, es capaz de comprender de verdad las reacciones del otro, y al mismo tiempo, de compartir con ellos las esperanzas y anhelos que a él le mueven”. Es éste y no otro el estilo de la Encarnación y de la evangelización. (M. D. Chenu, 1953).
• Por medio de Jesús, Dios nos elige para ser discípulos de Cristo e hijos del Padre, Él que desde siempre nos llamó a la vida y a la filiación divina. Por medio de Jesús fuimos convocados para constituir la comunidad eclesial, para participar en la gestación de este lugar de encuentro y de salvación para todos los hombres.
• Desde esta perspectiva, toda la vida de Jesús: palabras, actos, pensamientos, sentimientos es una inmensa palabra que llena la tierra como un sol que irradia sus rayos destruyendo las tinieblas.
• En Jesús la palabra es auténtica porque los pensamientos se concilian con los actos, los actos con los sentimientos, y los sentimientos brotan de lo más profundo de su ser.
• Hoy se nos invita a ser palabra de vida, a ser palabra que ilumina, a ser palabra que engendra vida.

Para discernir

• ¿Qué palabras escucho y dejan huella en mi corazón?; ¿qué palabras pronuncio, de dónde brotan?
• ¿Cómo he vivido hasta hoy este misterio de la encarnación en mi vida y en mi testimonio?
• ¿Qué ideas, qué actitudes de vida me invita a revisar esta palabra de hoy?

Repitamos y vivamos hoy la Palabra

…Nos ha nacido un Salvador, Cristo el Señor…

Para la lectura espiritual
El nacimiento del Salvador: la muerte de la muerte
¡Dios en la tierra, Dios entre los hombres! Ya no es el Dios que da su ley en medio de relámpagos y truenos, al son de trompetas sobre la montaña humeante, en medio de espesos nubarrones (cf Ex 19,18), sino aquel que conversa con los humanos con dulzura y bondad, revestido de un cuerpo humano. ¡Dios en nuestra carne!...
¿Cómo llegó la luz a todo el mundo? ¿De qué manera la divinidad habita la carne? Como el fuego en el hierro...comunicándosele. Sin dejar lo que es, el fuego comunica al hierro su propio ardor. No por esto queda disminuido el fuego sino que llena por completo el hierro al que se comunica. Del mismo modo, Dios, el Verbo que “plantó su tienda entre nosotros” (cf Jn 1,14) no ha abandonado su ser. El Verbo que se hace carne no ha sufrido ningún cambio. El cielo no está privado de aquel que lo contiene en si...
Entra del todo en el misterio: Dios ha venido en carne para dar muerte a la muerte que se escondía en la carne. Del mismo modo que los medicamentos nos curan cuando son asimilados por el cuerpo, del mismo modo que la oscuridad de una casa se desvanece al encender una luz, así la muerte que nos tenía en su poder ha sido anihilada por la venida de nuestro Dios. Del mismo modo que el hielo formado durante la noche se derrite con el calor del sol, así la muerte ha gobernado hasta la venida de Cristo. Pero, cuando el Sol de justicia se levanta (Ml 3,20) la muerte ha sido engullida en la victoria (1Cor 15,4). No podía soportar la presencia de la vida verdadera...
Demos gloria con los pastores, cantemos y dancemos en coro con los ángeles, “porque nos ha nacido un Salvador que es Cristo el Señor.” (Lc 2,11)... Celebremos la salvación del mundo, el día del nacimiento de la humanidad.

San Basilio (330-379) monje, obispo de Cesarea de Capadocia, doctor de la Iglesia - Homilía para el día de la Natividad de Cristo 2,6; PG 31, 1459-1462)

Para rezar

"Canten mis labios las alabanzas del Señor,
de ese Señor por el que fueron hechas todas las cosas
y por el que fue hecho Él en medio de las mismas;
de ese Señor que es el manifestador del Padre
y el creador de su Madre;
Hijo del Padre Dios sin madre,
hijo del hombre de madre sin padre;
gran luz de los Ángeles,
pequeña en la luz de los hombres;
Palabra de Dios antes de los tiempos;
palabra humana en el tiempo oportuno,
creador del sol,
creado bajo el sol"

S. Agustín - Cuarto Sermón de Navidad, 1 PL 38, 1001



TIEMPO DE NAVIDAD

1 de Enero - Solemnidad de Santa María Madre de Dios
...su nombre es JESUS...
Lectura del libro de los Números 6, 22-27

El Señor dijo a Moisés: «Habla en estos términos a Aarón y a sus hijos: Así bendecirán a los israelitas. Ustedes les dirán: "Que el Señor te bendiga y te proteja. Que el Señor haga brillar su rostro sobre ti y te muestre su gracia. Que el Señor te descubra su rostro y te conceda la paz." Que ellos invoquen mi Nombre sobre los israelitas, y yo los bendeciré.»
Palabra de Dios.

SALMO Sal 66, 2-3. 5. 6 y 8 (R.: 2a)
R. El Señor tenga piedad y nos bendiga.

El Señor tenga piedad y nos bendiga,
haga brillar su rostro sobre nosotros,
para que en la tierra se reconozca su dominio,
y su victoria entre las naciones. R.

Que canten de alegría las naciones,
porque gobiernas a los pueblos con justicia
y guías a las naciones de la tierra. R.

¡Que los pueblos te den gracias, Señor,
que todos los pueblos te den gracias!
Que Dios nos bendiga,
y lo teman todos los confines de la tierra. R.

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Galacia 4, 4-7

Hermanos:
Cuando se cumplió el tiempo establecido, Dios envió a su Hijo, nacido de una mujer y sujeto a la Ley, para redimir a los que estaban sometidos a la Ley y hacernos hijos adoptivos.
Y la prueba de que ustedes son hijos, es que Dios infundió en nuestros corazones el Espíritu de su Hijo, que clama a Dios llamándolo: ¡Abba!, es decir, ¡Padre! Así, ya no eres más esclavo, sino hijo, y por lo tanto, heredero por la gracia de Dios.
Palabra de Dios.

EVANGELIO
X Lectura del santo Evangelio según san Lucas 2, 16-21

Los pastores fueron rápidamente y encontraron a María, a José, y al recién nacido acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que habían oído decir sobre este niño, y todos los que los escuchaban quedaron admirados de lo que decían los pastores.
Mientras tanto, María conservaba estas cosas y las meditaba en su corazón. Y los pastores volvieron, alabando y glorificando a Dios por todo lo que habían visto y oído, conforme al anuncio que habían recibido.
Ocho días después, llegó el tiempo de circuncidar al niño y se le puso el nombre de Jesús, nombre que le había sido dado por el Ángel antes de su concepción.
Palabra del Señor.

Para reflexionar• Basta leer ciertos artículos de diarios, escuchar el énfasis que se pone en ciertas noticias de los informativos; oír las opiniones de mucha gente, o pulsar los criterios de diversos grupos sociales para encontrarse con los gérmenes de la violencia. Lo que sólo son simples opiniones sobre problemas discutibles, se elevan a verdades indiscutibles. Se descalifica sistemáticamente a los que no piensan igual. Al distinto se lo considera como adversario, se cultivan actitudes incompatibles con la justicia serena, con el amor que construye, y se pierde el respeto a la vida del hombre, considerándolo como un obstáculo a eliminar de cualquier manera.
• Este estilo de vida se va encarnando de modo incontrolable a pesar de saber que la paz, no nace de la fuerza y que la violencia armada, no es la solución de los conflictos. La paz es fruto de la justicia. Vistos los fracasos de la diplomacia humana, la paz no puede lograrse, por mucho que nos empeñemos, sin tener en cuenta a Cristo y su mensaje. La buscamos, tenemos hambre de ella, vemos que la violencia y la guerra siempre destruyen, pero no acertamos los caminos para lograrla.
• Resulta difícil construir la paz cuando pretendemos edificarla sumando simplemente los intereses de unos y de otros; sólo conseguimos aumentar la confusión. Para muchos la paz es sinónimo de victoria, pero el gozo de los vencedores no entra en comunión con el dolor de los vencidos. Infructuosamente se intenta conseguir una paz duradera a base de negociaciones, documentos, acuerdos y pactos: pero a medida que pasa el tiempo constatamos que la actitud con la que se encaran llevan dentro el germen de la discordia. Al comenzar un nuevo año el deseo universal de paz se hace palabra en boca de todos los políticos, se escribe en todos los idiomas del mundo y suena como una etérea ilusión.
• Al celebrar la fiesta de Santa María, Madre de Dios, Madre del niño a quien llamaron Jesús-Salvador nos encontramos con la clave para esta dolorosa situación. Jesús trae al mundo como regalo de año, el secreto para la construcción de la paz.
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• La fórmula de bendición sacerdotal que aparece en la primera lectura, se cumplió plenamente en María. El Señor estuvo con ella, desde el principio, le dio su paz, fue la llena de gracia. Así lo sintió la primera Iglesia post-apostólica cuando la invocó: “Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros”. Y así lo siente la Iglesia de nuestros días llamándola: “Madre de la Paz”.
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• San Pablo nos muestra que el Hijo hecho hombre ha puesto su voluntad debajo de nuestras necesidades, De esta manera, Jesucristo, el Hijo de Dios, nos ha dado la posibilidad de ser también nosotros hijos de Dios por adopción.
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• María cobra un particular relieve en este texto de Lucas. En el contexto anterior de la presentación en el templo, ella aparece como Madre carnal de Jesús. Aquí se presenta otra relación entre Jesús y María: la de la fe. “Y María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón”. Actitud de fe adulta y reflexiva. María guardaba las cosas en su corazón, no como quien pone siete llaves y mantiene oculto. María guarda las cosas en su corazón como aquella que atesora, aquella que valora, aquella que es capaz de descubrir en cada cosa un sentido y eso le da razón a su caminar.
• María tiene esa memoria sabia que no cae en olvidos injustos ni en recuerdos superficiales, tiene memoria del corazón.
• Siempre estaba vivo en ella el gozo de la anunciación, por la promesa de Dios, el amor dado en la visitación, la confianza del buen José, todo lo que se decía del niño. Y en cada uno de estos momentos experimentaba el paso de Dios por su vida, la ternura de un Dios que la bendecía. Esta experiencia fue la que animó su esperanza y no quebrantó su fe ante en el momento del dolor.
• La memoria del corazón le permitió experimentar, una y otra vez, que el mismo Dios que la había llamado no abandonaría la obra de sus manos aunque espesos nubarrones aparecieran en el horizonte.
• Ella nos invita a acrecentar nuestra memoria del corazón, a mirar con ojos nuevos el paso de Dios por nuestra vida. Creemos que nuestro Dios es fiel y no cambia; lo que prometió lo cumplirá, lo que nos dio no lo quitará, de lo que dijo no se desdecirá, su proyecto no cambiará.
• Necesitamos que la memoria de su fidelidad nos arranque de nuestros egoísmos, conveniencias, tibiezas e inseguridades, para hacer memoria agradecida del pasado que nos permita mirar el futuro con esperanza y pasión por el bien, la justicia y la paz. Para ese compromiso hace falta la memoria buena de un Dios que ha sido generoso con nuestra vida sabiendo rescatar todo lo bueno que hemos vivido, porque de la memoria del corazón brotará nuestra fidelidad.
• María, Madre de Dios, al inicio de un nuevo año aparece como lugar de encuentro del hombre con Dios y de Dios con el hombre. Un mundo sin Dios, sería pronto un mundo sin hombres. Estaría la humanidad a merced del más fuerte, de la ley de la selva, de la violencia y la destrucción. En María, los hombres deben encontrar a Dios y sentirse hermanos los unos de los otros en Cristo Jesús.
• María es el signo de la presencia de Dios en medio de los hombres, con el que se debe contar para construir el mundo en la verdad, la justicia y la paz.

Para discernir• ¿Cómo me comprometo con la paz?
• ¿Creo que el valor de la paz verdadera anida en un corazón reconciliado?
• ¿Soy constructor de paz en mis ambientes y realidades?

Repitamos y vivamos hoy la Palabra
…Su nombre es Jesús…Para la lectura espiritualJORNADA MUNDIAL DE LA PAZ 2010

SI QUIERES PROMOVER LA PAZ, PROTEGE LA CREACIÓN.

Para llevar a la humanidad hacia una gestión del medio ambiente y los recursos del planeta que sea sostenible en su conjunto, el hombre está llamado a emplear su inteligencia en el campo de la investigación científica y tecnológica y en la aplicación de los descubrimientos que se derivan de ella. La «nueva solidaridad» propuesta por Juan Pablo II en el Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 1990,[xxii] y la «solidaridad global», que he mencionado en el Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 2009,[xxiii] son actitudes esenciales para orientar el compromiso de tutelar la creación, mediante un sistema de gestión de los recursos de la tierra mejor coordinado en el ámbito internacional, sobre todo en un momento en el que va apareciendo cada vez de manera más clara la estrecha interrelación que hay entre la lucha contra el deterioro ambiental y la promoción del desarrollo humano integral. Se trata de una dinámica imprescindible, en cuanto «el desarrollo integral del hombre no puede darse sin el desarrollo solidario de la humanidad».[xxiv] Hoy son muchas las oportunidades científicas y las potenciales vías innovadoras, gracias a las cuales se pueden obtener soluciones satisfactorias y armoniosas para la relación entre el hombre y el medio ambiente. Por ejemplo, es preciso favorecer la investigación orientada a determinar el modo más eficaz para aprovechar la gran potencialidad de la energía solar. También merece atención la cuestión, que se ha hecho planetaria, del agua y el sistema hidrogeológico global, cuyo ciclo tiene una importancia de primer orden para la vida en la tierra, y cuya estabilidad puede verse amenazada gravemente por los cambios climáticos. Se han de explorar, además, estrategias apropiadas de desarrollo rural centradas en los pequeños agricultores y sus familias, así como es preciso preparar políticas idóneas para la gestión de los bosques, para el tratamiento de los desperdicios y para la valorización de las sinergias que se dan entre los intentos de contrarrestar los cambios climáticos y la lucha contra la pobreza. Hacen falta políticas nacionales ambiciosas, completadas por un necesario compromiso internacional que aporte beneficios importantes, sobre todo a medio y largo plazo. En definitiva, es necesario superar la lógica del mero consumo para promover formas de producción agrícola e industrial que respeten el orden de la creación y satisfagan las necesidades primarias de todos. La cuestión ecológica no se ha de afrontar sólo por las perspectivas escalofriantes que se perfilan en el horizonte a causa del deterioro ambiental; el motivo ha de ser sobre todo la búsqueda de una auténtica solidaridad de alcance mundial, inspirada en los valores de la caridad, la justicia y el bien común. Por otro lado, como ya he tenido ocasión de recordar, «la técnica nunca es sólo técnica. Manifiesta quién es el hombre y cuáles son sus aspiraciones de desarrollo, expresa la tensión del ánimo humano hacia la superación gradual de ciertos condicionamientos materiales. La técnica, por lo tanto, se inserta en el mandato de cultivar y guardar la tierra (cf. Gn 2,15), que Dios ha confiado al hombre, y se orienta a reforzar esa alianza entre ser humano y medio ambiente que debe reflejar el amor creador de Dios».[xxv] Benedicto XVI

Para rezarDios de luz,
bendito seas por cada mañana
y por cada año nuevo,
promesa de vida y de renovación.
Dios de ternura,
bendito seas por el corazón de cada hombre
y por las manos que se abren
en señal de paz.
Dios y Padre de Jesucristo,
bendito seas, más aún,
por la mirada de tu Hijo,
reflejo insondable de tu amor.
¡Bendito, glorificado y santificado seas
por Aquel que abrazó nuestra carne
y nos transfigura en tu luz!
Que con tu Iglesia
te canten los ángeles en los cielos,
pues tú eres el Dios de lo infinito
y el Dios de toda ternura,
y es a Ti a quien aclamamos.
Señor Jesucristo,
tu nacimiento fue la aurora de una paz nueva
para los hombres que tú amas.
Mira una vez más el amor
que tú mismo has depositado
en el corazón de tu Iglesia,
y, para que en este nuevo año
pueda ella cantar tu gloria,
dígnate unir nuestras manos
en la unidad y en la alegría.
Quédate con nosotros, Emmanuel,
y danos una paz que dure por los siglos y siglos sin fin.


SAGRADA FAMILIA DE JESUS, MARIA Y JOSE
Toma al Niño y a su Madre y huye a Egipto

PRIMERA LECTURA
Lectura del libro del Eclesiástico 3, 3-7. 14-17

El que honra a su padre expía sus pecados y el que respeta a su madre es como quien acumula un tesoro. El que honra a su padre encontrará alegría en sus hijos y cuando ore, será escuchado. El que respeta a su padre tendrá larga vida y el que obedece al Señor da tranquilidad a su madre. El que teme al Señor honra a su padre y sirve como a sus dueños a quienes le dieron la vida.
La ayuda prestada a un padre no caerá en el olvido y te servirá de reparación por tus pecados. Cuando estés en la aflicción, el Señor se acordará de ti, y se disolverán tus pecados como la escarcha con el calor.
El que abandona a su padre es como un blasfemo y el que irrita a su madre es maldecido por el Señor.
Hijo mío, realiza tus obras con modestia y serás amado por los que agradan a Dios.
Palabra de Dios.

SALMO Sal 127, 1-2. 3. 4-5 (R.: cf. 1)
R. ¡Felices los que temen al Señor y siguen sus caminos!

¡Feliz el que teme al Señor
y sigue sus caminos!
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás feliz y todo te irá bien.

Tu esposa será como una vid fecunda
en el seno de tu hogar;
tus hijos, como retoños de olivo
alrededor de tu mesa.

¡Así será bendecido
el hombre que teme al Señor!
¡Que el Señor te bendiga desde Sión
todos los días de tu vida:
que contemples la paz de Jerusalén!

SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Colosas 3, 12-21

Hermanos:
Como elegidos de Dios, sus santos y amados, revístanse de sentimientos de profunda compasión. Practiquen la benevolencia, la humildad, la dulzura, la paciencia. Sopórtense los unos a los otros, y perdónense mutuamente siempre que alguien tenga motivo de queja contra otro. El Señor los ha perdonado: hagan ustedes lo mismo. Sobre todo, revístanse del amor, que es el vínculo de la perfección.
Que la paz de Cristo reine en sus corazones: esa paz a la que han sido llamados, porque formamos un solo Cuerpo. Y vivan en la acción de gracias.
Que la Palabra de Cristo resida en ustedes con toda su riqueza. Instrúyanse en la verdadera sabiduría, corrigiéndose los unos a los otros. Canten a Dios con gratitud y de todo corazón salmos, himnos y cantos inspirados. Todo lo que puedan decir o realizar, háganlo siempre en nombre del Señor Jesús, dando gracias por él a Dios Padre.
Mujeres, respeten a su marido, como corresponde a los discípulos del Señor.
Maridos, amen a su mujer, y no le amarguen la vida. Hijos, obedezcan siempre a sus padres, porque esto es agradable al Señor. Padres, no exasperen a sus hijos, para que ellos no se desanimen.
Palabra de Dios.

EVANGELIO
XLectura del santo Evangelio según san Mateo 2, 13-15. 19-23

Después de la partida de los magos, el Angel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: «Levántate, toma al niño y a su madre, huye a Egipto y permanece allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo.»
José se levantó, tomó de noche al niño y a su madre, y se fue a Egipto.
Allí permaneció hasta la muerte de Herodes, para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado por medio del Profeta: Desde Egipto llamé a mi hijo.
Cuando murió Herodes, el Angel del Señor se apareció en sueños a José, que estaba en Egipto, y le dijo: «Levántate, toma al niño y a su madre, y regresa a la tierra de Israel, porque han muerto los que atentaban contra la vida del niño.»
José se levantó, tomó al niño y a su madre, y entró en la tierra de Israel. Pero al saber que Arquelao reinaba en Judea, en lugar de su padre Herodes, tuvo miedo de ir allí y, advertido en sueños, se retiró a la región de Galilea, donde se estableció en una ciudad llamada Nazaret. Así se cumplió lo que había sido anunciado por los profetas: Será llamado Nazareno.
Palabra del Señor.

Para reflexionar
• Rápidamente hemos asistido a un cambio profundo de la institución familiar. La familia numerosa va tendiendo a desaparecer para ser sustituida por una «familia nuclear» formada por la pareja y un número muy reducido de hijos. Hace años en Francia, se presentaba la familia ideal como la compuesta por hombre-mujer-niño-perro. Hoy están haciendo un esfuerzo publicitario enorme para convencer al televidente de cuán bella y reconfortante es la familia numerosa.
• Los divorcios y las separaciones han crecido notablemente. La inestabilidad matrimonial trajo aparejado el aumento de hijos que crecen en un hogar con uno sólo de los progenitores o en familias ensambladas.
• Muchos gurúes del relativismo plantean que todo esto significa que la familia está llamada a desaparecer. Los estudiosos de la familia apuntan hoy, más bien, a la posibilidad de que se extinga la familia tal como la hemos conocido, pero ninguno se atreve a proclamar seriamente la desaparición de la dimensión familiar. Todo hombre necesita el ámbito familiar para abrirse a la vida y crecer armónicamente.
• A veces se buscan respuestas facilistas. Los problemas de la pareja y de la familia no se van a resolver con la ley del divorcio ni con la despenalización del aborto. Lo que necesitan y reclaman los hombres y mujeres de esta sociedad es el ámbito social, moral, afectivo y de desarrollo para formar una verdadera familia.
• Si los hombres y mujeres de nuestros días no crecen rodeados de experiencias fundantes de amor gratuito, confiado y comprensivo, se expande el círculo vicioso que dificulta que se den las condiciones necesarias para que se puedan formar matrimonios duraderos y familias estables, cálidas y acogedoras.
• Son tantas las opiniones y tantas contestaciones contra la familia que tenemos vergüenza y miedo de declarar que «creemos en la familia».
• Para los creyentes la familia es el lugar privilegiado para expresar y vivir la gracia y el amor de Dios.
X X X
• El libro del Eclesiástico nos presenta los consejos que un hombre, que vivió varios siglos antes de Jesucristo, da a sus hijos. El respeto y la veneración a los padres es agradable a los ojos de Dios, que no quedará sin recompensa. Los hijos que vivan esa actitud serán venerados por sus propios hijos. Todos estos consejos, aún conservando hoy plena validez, deben ampliarse con el respeto de los padres a los hijos que no era tenido en cuenta en el tipo de relaciones establecidas en el contexto rural del Antiguo Testamento.
• Pablo da algunos consejos para la convivencia con otros. Los consejos que da el apóstol están muy ligados a las costumbres y mentalidad de la época. La actitud de Dios debe ser el modelo de la nuestra.
X X X
• Pocos pasajes tan fuertes como esta huida de la Sagrada Familia. Un rey tirano hace huir a la familia que Dios ha elegido para cumplir sus promesas. Cuando se marcharon los Magos, el ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: “Levántate, toma al niño y a su madre y huye a Egipto, quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo”.
• Dios actúa muchas veces a través de los acontecimientos, crueles y absurdos, de la vida de los hombres: nace en Belén por una orden del emperador de Roma, va a Egipto por la crueldad de un rey, vive en Nazaret por los riesgos que podría correr en Belén. De esa forma se van cumpliendo las Escrituras.
• De igual modo que lo hizo el patriarca José, el esposo de María salva a su familia llevándosela a Egipto para volver luego a la tierra prometida. La vida de José está plenamente disponible a Dios. Por eso el Padre puede ser escuchado y actuar fácilmente a través de José.
• Este episodio que nos narra Mateo nos presenta una familia en una dura experiencia, es una familia de "exiliados", a quienes la violencia y la persecución obliga a huir a un país vecino en búsqueda de paz y seguridad.
• José defiende a su familia, defiende la familia que se le ha confiado, defiende el proyecto de Dios.
• Las familias siempre pasan crisis, porque los problemas son frecuentes. Unas veces son los problemas económicos, otras la falta de comprensión, otras la separación, otras los malos tratos, otras los hijos. Unas veces los padres se quejan de sus hijos, y otras éstos se quejan de sus padres. Así que siempre hay crisis que afrontar.
• No existe la familia ideal. Sin embargo, hay una fuerza vivificadora que en cualquier circunstancia y, especialmente, en los momentos de crisis y dificultades, es el camino que Dios espera de nosotros. Es lo que leíamos en la carta del apóstol Pablo: "la misericordia entrañable, la bondad, la humildad, la dulzura, la comprensión" y también el perdón. "Y por encima de todo esto -decía san Pablo- el amor".
• Este es el mensaje que hoy se nos dirige a cada uno de nosotros, sea cual sea la situación familiar que vivimos: defender la familia desde el amor, tenemos siempre la posibilidad de vivirla mejor. Vivirla mejor si ponemos más y mejor amor en todas las grandes o pequeñas cosas, en los gestos y palabras o silencios, miradas o caricias que la componen.
• Defender la familia es comprometerse en un camino de fe y de esperanza en el amor. Vivir el amor en la familia es vivir los insospechados caminos de la gratuidad. En familia se ama más de lo que merece cada uno. No se aman en ella unos a otros porque no se encuentren defectos, porque sean los mejores..., sino porque son el padre, la madre, los hijos o hermanos.
• Defender la familia es vivir la paternidad, la maternidad y la filiación mucho más de lo que biológicamente se entiende. Ser padres no se limita a engendrar un hijo y a trabajar para darle de comer y educarlo. Ser padre y madre es dar vida, ser hijo es recibirla. Se es padre y madre en la medida que se da vida y se ayuda a desarrollarla. Se es hijo en la medida en que se acepta la vida y dejamos que nos ayuden a que se desarrolle.
• Defender la familia es no encerrarnos ni pretender encerrar a los demás en ella como último refugio, huyendo de la realidad y del compromiso de transformar el mundo. Cuando se pretende convertir la familia en el único mundo, se acaba en la asfixia. La familia que vive desde la fe y el amor es siempre una familia abierta donde el amor se practica y se nutre, pero no se encierra, sino que se abre a los otros. Entonces la familia acrecienta el amor, pero éste no se agota, porque puede expandirse hacia los demás y cumple su función de constructora de una sociedad solidaria.
• Defender la familia es creer en ella como medio elegido por Dios para venir a nosotros y como propuesta de formación humana y cristiana de personas y de generaciones.
• Defender la familia es ver a la familia como algo más que una pequeña estructura social. Se trata de vivir pensando en la gran familia humana. Sentir que los chicos de la calle, los niños abandonados, los niños huérfanos, los que son sometidos a la violencia familiar, los niños que mueren bajo las balas de narcotraficantes o policías, son nuestros hijos que claman para que alguien de la familia humana responda por sus vidas. Sentir que los viejos que mendigan son nuestros abuelos y abuelas, los hombres y mujeres desocupados son nuestros padres y nuestras madres que exigen de sus hijos la honra, el respeto y la dignidad que su condición humana les merece.
• Defender la familia es defender la vida, es defender el progreso, es defender el futuro, es defender la justicia, el bien común. No podemos relativizar a la familia, sería tanto como relativizar nuestra propia vida.

…Proclamamos la alegría del valor de nuestras familias en América Latina. Afirma el Papa Benedicto XVI que la familia es “patrimonio de la humanidad, constituye uno de los tesoros más importantes de los pueblos latinoamericanos y de El Caribe. Ella ha sido y es escuela de la fe, palestra de valores humanos y cívicos, hogar en que la vida humana nace y se acoge generosa y responsablemente… La familia es insustituible para la serenidad personal y para la educación de sus hijos”… (Aparecida 114)

Para discernir
• ¿Sabemos cuándo tenemos que huir, de qué y de quién?
• ¿Estamos dispuestos a retornar?
• ¿Qué papel juega en nuestras idas y venidas la voz de Dios?

Para la lectura espiritual

“Cuando defendemos a la familia; cuando mantenemos la tesis del matrimonio, no queremos decir que se trate siempre de un matrimonio feliz. Queremos decir que es el teatro del drama espiritual, el lugar donde ocurren las cosas, y sobre todo las más importantes. No es tanto el lugar donde un hombre asesina a su mujer, como el lugar donde puede optar por la no menos extraña solución de no asesinarla. Hay algo de verdad en el cinismo de decir que el matrimonio es un juicio; pero incluso el cínico admitirá que un juicio pueda resultar en la absolución. Y el motivo de que la familia tenga este carácter central y crucial es el mismo que hace que en política sea el único sostén de la libertad. La familia es la prueba de la libertad, porque la familia es lo único que el hombre construye por sí mismo y para sí mismo. Otras instituciones, tanto despóticas como democráticas, están hechas en gran parte por extraños” Chesterton:

Para rezar

Oración por el hogar
Señor, haz de nuestro hogar un lugar de amor:
donde no haya injurias, porque Tú nos das paciencia;
donde no haya rencor, porque Tú nos enseñas el perdón;
donde no haya abandono, porque Tú estás siempre con nosotros.
Haz, Señor, de nuestras vidas, una página llena de Ti.
Que cada mañana amanezca un día más de entrega.
Que cada noche nos encuentres con más amor de esposos.
Que vivamos todo el día en la ayuda y el consuelo mutuos.
Ayúdanos, Señor, para educar a nuestros hijos, según tu imagen y semejanza;
para que vivamos nuestro amor conforme a tu voluntad;
para que veamos en nuestra felicidad un motivo más para amarte;
para que demos a los demás lo mucho que Tú nos has dado.
Te invitamos, Señor, a nuestro hogar.
Ojalá encuentres el bien en él.
Amén.

NAVIDAD**************************************************
MISA DE LA AURORA (Nochebuena)
¡¡¡Hoy nos ha nacido un Salvador!!!
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro del profeta Isaías 9, 1-3. 5-6

El pueblo que caminaba en las tinieblas ha visto una gran luz; sobre los que habitaban en el país de la oscuridad ha brillado una luz.
Tú has multiplicado la alegría, has acrecentado el gozo; ellos se regocijan en tu presencia, como se goza en la cosecha, como cuando reina la alegría por el reparto del botín.
Porque el yugo que pesaba sobre él, la barra sobre su espalda y el palo de su carcelero, todo eso lo has destrozado como en el día de Madián. Porque un niño nos ha nacido, un hijo nos ha sido dado. La soberanía reposa sobre sus hombros y se le da por nombre: «Consejero maravilloso, Dios fuerte, Padre para siempre, Príncipe de la paz.» Su soberanía será grande, y habrá una paz sin fin para el trono de David y para su reino; él lo establecerá y lo sostendrá por el derecho y la justicia, desde ahora y para siempre. El celo del Señor de los ejércitos hará todo esto.
Palabra de Dios.


SALMO Sal 95, 1-2a. 2b-3. 11-12. 13 (R.: Lc 2, 11)
R. Hoy nos ha nacido un Salvador, que es el Mesías, el Señor.

Canten al Señor un canto nuevo,
cante al Señor toda la tierra;
canten al Señor, bendigan su Nombre. R.

Día tras día, proclamen su victoria,
anuncien su gloria entre las naciones,
y sus maravillas entre los pueblos. R.

Alégrese el cielo y exulte la tierra,
resuene el mar y todo lo que hay en él;
regocíjese el campo con todos sus frutos,
griten de gozo los árboles del bosque. R.

Griten de gozo delante del Señor,
porque él viene a gobernar la tierra:
él gobernará al mundo con justicia,
y a los pueblos con su verdad. R.

SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a Tito 2, 11-14

La gracia de Dios, que es fuente de salvación para todos los hombres, se ha manifestado. Ella nos enseña a rechazar la impiedad y los deseos mundanos, para vivir en la vida presente con sobriedad, justicia y piedad, mientras aguardamos la feliz esperanza y la Manifestación de la gloria de nuestro gran Dios y Salvador, Cristo Jesús. El se entregó por nosotros, a fin de librarnos de toda iniquidad, purificarnos y crear para sí un Pueblo elegido y lleno de celo en la práctica del bien.
Palabra de Dios.

EVANGELIO
XLectura del santo Evangelio según san Lucas 2, 1-14

En aquella época apareció un decreto del emperador Augusto, ordenando que se realizara un censo en todo el mundo. Este primer censo tuvo lugar cuando Quirino gobernaba la Siria. Y cada uno iba a inscribirse a su ciudad de origen.
José, que pertenecía a la familia de David, salió de Nazaret, ciudad de Galilea, y se dirigió a Belén de Judea, la ciudad de David, para inscribirse con María, su esposa, que estaba embarazada.
Mientras se encontraban en Belén, le llegó el tiempo de ser madre; y María dio a luz a su Hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el albergue.
En esa región acampaban unos pastores, que vigilaban por turno sus rebaños durante la noche. De pronto, se les apareció el Angel del Señor y la gloria del Señor los envolvió con su luz. Ellos sintieron un gran temor, pero el Angel les dijo: «No teman, porque les traigo una buena noticia, una gran alegría para todo el pueblo: Hoy, en la ciudad de David, les ha nacido un Salvador, que es el Mesías, el Señor. Y esto les servirá de señal: encontrarán a un niño recién nacido envuelto en pañales y acostado en un pesebre.» Y junto con el Angel, apareció de pronto una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo:
« ¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra, paz a los hombres amados por él!»
Palabra del Señor.

Para reflexionar

• Tantas familias salen a buscar regalos para sus hijos. Tantos jefes, para sus empleados. Y son innumerables las personas que se preocupan para que a nadie le falte lo necesario para celebrar esta noche familiar, de paz, de amor, de cercanía fraterna y de incontables regalos. Sin embargo la generosidad de Dios nos envió su mejor regalo, el regalo que no nos hubiéramos atrevido ni a soñar: su propio Hijo para que fuera nuestro mejor hermano y único redentor; y para que obrara la paz entre los hombres, produjo algo extraordinario. Causó, a lo largo de los siglos y hasta el día de hoy, la explosión de la generosidad en la tierra, tantas veces manifestada pálidamente en un presente navideño, o la mesa de noche del 24.
• Noche buena auténtica, es aquella en la que podemos revivir y hacer nuestra, la alegría de la primera Navidad. Poder escuchar en esta noche del 24 de diciembre, con la sorpresa de una buena noticia para todos nuestros pueblos, lo que los ángeles anunciaron en Belén: “No teman, porque les traigo una buena noticia, una gran alegría para todo el pueblo: Hoy, en la ciudad de David, les ha nacido un Salvador, que es el Mesías, el Señor”.
• Había tinieblas y sombras de muerte en esa tierra. Estaban bajo la dominación de los romanos. Los impuestos se los llevaba el Imperio. Se infiltraban costumbres ajenas a su cultura, a sus tradiciones y a su religión. Muchos de los guías espirituales del pueblo habían endurecido la interpretación de las Escrituras y cerraban el acceso al Reino de los cielos.
• Hoy también hay tinieblas y sombras de muerte en esta tierra, bajo diversos nombres; son muchos los flagelos camuflados. Hoy no son los romanos, pero hay otras formas solapadas de totalitarismos, que seducen dominando vidas y confundiendo conciencias. Los impuestos a la vida, han hipotecado en muchos la esperanza. Las costumbres que se infiltran despedazan nuestra cultura, nuestro modo de vivir y nuestra fe. La interpretación de la palabra se nos hace árida y el camino al reino parece oscurecido.
• ¡No teman! Ésas fueron las primeras palabras del ángel a los que cuidaban el rebaño muy cerca del lugar donde nacía Jesús. Había llegado la hora de alejarse de las tinieblas y del temor que dominaba la tierra. Era la hora de la verdad y de la gracia, de la confianza y la alegría, de la santidad y de la paz.
• ¡No teman, les traigo una buena noticia, una gran alegría! Ha nacido Jesús, el Salvador. El evangelio hablando de María nos dice que le llegó su hora. No es solamente la hora que llega a cada mujer cuando va a dar a luz a su hijo, sino que ese hijo que va a brotar de las entrañas de María, marca una hora que es plenitud de los tiempos, hora de Dios y hora de los hombres, hora en que la historia se divide en un antes y después. Un antes en que todo era esperanza, promesa, profecía. Un hoy en que la esperanza de los viejos profetas y patriarcas se hace realidad en el niño que nace y podemos acercarnos a tocar lo que antes solamente intuía y deseaba nuestro corazón.
• ¡No teman! A partir de Belén, toda aquella esperanza ha llegado a la plenitud. El Señor es Señor de la historia. El Señor de la historia es llamado Emmanuel, es decir: Dios-con-nosotros. Dios está en Jesús para nosotros, su ser es un ser para los hombres. Afirmar que Jesús es el Emmanuel, es afirmar que no estamos solos, que la energía de Dios, la fuerza de su Espíritu, está dentro mismo, de esta real y concreta historia en la que vamos caminando. Jesús pertenece a la historia de la humanidad, es totalmente Dios y es totalmente hombre, y con esa misma totalidad se comprometió con la historia de su pueblo. Jesús no es una idea o doctrina, no es un mito o una leyenda. Es realidad histórica; es presencia salvadora, es Dios haciendo historia de salvación “El que me ve a mí, ve a mi Padre”, dirá Él mismo. Jesús es la manifestación de que el reino de Dios llega para todos los hombres, y que en todos los hombres, Dios se puede manifestar como liberación y salvación.
• ¡No teman! Con Cristo, Dios se ha inyectado en la historia, con el nacimiento de Cristo, el reino de Dios ya está inaugurado en el tiempo de los hombres. Desde aquella Navidad todos los años recordamos esta noche que el reino de Dios ya está en este mundo. El nacimiento de Cristo es el grito que despierta nuestra conciencia y nos dice que Dios está marchando con los hombres en la historia, que la aspiración de los hombres por la paz, por la justicia, por un reino de derecho divino, por algo santo, la podemos esperar confiadamente, no porque los hombres seamos capaces de construir esa bienaventuranza, sino porque está ya en medio de los hombres el artífice y constructor del reino de justicia, de amor y de paz.
• ¡No teman! A pesar de los desconcertantes caminos de nuestro Dios. Sabiamente elige ser Dios con nosotros por medio de un niño para arrancarnos toda inseguridad y todo temor. Belén es hora de gracia de la humanidad. Es causa de alegría y perplejidad para todo el pueblo. El Mesías aparece en este mundo como un niño, con la sencillez y la sonrisa de un recién nacido: sin imponer nada, conquistando con delicadeza nuestro cariño y nuestra admiración, disipando temores y desconfianzas, y pidiendo simplemente nuestro corazón, aun nuestra ayuda. Acaso ¿qué podrá ser más lejano al temor que un niño recién nacido?
• ¡No teman! La noche se hizo más clara que el mismo día. Acaba de aparecer el sol que nace de lo alto, venido a este mundo a iluminar nuestros días, nuestros dolores, nuestros desconciertos y desaciertos, para que amanezcan todas nuestras esperanzas. Acaba de iniciarse en Belén la revelación más extraordinaria de Dios; Jesús es la manifestación de toda su ternura y misericordia.
• ¡No teman! Ciertamente nos desesperanzamos, nos cansamos de luchar, nos sentimos solos y dejamos a otros en su soledad, desconfiamos de todos y llegamos a desconfiar de nosotros mismos, nos endurecemos, y alimentamos rencores, optamos por actitudes soberbias, mezquinas y por exigir más derechos, por amenazar y por cobrarles cuentas a los otros, también por satisfacer anhelos a costa de los demás, y así perdemos la paz y caemos en la inseguridad, la desconfianza y el temor. Por eso le pedimos al Espíritu Santo que penetre como rocío de esperanza nuestros sentimientos más profundos, y nos acerque a Dios, como hijos de su perdón y de su benevolencia, y a los hermanos más queridos, como también a los más alejados.
• ¡No teman! La noche buena es noche de paz porque Dios optó por un camino nuevo: no cobrarnos cuentas ni condenarnos, sino acercarse a nosotros y amarnos primero, sonreírnos en Belén desde el rostro del Niño, y ofrecernos su perdón hecho caricia. Así Dios nos convoca ahora, a tomar la iniciativa, como Él, en la generosidad, la ternura y el perdón, ir al encuentro del que está solo, afligido y desamparado. Nos convoca a erradicar todo lo que se opone al espíritu de Belén: las enemistades, la violencia y las injusticias que la provocan, las miserias, las deslealtades, el temor y la desesperanza. Nos invita a abrir nuestro espíritu para que llegue a Él esa semilla de un mundo nuevo, que es la buena noticia del nacimiento de Jesús y de la presencia entre nosotros de su evangelio, ya que Él vino a dirigir nuestros pasos hacia el camino de la paz.
• ¡Cómo quisiéramos que también de todos nosotros se diga un día que, vivimos según los pensamientos y según el corazón de Dios, que pasamos haciendo el bien, siendo causa de alegría para nuestra familia y nuestros vecinos, para nuestros compañeros de estudio y de trabajo, para el mundo que camina en tinieblas y sombras de muerte!

¡Oh, Pequeño Niño! Mi único tesoro, me abandono a tus Caprichos Divinos. No quiero otra gloria que la de hacerte sonreír. Imprime en mí tus gracias y tus virtudes infantiles, para que en el día de mi nacimiento en el cielo, los ángeles y santos lo reconozcan en tu pequeña esposa.
(Santa Teresa del Niño Jesús y del Santo Rostro, plegaria n. 14)

PREGON DE NAVIDAD

Bajen, dejen las torres de su vigilancia
pues, Aquel, al que esperaban ha nacido ya
Despierten, muévanse de su sueño
pues, Aquel que llama a la puerta
es Dios mismo, Dios mismo en persona
Y no teman a nada ni a nadie
ahora, el Señor ha roto las fronteras
se hace fiador, sale al encuentro de cada hombre
entra en nuestras vidas, en la pequeñez de un niño
Ojala, el Señor, con su nacimiento
rejuvenezca tantos corazones viejos
y, cobren vigor las almas,
de algunos que sintiéndose jóvenes
viven sin ánimo ni entusiasmo para seguir adelante
¡ES NAVIDAD! ¡HA NACIDO EL AMOR!
El Señor vendrá, y lejos de venir y marchar,
se quedará para siempre
Sentiremos su presencia junto a nosotros
Compartirá nuestras lágrimas, cuando lloremos
Nuestros sufrimientos, cuando sangremos
Nuestras alegrías, cuando cantemos
¡ES NAVIDAD!¡CONTEMPLEMOS LA GLORIA DE DIOS!
Bendita sea la Palabra, que hoy se hace carne
Bendito sea Dios, que hoy gime por Jesús
Bendito sea el cielo, que hoy se abre a la tierra
Benditos sean los ángeles, que traen tan buena noticia
Benditos los pastores, que creen y salen al Portal
Benditos los Magos, que olvidan sus reinos
Bendita la estrella, que nos guía hacia la Verdad
¡ES NAVIDAD!¡LA LUZ BRILLA SOBRE NOSOTROS!
Que brille, la Vida del pesebre, en nuestra pobre vida
Que hable, la Palabra del pesebre, ante nuestras dudas
Que venga, el Espíritu del Padre, y disipe toda tiniebla
Que brote, la Bondad de Belén, y reine la paz
Que hable el silencio, para que escuchemos a Dios
Que, en el pesebre, se acorten –definitivamente-
las distancias que existen entre la tierra y el cielo
entre el hombre y Dios, el odio y el amor
el egoísmo y la fraternidad, la tristeza y la alegría
¡ES NAVIDAD! ¡UN NIÑO NOS HA NACIDO YA!
Javier Leoz

NAVIDADMISA DEL DIA
…La Palabra se hace carne y acampa entre nosotros…
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro del profeta Isaías 52, 7-10

¡Qué hermosos son sobre las montañas los pasos del que trae la buena noticia, del que proclama la paz, del que anuncia la felicidad, del que proclama la salvación y dice a Sión: «¡Tu Dios reina!»
¡Escucha! Tus centinelas levantan la voz, gritan todos juntos de alegría, porque ellos ven con sus propios ojos el regreso del Señor a Sión.
¡Prorrumpan en gritos de alegría, ruinas de Jerusalén, porque el Señor consuela a su Pueblo, él redime a Jerusalén! El Señor desnuda su santo brazo a la vista de todas las naciones, y todos los confines de la tierra verán la salvación de nuestro Dios.
Palabra de Dios.

SALMO Sal 97, 1. 2-3ab. 3cd-4. 5-6 (R.: 3c)
R. Los confines de la tierra han contemplado el triunfo de nuestro Dios.

Canten al Señor un canto nuevo,
porque él hizo maravillas:
su mano derecha y su santo brazo
le obtuvieron la victoria. R.

El Señor manifestó su victoria,
reveló su justicia a los ojos de las naciones:
se acordó de su amor y su fidelidad
en favor del pueblo de Israel. R.

Los confines de la tierra han contemplado
el triunfo de nuestro Dios.
Aclame al Señor toda la tierra,
prorrumpan en cantos jubilosos. R.

Canten al Señor con el arpa
y al son de instrumentos musicales;
con clarines y sonidos de trompeta
aclamen al Señor, que es Rey. R.

SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta a los Hebreos 1, 1-6

Después de haber hablado antiguamente a nuestros padres por medio de los Profetas, en muchas ocasiones y de diversas maneras, ahora, en este tiempo final, Dios nos habló por medio de su Hijo, a quien constituyó heredero de todas las cosas y por quien hizo el mundo.
El es el resplandor de su gloria y la impronta de su ser. El sostiene el universo con su Palabra poderosa, y después de realizar la purificación de los pecados, se sentó a la derecha del trono de Dios en lo más alto del cielo. Así llegó a ser tan superior a los ángeles, cuanto incomparablemente mayor que el de ellos es el Nombre que recibió en herencia.
¿Acaso dijo Dios alguna vez a un ángel: Tú eres mi Hijo, yo te he engendrado hoy? ¿Y de qué ángel dijo: Yo seré un padre para él y él será para mí un hijo?
Y al introducir a su Primogénito en el mundo, Dios nos dice: Que todos los ángeles de Dios lo adoren.
Palabra de Dios.

EVANGELIO
XPrincipio del santo Evangelio según san Juan 1, 1-5. 9-14

Al principio existía la Palabra,
y la Palabra estaba junto a Dios,
y la Palabra era Dios.
Al principio estaba junto a Dios.
Todas las cosas fueron hechas por medio de la Palabra
y sin ella no se hizo nada de todo lo que existe.
En ella estaba la vida,
y la vida era la luz de los hombres.
La luz brilla en las tinieblas,
y las tinieblas no la percibieron.
La Palabra era la luz verdadera
que, al venir a este mundo,
ilumina a todo hombre.
Ella estaba en el mundo,
y el mundo fue hecho por medio de ella,
y el mundo no la conoció.
Vino a los suyos,
y los suyos no la recibieron.
Pero a todos los que la recibieron,
a los que creen en su Nombre,
les dio el poder de llegar a ser hijos de Dios.
Ellos no nacieron de la sangre,
ni por obra de la carne,
ni de la voluntad del hombre,
sino que fueron engendrados por Dios.
Y la Palabra se hizo carne
y habitó entre nosotros.
Y nosotros hemos visto su gloria,
la gloria que recibe del Padre como Hijo único,
lleno de gracia y de verdad.
Palabra del Señor.

Para reflexionar

• Ante un recién nacido, experimentamos sentimientos de ternura. Un nacimiento vivido de cerca es, cada vez, una verdadera maravilla: palpamos, podríamos decir, las fuentes de la vida, las fuentes de nuestra misma humanidad, y nos hacemos más "humanos", más aún cuando este niño es Jesús de Nazaret, es un Dios humano, un Dios-con-nosotros.
X X X
• Isaías recuerda la liberación del pueblo judío de la opresión de Asiria y su retorno del destierro de Babilonia. Un mensajero trae el pregón de la victoria y la buena noticia de la paz. Los vigías de las murallas responden con cantos y con gritos de alegría. Es una alegría tan estrepitosa y atronadora que va creciendo y se amplía hasta los confines de la tierra, a tal punto que hasta las piedras de las ruinas de la ciudad, rompen a cantar porque "ya reina tu Dios".
X X X
• El texto es la introducción a la carta a los Hebreos. Dios toma la iniciativa y se revela ante el hombre, primero por medio de los profetas, y ahora por medio de su Hijo, palabra hecha persona. Esta primera parte resume en pocas líneas el Antiguo Testamento y su fin con la encarnación del Verbo de Dios. Él es el centro de la creación, por Él se hizo todo. Es la cima y quien "mantiene el universo". Es imagen y reflejo del Padre. Por su sangre realizó la salvación y luego recibió la glorificación. Por ser Hijo de Dios es superior a los ángeles y recibe el nombre de "Señor".
X X X
• La Palabra se hace carne y acampa entre nosotros. Dios crea por su Palabra, re-crea por su Palabra, se hace Palabra en Jesús. Y Jesús nos revela la vida íntima de Dios, que es la luz de los hombres. Dios se hace hombre, como uno de nosotros. Desde aquella Navidad Dios tiene un rostro: Jesús. Él es el rostro de Dios, el lugar de Dios para el hombre. Desde aquella Navidad la pregunta por Dios, del hombre de hoy y de todos los tiempos, se concreta y se aclara de forma definitiva. La pregunta por Dios será la pregunta por Jesús. Las palabras de Jesús son palabras de Dios, las actitudes de Jesús son actitudes de Dios.
• La Palabra se hace carne y acampa entre nosotros. Jesús nace en Belén y esto nos grita que Dios está de nuestra parte. Dios no es un Dios lejano que se coloca frente a nosotros para juzgarnos, sino el Dios-con-nosotros y en favor nuestro: el Emmanuel. En Jesucristo y por Jesucristo Dios hizo suya la causa del hombre y ha empeñado su palabra en la salvación del mundo.
• La Palabra se hace carne y acampa entre nosotros. Esta es la culminación de todos los ensayos de Dios para vivir en medio de los hombres. Se ha encarnado en la historia para orientarla y hacerla luminosa. Ya no estamos en tinieblas. Existe un sentido en la vida, un futuro, una esperanza. Siguiendo el camino de Jesús, entramos en comunión con la vida de Dios. Ha desaparecido la distancia entre Dios y el hombre y la búsqueda angustiada de Dios.
• La Palabra se hace carne y acampa entre nosotros. Siendo Dios, se hace hombre, uno cualquiera. Nace de una familia humilde, en soledad y pobreza, sin protocolos, ni solemnidades palaciegas, sólo un niño, indefenso, impotente, accesible y que reclama amor. La salvación no viene de la riqueza, ni del poder, ni de la violencia. El amor será su predicación, su ley, el motivo de su muerte, y el fundamento de la resurrección. El amor es el mensaje de Navidad, el amor es la tarea a renovar cada Navidad.
• La Palabra se hace carne y acampa entre nosotros. Dios pone su tienda en el campamento de la humanidad, haciéndose solidario del empeño humano, de construir la fraternidad universal. Dios se hace nuestro prójimo, y el prójimo se transforma en el punto de mira que nos orienta y conduce a Dios. Jesús une indisolublemente el amor a Dios y el amor al prójimo, de modo que ya no son sino dos caras de la misma moneda. El nacimiento de Jesús significa el encuentro de Dios con los hombres, pero significa también el encuentro del hombre -de todos los hombres- con Dios.
• La Palabra se hace carne y acampa entre nosotros. Al venir Dios a este mundo abre definitivamente el camino de los hombres a Dios y a los que lo reciben les da el poder ser hijos de Dios, no por obra de la raza, sangre o nación, sino por la fe. En Jesús y por Jesús, los hombres, hijos todos de Dios, debemos aprender a vivir como en familia, como una gran familia.
• La Palabra se hace carne y acampa entre nosotros. Ésta es nuestra fe, Jesús vive y está con nosotros. Esta es nuestra esperanza también. Lo que celebramos en la Navidad no es sólo aquello que fue, lo que pasó en aquel tiempo y en aquel lugar, sino lo que sigue pasando en todo el mundo, porque fue y es una Navidad definitiva.
• La Palabra se hace carne y acampa entre nosotros. Dios nos ha hecho hijos suyos por nuestra unión a Jesús, su Hijo único hecho uno de nosotros. Por eso también nosotros estamos llamados ser, en el mundo, el resplandor de la Gloria del Padre por nuestras actitudes de amor, de rectitud, de bondad, de misericordia. Este es el mejor regalo que Dios quiere dar a la humanidad: una Iglesia que sabe amar, que sabe perdonar, que sabe salvar porque, desde ella, continúa actualizándose en el mundo el poder amoroso, misericordioso y salvador de Dios a favor de toda la humanidad.

Que el niño Jesús los bendiga.
¡De corazón, muy feliz Navidad para todos!
Para la lectura espiritual
PAZ EN LA TIERRA
Paz en la tierra a los hombres que Dios ama.
La vida del hombre está llena de conflictos, enfrentamientos violentos y mutua agresividad. Las relaciones entre los pueblos están salpicadas de guerras. Encontramos conflictos en las familias y grupos sociales. Lo detectamos en nuestra propia persona. La falta de paz en el mundo es como una maldición implacable que se ha apoderado de la humanidad y amenaza con destruirla.
Ante los conflictos, los hombres tanto individualmente como colectivamente, tienen que hacer una opción: escoger el camino del diálogo, de la razón, del mutuo entendimiento o seguir los caminos de la violencia.
El hombre ha escogido casi siempre este segundo camino. Y a pesar de que todas las generaciones han ido experimentando el poder destructivo y absurdo que se encierra en la violencia, el hombre no ha sabido renunciar a ella.
Incluso, en nuestros días, en que siente con horror la amenaza de una posible aniquilación total de la vida sobre el planeta, parece que nada le puede detener en este camino de destrucción.
Desde estas tinieblas de violencia hemos de escuchar los creyentes el mensaje de Navidad: «Paz en la tierra a los hombres que ama el Señor». La paz firme, duradera y estable no se impondrá por las armas sino con el amor. La salvación del mundo no está en manos de las armas sino en manos de Dios.
Por eso nos atrevemos a celebrar una vez más la Navidad, pese a la angustia, la falta de paz y las guerras que siguen acosando al hombre y en vez de disminuir, siguen aumentando.
Navidad es una fiesta que no la hemos inventado ni hecho los hombres, sino que nos ha sido regalada por el mismo Dios. Este Niño es para nosotros el signo y la garantía de que Dios tiene la última palabra en la historia del mundo.
Cuando sentimos que las tinieblas del mal y la violencia crecen, los cristianos celebramos a este Niño como la única esperanza verdadera del mundo. Creemos que en este pequeño se encierra la fuerza salvadora de la humanidad.
Este día de Navidad se nos pide confiarnos a Dios. Creer en la fuerza del amor. Descubrirla en lo pequeño y humilde.
Cada uno de nosotros hemos de sentirnos llamados a llenar nuestro corazón de amor, no de violencia, de ternura, no de agresividad, de diálogo, no de guerra. Entonces podremos cantar también este año: «Gloria a Dios en los cielos y en la tierra paz a los hombres que ama Dios».
JOSE ANTONIO PAGOLA

Para rezar
¡Ven Señor Jesús!
¡Ven Señor Jesús! Señor, vivimos tiempos difíciles y duros:
las naciones se agitan temerosas unas de otras.
Millones de seres humanos viven en la extrema pobreza
mientras unos pocos acaparan inmensas fortunas.
¡Ven Señor Jesús! Vivimos en medio de odios raciales y religiosos,
de luchas sociales, de miedos y persecuciones...
Aumenta el hambre, la pobreza, el abandono de los niños,
la penuria de los ancianos, la miseria de los marginados...
¡Ven Señor Jesús! necesitamos Tu presencia,
la que nos trae tu reino de amor, de comprensión,
de justicia, de paz, de perdón y de reconciliación.
¡Ven Señor Jesús! Porque llega el reino que nos anunciaste,
la nueva humanidad donde brilla la armonía y la paz,
pues los lobos habitan con los corderos
mientras que los niños juegan con las serpientes,
porque los que se odiaban ya se han perdonado
y los que estaban distantes ya se han unido.
¡Ven Señor Jesús! Porque tu reino ya está cerca,
porque ya percibimos sus signos entre nosotros,
porque esta comunidad también ha sido llamada y elegida,
porque sabemos que nos amas y que nos salvas.

19 de diciembre de 2010 - IV DOMINGO DE ADVIENTO - Ciclo A
Dios-con-nosotros
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro del profeta Isaías 7, 10-14

El Señor habló a Ajaz en estos términos: «Pide para ti un signo de parte del Señor, en lo profundo del Abismo, o arriba, en las alturas.» Pero Ajaz respondió: «No lo pediré ni tentaré al Señor.»
Isaías dijo: «Escuchen, entonces, casa de David: ¿Acaso no les basta cansar a los hombres, que cansan también a mi Dios? Por eso el Señor mismo les dará un signo. Miren, la joven está embarazada y dará a luz un hijo, y lo llamará con el nombre de Emmanuel.»
Palabra de Dios.

SALMO Sal 23, 1-2. 3-4ab. 5-6 (R.: cf. 7c y 10b)
R. Va a entrar el Señor, el rey de la gloria.

Del Señor es la tierra y todo lo que hay en ella,
el mundo y todos sus habitantes
porque él la fundó sobre los mares,
él la afirmó sobre las corrientes del océano.

¿Quién podrá subir a la Montaña del Señor
y permanecer en su recinto sagrado?
El que tiene las manos limpias y puro el corazón;
el que no rinde culto a los ídolos.

El recibirá la bendición del Señor,
la recompensa de Dios, su salvador.
Así son los que buscan al Señor,
los que buscan tu rostro, Dios de Jacob.

SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Roma 1, 1-7

Carta de Pablo, servidor de Jesucristo, llamado para ser Apóstol, y elegido para anunciar la Buena Noticia de Dios, que él había prometido por medio de sus Profetas en las Sagradas Escrituras, acerca de su Hijo, Jesucristo, nuestro Señor, nacido de la estirpe de David según la carne, y constituido Hijo de Dios con poder según el Espíritu santificador por su resurrección de entre los muertos.
Por él hemos recibido la gracia y la misión apostólica, a fin de conducir a la obediencia de la fe, para gloria de su Nombre, a todos los pueblos paganos, entre los cuales se encuentran también ustedes, que han sido llamados por Jesucristo.
A todos los que están en Roma, amados de Dios, llamados a ser santos, llegue la gracia y la paz, que proceden de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo.
Palabra de Dios.

EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 1, 18-24

Jesucristo fue engendrado así:
María, su madre, estaba comprometida con José y, cuando todavía no habían vivido juntos, concibió un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era un hombre justo y no quería denunciarla públicamente, resolvió abandonarla en secreto.
Mientras pensaba en esto, el Angel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, porque lo que ha sido engendrado en ella proviene del Espíritu Santo. Ella dará a luz un hijo, a quien pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su Pueblo de todos sus pecados.»
Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado por el Profeta: La Virgen concebirá y dará a luz un hijo a quien pondrán el nombre de Emanuel, que traducido significa: «Dios con nosotros.»
Al despertar, José hizo lo que el Angel del Señor le había ordenado: llevó a María a su casa.
Palabra del Señor.

Para reflexionar

• El interés de los hombres por conocer el futuro se remonta al comienzo de la historia. La motivación más honda es la propia inseguridad que intenta controlar el desenlace de las actividades y de los acontecimientos importantes para nuestra vida.
• El hombre prehistórico en los fenómenos naturales "leía" augurios sobre el resultado de sus expediciones de caza. En la antigüedad los oráculos brindaban a los reyes y gobernantes pronósticos de la suerte de todo el país.
• Durante mucho tiempo la predicción del futuro estuvo acompañada de imágenes de mujeres frente a bolas de cristal o métodos poco confiables como son los horóscopos en los diarios; aún hoy junto a predicciones avaladas por la ciencia, tal como el desarrollo de una enfermedad se encuentran la lectura del Tarot, la carta astrológica o la palma de la mano.
• El hombre siempre ha querido controlar su futuro. Escuchamos el informe meteorológico para saber cómo vestirnos al día siguiente o si saldremos con automóvil o no. Los hombres de negocios no desatienden ni un día los análisis económicos de los expertos en el mundo de finanzas. Las encuestas públicas anuncian con anticipación el resultado de procesos sociales.
• A pesar de la buena reputación de que gozan todos estos oráculos modernos, no siempre los meteorólogos pronostican con acierto una tormenta, ni los economistas se ponen de acuerdo cuándo bajará la inflación, o gana las elecciones el candidato que todos proclamaban como el favorito.
• No nos gustan las sorpresas que entran dentro de lo previsible y deseado. La novedad nos desestabiliza y provoca miedo. Nos atemoriza muchas veces no sólo lo que va a suceder sino como vamos a reaccionar. Si será bueno o nos hará sufrir. El temor al fracaso, a la frustración y al sufrimiento juega un papel muy importante en esta ansiedad innata de querer controlar todo.
• Una falsa idea de la seguridad nos ha hecho muchas veces encapsular ciertas realidades negándoles la posibilidad de crecimiento y desarrollo.
• Lamentablemente, muchas veces, se pretende vivir la fe como seguro que nos permita dominar lo imprevisto, mientras que Dios es, por el contrario Aquel que rompe nuestros planes y nuestras defensas porque nos invita a lo sumamente impensable.

• El texto de Isaías se halla contenido dentro de lo que se denomina "libro del Enmanuel". Jerusalén va a ser atacada por el reino del norte, Israel y por Siria. Sus reyes Rasín y Pécaj acampan cerca para sitiar la ciudad. Entonces Dios envía a Isaías para anunciar a Acaz, Rey de Judá, que tenga calma, que no sucederá tal ataque a Jerusalén. Este aviso ofrece un "signo" o prueba que garantiza la palabra dada: el niño que va a nacer, el futuro rey Ezequías; y la Virgen que quedará embarazada es la joven esposa del Rey Acaz, que todavía no ha tenido su primer hijo. El niño por nacer, como legítimo descendiente de la dinastía davídica es señal de esperanza y bendición. Las bendiciones de la tierra adelantaron la gran bendición del Redentor.

• En la segunda lectura, Pablo nos quiere demostrar que toda la espera de Israel está centrada Jesús. Se trata del descendiente de David, en cuanto a lo humano, pero que en Él se ha manifestado el Espíritu omnipotente de Dios constituyéndolo Mesías con pleno poder por su resurrección de la muerte. Pablo afirma, finalmente, que él ha recibido el don y la misión de predicar ese Evangelio entre los paganos, los gentiles idólatras, es decir, todos los seres humanos que en su tiempo no pertenecían al pueblo de Dios.

• Este texto evangélico es la respuesta al interrogante sobre el origen de Jesús. María estaba ya desposada con José, pero aún no cohabitaban: les faltaba la ceremonia de la boda. La fidelidad que se debían los desposados era la misma de personas casadas, de modo que la infidelidad se consideraba adulterio. La ley judía no consideraba pecado serio la relación sexual habida entre los desposados en el tiempo intermedio hasta la boda. Más aún, en caso de que naciese un hijo en ese tiempo intermedio, era considerado por la ley como hijo legítimo.
• José sabe cuál es la situación de María y no alcanza a comprender en qué consiste el misterio que encierra la acción de Dios, que le ha confiado a María y de la que se siente excluido. Como varón justo no quiere interferir en los planes del Señor ni perjudicar a María. Opta por retirarse porque de ese modo quedará como abandonada y no adúltera; y él mismo no se verá en la obligación de denunciarla y ejercer el derecho a ser el primero.
• En este difícil momento interviene "un ángel del Señor" que le aclara lo que está ocurriendo y lo prepara para introducirlo en el misterio, en la vocación que Dios le tiene preparada. El ángel lo llama "hijo de David". El derecho a la realeza le viene a Jesús por la línea del rey David. José no debe temer llevarse a su casa a María, recibirla como su mujer, porque en ella ha tenido lugar un milagro de Dios por la actuación del Espíritu Santo. Es el Espíritu que guía a los profetas y a los santos, pero también es el Espíritu que actúa en el silencio y sin ruido.
• La maternidad de María es obra de Dios. Y José, que encarna al "resto de Israel", es dócil a sus palabras; comprende que la espera ha llegado a su término: se va a cumplir lo anunciado por los profetas; supera la prueba y decide entrar en la oscuridad luminosa del misterio de Dios.
• En la encarnación del Hijo de Dios que se realiza mediante la concepción virginal por obra del Espíritu Santo, José tendrá parte activa y su misión será ser el padre del niño que nacerá de María, su esposa. Como hombre sintió en un primer momento temor ante la obra maravillosa de Dios, que trastorna los cálculos y el modo de pensar humano. Solamente desde una fe honda se puede asimilar el desconcierto que muchas veces provoca la acogida de la voluntad de Dios. El misterio se experimenta, se cree, se comunica, pero no se explica.
• Dios se manifiesta por caminos inéditos. Dios es indomesticable. Permitir la entrada de Dios con todo su misterio en nuestras vidas significa exponernos a sorpresas continuas, renunciar a nuestras seguridades, cambiar nuestra tendencia al cálculo por el don gratuito de la esperanza: “Mis planes no son sus planes, sus caminos no son mis caminos. Como el cielo es más alto que la tierra, mis caminos son más altos que los de ustedes, mis planes más altos que los planes de ustedes”. Abrirse a Dios significa dejar nuestras pequeñas y palpables seguridades para sentirnos pobres y sin experiencia a merced del Señor, desencadenarnos de nuestra voluntad personal y de nuestras propias ideas y planes de futuro.
• "El niño que va a nacer será el Emmanuel, es decir Dios con nosotros". La increíble decisión de Dios que escapa a todos los cálculos humanos se revela en tres palabras: Dios-con-nosotros. Una mujer, alguien de los nuestros va a traer al mundo a un niño que es Dios. Los caminos de Dios escapan a toda lógica humana.
• Afirmar que Jesús es el Emmanuel, fue la novedad sorprendente en su momento, y hoy lo es en la misma medida si dejamos que llegue a su más alta expresión. Dios ha optado por el hombre y se ha unido indisolublemente a él. No es sólo un pacto de amistad. Es más que la unión para un proyecto y que una alianza de amor. Es la unidad perfecta. "Dios ya no es ni será nunca sin el hombre". Dios tendrá siempre una vertiente humana, una dimensión humana. Lo humano ya ha entrado en la esfera de Dios. La suerte de los hombres y la de Dios quedarán por siempre unidas.
• Afirmar que Jesús es el Emmanuel, es afirmar con gozo y estupor algo definitivo para los hombres: que no estamos solos, que la potencia de Dios, la fuerza de su Espíritu, están dentro de esta historia concreta que estamos viviendo.
• Dios está en el hombre, no ayuda desde la distancia. "El Señor está contigo" no sólo se puede decir de María, sino también de cada uno de nosotros. El hombre es portador de Dios que, de esta forma, da o recibe amor. Dios está con nosotros en la familia, en el trabajo, en la amistad, en el descanso, en la oración, en el dolor y en el amor. Dios es nuestra más íntima intimidad, y nuestra más necesitada salida de nosotros mismos para ir al encuentro de los otros.
• Paradójicamente mientras Dios viene a la tierra, los hombres nos empeñamos en buscarlo en el cielo. Esta presencia divina en el otro convierte los derechos humanos en derechos de Dios. Amar, respetar y engrandecer al hombre será amar, respetar, engrandecer a Dios, atacarlo será blasfemar. La grandeza de Dios cabe en la pequeñez del hombre y quiere expresarse a través de ella.
• En el Emmanuel: Dios no está en Jesús para él o para otorgarle ciertos privilegios, sino para-nosotros. Jesús es la manifestación de que el Reino de Dios llega para todos los hombres, y que en todos los hombres Dios se manifiesta como liberación y salvación. Si Dios está con nosotros, ¿qué se puede temer? Como rezaba Pablo: « ¿La tribulación?, ¿la angustia?, ¿la persecución?, ¿el hambre?, ¿la desnudez?, ¿los peligros?, ¿la espada?, ¿la muerte o la vida?...»
• Con Él nace una nueva raza de hombres, en la que los vínculos de la sangre tienen poca importancia, termina el dominio de una raza sobre otra, de una cultura o pueblo sobre los demás. A partir de Jesús, todos adquirimos la ciudadanía humana como primera y esencial, cuyo único origen es Dios.
• Nuestras esperanzas no son meras ilusiones. Parten de un hombre -Jesús de Nazaret-, que nació y vivió en Palestina, que murió y resucitó y que llegó a la plenitud humana; que hizo realidad en su vida esas aspiraciones de plenitud y eternidad que llevamos todos los hombres en lo más profundo de nuestro corazón. Jesús, su Persona, es el punto de referencia de nuestra fe, de nuestro quehacer, del camino que hemos de recorrer si queremos vivir como cristianos y hombres verdaderos.
• Estamos terminando el Adviento. Ha sido una preparación para celebrar la presencia salvadora de Dios entre los hombres, realización plena y gozosa de nuestra esperanza. Hoy se nos invita a abrir la mente y el corazón a antiguas perspectivas, pero siempre vigentes y aún no realizadas plenamente, aquellas a las que ya apuntaba el profeta Isaías unos 700 años antes del nacimiento de Cristo: abrir los ojos para descubrir al Emmanuel en aquello que parece insignificante, y creer más en el Dios-con-nosotros que en el poder de cualquiera de los dominadores de cualquier tiempo.
• Dios-con-nosotros, el gran misterio del amor y la vida que se realizó en Jesús y quiere realizarse en nosotros y en el mundo. Necesitamos abrir el corazón para dejarnos sorprender y descolocar por un Dios que nos lleva a su Vida desde la debilidad y fragilidad de la vida. Desde que Dios es Dios con nosotros lo nuevo es lo de siempre, lo sorprendente es aquello a lo que nos hemos acostumbrado, lo necesario es lo que no valoramos. Amar a los demás, perdonar, dialogar, recomenzar una relación débil, ser generoso, comprender, no rehusar el luchar por la justicia, trabajar por la paz, movilizarse por los necesitados es la Vida Nueva en Dios, que Jesús llevó a la plenitud y nos llama a vivir hoy a nosotros.

Para discernir

• ¿Estoy abierto a los imprevistos de Dios?
• ¿Pretendo calcular todo?
• ¿Me dejo sorprender cuando la Palabra cuestiona mi corazón?

Para repetir

…Ayudame a decir “sí”
Para la lectura espiritual

En qué me afecta a mí que Cristo haya nacido de María?"
Una frase de Orígenes, retomada por san Agustín, san Bernardo, Lutero y otros, dice: "¿Qué me aprovecha a mí que Cristo haya nacido una vez de María en Belén, si no nace también por fe en mi alma?". La maternidad divina de María se realiza en dos planos: en un plano físico y en un plano espiritual. María es la Madre de Dios no sólo porque le ha llevado físicamente en el seno, sino también porque le ha concebido antes en el corazón, con la fe. No podemos, naturalmente, imitar a María en el primer sentido, engendrando de nuevo a Cristo, pero podemos imitarla en el segundo sentido, que es el de la fe. Jesús mismo comenzó esta aplicación a la Iglesia del título de "Madre de Cristo", cuando declaró: "Mi madre y mis hermanos son aquellos que oyen la Palabra de Dios y la cumplen" (Lc 8, 21; cf. Mc 3, 31 s; Mt 12, 49).
En la tradición, esta verdad ha conocido dos niveles de aplicación complementarios entre ellos, uno de tipo pastoral y el otro de tipo espiritual. En un caso, se ve realizada esta maternidad de la Iglesia en su conjunto en cuanto "sacramento universal de salvación"; en el otro, se realiza en cada persona o alma que cree.
Un escritor de la Edad Media, el Beato Isaac del monasterio de Stella, hizo una especie de síntesis de todos estos motivos. En una homilía famosa que leímos en la Liturgia de las Horas del pasado sábado, escribe: "María y la Iglesia son una madre y y varias madres; una virgen y muchas vírgenes. Ambas son madres y ambas vírgenes... por todo ello, en las Escrituras divinamente inspiradas, se entiende con razón como dicho en singular de la virgen madre María lo que en términos universales se dice de la virgen madre Iglesia, y se entiende como dicho de la virgen madre Iglesia en general lo que en especial se dice de la virgen madre María... también se considera con razón a cada alma fiel como esposa del Verbo de Dios, madre de Cristo, hija y hermana, virgen y madre fecunda" (Discurso 51).
E l Con¬cilio Vaticano II se pone en la primera perspectiva cuando escribe: "La Iglesia... se convierte también en madre, ya que con la predicación y el bautismo genera en una vida nueva e inmortal a sus hijos, concebidos por obra del Espíritu santo y nacidos de Dios" (Lumen gentium 64).
Nos concentramos en la aplicación personal a cada alma: "Toda alma que cree, escribe san Ambrosio, concibe y engendra al Verbo de Dios... Si según la carne una sola es la Madre de Cristo, según la fe, todas las almas engendran a Cristo cuando acogen la Palabra de Dios" (Exposición del Evangelio según san Lucas, II, 26). Le hace eco otro padre de oriente: "Cristo nace siempre místicamente en el alma, tomando carne de aquellos que se salvan y haciendo del alma que lo engendra una madre virgen" (Máximo Confesor, Comentario al Padrenuestro).
Cómo uno se convierte concretamente en madre de Jesús, nos lo indica él mismo en el Evangelio: escuchando la Palabra y poniéndola en práctica(cf. Lc 8,21; Mc 3, 31 s.; Mt 12,49). Reconsideremos, para comprenderlo, cómo se convirtió María en madre: concibiendo a Jesús y pariéndolo. En la Escritura vemos subrayados estos dos momentos: "La Virgen concebirá y dará a luz un hijo", se lee en Isaías, y "Concebirás y darás a luz a un Hijo", dice el ángel a María.
…San Francisco de Asís tiene una palabra que resume, en positivo, en qué consiste la verdadera maternidad de Cristo: "Somos madres de Cristo - dice - cuando lo llevamos en el corazón y en el cuerpo por medio del amor divino y de la pura y sincera conciencia; lo engendramos a través de las obras santas, que deben resplandecer ante los demás como ejemplo... Oh, qué santo y querido, agradable, humilde, pacífico, dulce, amable y deseable sobre toda otra cosa, tener un hermano y un hijo semejante, nuestro Señor Jesucristo" (Carta a los fiel es, 1). Nosotros -quiere decir el santo- concebimos a Cristo cuando lo amamos con sincero corazón y con conciencia recta, y lo damos a luz cuando realizamos obras santas que lo manifiestan al mundo.
Tercera predicación de Adviento del Predicador del Papa a Benedicto XVI y a la Curia Romana.
P. Raniero Cantalamessa –
Para rezar
Viene el Rey de la Gloria,
pero viene desarmado,
viene para hacernos reyes,
viene para hacerse esclavo.
Viene el Señor de los cielos,
pero no busca palacios,
escoge para nacer
un pobre y estrecho establo.
Baja el Todopoderoso,
de su poder despojado,
para salvar a los hombres,
bajando, siempre bajando.
Llega Dios empobrecido,
sin tesoros ni regalos,
porque quiere enriquecernos
con el Regalo más Santo.
Un Dios humilde,
Dios niño, un Dios pobre y rechazado,
que el árbol de Adán no salva,
hemos de subir a otro árbol.
¿Subir al monte de Dios?
Ya no será necesario.
Es Dios quien baja a nosotros.
Es Dios de misericordia,
del amor más entregado,
déjate amar, abrazar,
y extiende tú los abrazos.
Mira a José y a María,
que son templos consagrados,
nazca en ti también el niño y serás divinizado.

12 de diciembre de 2010 - III DOMINGO DE ADVIENTO - Ciclo A

¿Debemos esperar a otro?
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro del profeta Isaías 35, 1-6a. 10

¡Regocíjense el desierto y la tierra reseca, alégrese y florezca la estepa! ¡Sí, florezca como el narciso, que se alegre y prorrumpa en cantos de júbilo! Le ha sido dada la gloria del Líbano, el esplendor del Carmelo y del Sarón. Ellos verán la gloria del Señor, el esplendor de nuestro Dios.
Fortalezcan los brazos débiles, robustezcan las rodillas vacilantes; digan a los que están desalentados: « ¡Sean fuertes, no teman: ahí está su Dios! Llega la venganza, la represalia de Dios: él mismo viene a salvarlos.»
Entonces se abrirán los ojos de los ciegos y se destaparán los oídos de los sordos; entonces el tullido saltará como un ciervo y la lengua de los mudos gritará de júbilo.
Volverán los rescatados por el Señor; y entrarán en Sión con gritos de júbilo, coronados de una alegría perpetua: los acompañarán el gozo y la alegría, la tristeza y los gemidos se alejarán.
Palabra de Dios.

SALMO Sal 145, 7. 8-9a. 9bc-10 (R.: cf. Is 35, 4)
R. Señor, ven a salvarnos.

El Señor mantiene su fidelidad para siempre,
hace justicia a los oprimidos
y da pan a los hambrientos.
El Señor libera a los cautivos.

El Señor abre los ojos de los ciegos
y endereza a los que están encorvados.
El Señor ama a los justos,
y protege a los extranjeros.

Sustenta al huérfano y a la viuda;
y entorpece el camino de los malvados.
El Señor reina eternamente,
reina tu Dios, Sión,
a lo largo de las generaciones.

SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta del apóstol Santiago 5, 7-10

Tengan paciencia, hermanos, hasta que llegue el Señor. Miren cómo el sembrador espera el fruto precioso de la tierra, aguardando pacientemente hasta que caigan las lluvias del otoño y de la primavera. Tengan paciencia y anímense, porque la Venida del Señor está próxima. Hermanos, no se quejen los unos de los otros, para no ser condenados. Miren que el Juez ya está a la puerta. Tomen como ejemplo de fortaleza y de paciencia a los profetas que hablaron en nombre del Señor.
Palabra de Dios.

EVANGELIO
XLectura del santo Evangelio según san Mateo 11, 2-11

Juan el Bautista oyó hablar en la cárcel de las obras de Cristo, y mandó a dos de sus discípulos para preguntarle: « ¿Eres tú el que ha de venir o debemos esperar a otro?»
Jesús les respondió: «Vayan a contar a Juan lo que ustedes oyen y ven: los ciegos ven y los paralíticos caminan; los leprosos son purificados y los sordos oyen; los muertos resucitan y la Buena Noticia es anunciada a los pobres. ¡Y feliz aquel para quien yo no sea motivo de tropiezo!»
Mientras los enviados de Juan se retiraban, Jesús empezó a hablar de él a la multitud, diciendo:
« ¿Qué fueron a ver al desierto? ¿Una caña agitada por el viento? ¿Qué fueron a ver? ¿Un hombre vestido con refinamiento? Los que se visten de esa manera viven en los palacios de los reyes.
¿Qué fueron a ver entonces? ¿Un profeta? Les aseguro que sí, y más que un profeta. El es aquel de quien está escrito: "Yo envío a mi mensajero delante de ti, para prepararte el camino".
Les aseguro que no ha nacido ningún hombre más grande que Juan el Bautista; y sin embargo, el más pequeño en el Reino de los Cielos es más grande que él.»
Palabra del Señor.

Para reflexionar

• Todos los hombres necesitamos salir de nuestras angustias, superar nuestras dificultades; y no siempre podemos hacer esto por nosotros mismos. Es entonces cuando buscamos quien nos ayude a liberarnos de los problemas, alguien o algo que sea capaz de resolver aquellas situaciones que se presentan insolubles o ante las que nos sentimos francamente impotentes.
• La impotencia nos lanza a buscar "salvadores", y en ellos ponemos nuestras esperanzas, ilusiones y deseos más profundos. Son muchas las necesidades naturales existentes a las que se suman una fabulosa colección de necesidades artificiales que la sociedad consumista contemporánea ha creado.
• Como contrapartida nos encontramos con un mundo en el que tampoco son pocos “los salvadores” que se ofrecen como la solución definitiva a los problemas. A la serie de necesidades, se presentan una serie de salvadores que nos prometen resolverlas: los líderes políticos que prometen resolverlo todo; los predicadores de éxitos fáciles, los profetas de sí mismos, los iluminados tocados por la varita mágica que tienen recetas y fluidos para todo. En otras ocasiones son los cantantes, los deportistas, los actores quienes, sin prometer nada, sin presentar solución a ningún problema, se hacen cargo de las ilusiones de muchos.
• La experiencia nos demuestra, que en variadas ocasiones, la acción que muchos de estos realizan, es válida y son capaces de resolver problemas; pero, por otro lado son incapaces de salvar al hombre en su totalidad. A ellos les podemos hacer la pregunta del Evangelio: ¿Son ustedes los que tenían que venir? ¿O tenemos que esperar a otro? ¿Acaso son capaces de presentar, no argumentos, promesas, bonitas palabras, sino hechos claros, inconfundibles e irrefutables?
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• Asolado constantemente por la guerra, el pueblo de Israel ha conocido derrota tras derrota. Jerusalén ha sido destruida, el Templo profanado, y el pueblo deportado a Babilonia, condenado a trabajos forzados. Isaías medita y ora, escucha a Dios, e inspirado por Él, invita al pueblo, desalentado y herido, a que se ponga en camino en busca de su Dios Salvador. Este libro de la Consolación es una vigorosa predicación de esperanza que anuncia un tiempo de felicidad total, en el que Dios salvará a su pueblo.
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• El texto de la carta Santiago pretende llamar la atención sobre la venida del Señor que se consideraba próxima, como sucedía en los ámbitos apocalípticos del judaísmo y el cristianismo primitivo. Dos elementos resuenan con fuerza: “la venida del Señor y la paciencia”. Se pone el ejemplo de la paciencia del labrador esperando las gotas de agua que vienen sobre la tierra, hasta que un día llegan y ve que se salva su cosecha. De nada vale desesperarse porque llegará la lluvia, a pesar de las épocas de larga sequía. La paciencia de que todo cambiará un día, es sinónimo de entereza y de ánimo. No debemos escuchar a los catastrofistas que destruyen, sino a los profetas que construyen.
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• El domingo pasado se presentaba la figura de Juan Bautista como un gigante del desierto que con la certeza de que estaba de parte del Dios liberador de Israel, denunció con valentía los abusos de los poderosos.
• Hoy presenta el evangelio al mismo personaje pero, en una situación totalmente distinta. Por denunciar los pecados de Herodes es presionado por la amante del rey y se encuentra en la cárcel.
• El que pregonó la venida del Mesías, el que lo reconoció y lo presentó como el Cordero de Dios se encuentra perplejo. El Mesías realiza muchas obras, pero no son las que esperaba el precursor. Ha oído hablar de las obras de Jesús, pero no sabe interpretarlas. Esperaba un Mesías riguroso, victorioso; por eso se asombra al enterarse que el Cristo anda con los pobres y se dedica a curar a los enfermos.
• Juan lo "veía" con la horquilla en la mano, dispuesto a limpiar la era, a barrer a los enemigos, a separar con absoluta claridad a los buenos de los malos, a poner en orden definitivamente las cosas. Jesús, por el contrario, recibe a todos, come con los publicanos y pecadores, el juicio en las manos del Padre. Juan amenazaba con la justicia; Jesús predicaba la gracia. Juan creía que todo terminaría pronto; Jesús hablaba de un proceso lento. Juan lo había anunciado con un hacha para cortar desde la raíz los árboles que no dan fruto. Y Jesús, al contrario, abre el tiempo de la misericordia y del perdón.
• Juan lo había descrito como un fuego devorador. Y Jesús se muestra como la ternura del Padre volcada a la humanidad. Juan necesitaba ver la fuerza de Dios; Jesús manifestaba la debilidad del hombre y la del mismo Dios.
• La línea de sencillez y de misericordia de Jesús lo despista. ¿Cómo es que Dios no establecía ya con su poder la justicia? ¿Vencerían de nuevo los de siempre? ¿Se habría vuelto a olvidar Dios de su pueblo? Lleno de incertidumbre envía a dos discípulos a preguntarle si era él o había que esperar a otro.
• Jesús apela a los profetas que hablaron del Mesías para responder a Juan. Con la alusión a los oráculos de Isaías, está diciendo que sus obras inauguran los tiempos mesiánicos; pero con el sello de la bondad y la salvación, y no de violencia y castigo. Él es el Señor. Jesús muestra las señales de su venida, que son señales de liberación: los ciegos ven, los sordos oyen, los cojos saltan de gozo, los pobres son evangelizados.
• La venida de Jesús sorprende a sus contemporáneos y sigue sorprendiéndonos a todos nosotros. El reino de Dios que anuncia Jesús es una realidad totalmente nueva. Ante él caen todas las grandezas humanas y todos los aparatos seudo salvadores.
• La duda de Juan resulta paradigmática. Dios es lo más esperado, pero también es lo más sorprendente porque no sigue nuestros criterios, ni se adapta a nuestros programas. Los signos de los tiempos no llegan según nosotros esperamos. Seguro que si el Mesías se volviera a encarnar hoy, no lo reconoceríamos. Dios siempre rompe nuestros esquemas y se hace presente no cómo y cuándo queremos o creemos. Hay que estar atentos. No siempre llega en la oración o por los “medios ordinarios e institucionalizados” sino que lo puede hacer en el dolor o el fracaso, en el trabajo, o en el pobre, o en cualquier jugada de la naturaleza. Muchas veces puede suceder que no sabemos reconocer los signos mesiánicos, que a lo mejor se encuentran también fuera de nuestras formas institucionalizadas, y rechazamos en bloque muchas cosas sólo porque no concuerdan con nuestros esquemas.
• Se trata, de abrirnos y de mirar los hechos sin prejuicio; de contemplar los signos sin esquemas prefabricados; sin irnos preguntando en el color o la etiqueta. Lo que verdaderamente importa es la realidad. « ¡Nadie hay que haga milagros en mi nombre y que luego pueda decir mal de mí! el que no está contra nosotros, está por nosotros » dirá Jesús más tarde.
• El Mesías está siempre donde hay signos de liberación y de amor: Dónde recuperan la vista los ciegos y dónde se limpian los leprosos y se liberan los esclavos y viciosos. Donde se iluminan los descreídos y se entusiasman los desencantados, dónde son evangelizados los pobres y se superan situaciones injustas y se promueve el verdadero desarrollo, dónde se conjuga el verbo compartir y se crea verdadera comunidad.
• El reino anunciado por el Mesías aparece cuando los hombres esperamos contra toda esperanza, cuando creemos en el progreso verdadero, en lo nuevo, en la posibilidad de una sociedad distinta, en las relaciones fraternales. El tiempo del Mesías esperado se hace presente cada vez que el fracaso anima a comenzar una nueva etapa de la historia sin complejos ni derrotismos, cuando cada pueblo trata de reencontrarse desde la reconciliación y el perdón.
• El tiempo mesiánico es tiempo de todo hombre y todo el hombre, de las comunidades, tiempo de buscar nuevos senderos, de tomar conciencia, de maduración y de acción, es momento de fortalecer a los débiles, de dar fuerza a los vacilantes, de animar a los que caminan aplastados por la opresión personal o social.
• Traer a la tierra los tiempos mesiánicos es tarea, sobre todo, de los discípulos misioneros. Solamente se podrá ir descubriendo el plan definitivo de Dios sobre el mundo, cuando los pequeños e iniciales frutos de ese plan comienzan a manifestarse.
• El Reino se presenta con hechos; luego, con palabras que los interpretan, explican, aclaran y profundizan. Estos hechos constituyen el Evangelio, Buena Noticia. Sin hechos no hay noticia. Una noticia sin hechos es una mentira. Mentira es toda palabra que no va respaldada por hechos.
• El discípulo de Cristo no es un espectador del mundo. Participamos de las alegrías y gozos así como de las penas y sufrimientos de los hombres. "El gozo y la esperanza, la tristeza y la angustia de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de toda clase de afligidos, son también gozo y esperanza, tristeza y angustia de los discípulos de Cristo, y nada hay verdaderamente humano que no encuentre eco en su corazón".
• Como Iglesia tenemos que ir encontrando, cada vez más, caminos de testimonio en favor de los hombres más pobres, de los más desheredados repitiendo la experiencia del Señor. Una «iglesia triunfal» no será nunca la verdadera respuesta. La respuesta será siempre la de Jesús: «evangelizar a los pobres», hacerse pobre con los pobres, poniendo junto a ellos nuestra propia impotencia empapada de esperanza. Esperanza que no es “providencialismo” ni simple espera pasiva. La esperanza verdadera tiene un sentido activo, concreto, eficaz, por eso, siempre compromete. La esperanza es "desear provocando lo que se desea". En el compromiso de la persona, se ve su esperanza.
• Jesús nos anuncia la llegada de un tiempo nuevo, por eso la única condición es luchar para que sea posible, dejándonos invadir por la gracia “de Aquel que viene en nombre de Dios” y que con su presencia desborda nuestros cálculos y posibilidades humanas.

Para discernir

• ¿Me siento necesitado de salvación?
• ¿Dónde busco respuesta a mis angustias y desconsuelos?
• ¿Qué espero de Dios?
Para repetir
Ven Señor Jesús…
Para la lectura espiritual
«No ha nacido de mujer uno más grande que Juan el Bautista, aunque el más pequeño en el Reino de los cielos es más grande que él»
Reverenciemos la compasión de un Dios que ha venido a salvar y no a juzgar al mundo. Juan, el precursor del Maestro, que hasta entonces había ignorado este misterio, cuando supo que Jesús era verdaderamente el Señor, a voz en grito dijo a los que venían a hacerse bautizar: «'Raza de víboras' (Mt 3,6), ¿por qué me miráis con tanta insistencia? Yo no soy el Cristo. Soy un servidor y no el Señor. Soy un simple sujeto, no el rey. Soy una oveja, no el pastor. Soy un hombre, no un Dios. Al venir al mundo he curado la esterilidad de mi madre, no he hecho fecunda su virginidad; he sido sacado de lo bajo, no he descendido desde las alturas. He atado la lengua de mi padre (Lc 1,20), no he desplegado la gracia divina... Soy vil y pequeño, pero después de mí viene el que es anterior a mí (Jn 1,30). Viene después en el tiempo; pero antes, estaba en la luz inaccesible e inefable de la divinidad. 'Viene el que puede más que yo, y no merezco ni llevarle las sandalias. Él os bautizará con el Espíritu Santo y fuego' (Mt 3,11). Yo soy un subordinado; él es libre. Yo estoy sujeto al pecado, él destruye el pecado. Yo enseño la Ley, él lleva la luz de la gracia. Yo predico como esclavo, el legisla como maestro. Tengo por capa el sol, él los cielos. Yo bautizo con el bautismo de penitencia, él da la gracia de la adopción. 'Él os bautizará con el Espíritu Santo y fuego'. ¿Por qué me queréis reverenciar? Yo no soy el Cristo.»
San Hipólito de Roma
Para rezar
Si hacés justicia a los oprimidos,
¿por qué triunfan los opresores?
Si das pan a los hambrientos,
¿por qué hay millones que mueren de hambre?
Si das libertad a los cautivos,
¿por qué tantos inocentes se pudren en las cárceles?
Ven, Señor, a salvarnos.
“El Señor abre los ojos al ciego”.
Pues ¿dónde está su consulta?
¡Hay tantos en listas de espera!
“El Señor endereza a los que ya se doblan”.
¿Han oído, hermanos míos,
los que están doblados y aplastados en la vida?
El Señor les va a quitar definitivamente
los pesos y cargas que los asfixian.
Ven, Señor, a salvarnos.
Peregrinos, transeúntes, emigrantes,
refugiados, desterrados,
villeros, mendigos:
el Señor los guarda a todos;
les dará refugio, una tierra, una casa y un trabajo.
Y ustedes, huérfanos y viudas, madres solteras,
hijos de divorciados, viejos abandonados,
sidosos y drogadictos:
ya tienen un protector,
manos fuertes que los sustenten
y los libren de abusos y soledades.

8 de diciembre de 2010 - INMACULADA CONCEPCION DE LA VIRGEN MARIA...Porque El hizo maravillas...
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro del Génesis 3, 9-15. 20

Después que Adán comió del árbol, el Señor Dios llamó al hombre y le dijo:
« ¿Dónde estás?»
«Oí tus pasos por el jardín, respondió él, y tuve miedo porque estaba desnudo. Por eso me escondí.»
El replicó: « ¿Y quién te dijo que estabas desnudo? ¿Acaso has comido del árbol que yo te prohibí?»
El hombre respondió: «La mujer que pusiste a mi lado me dio el fruto y yo comí de él.»
El Señor Dios dijo a la mujer: « ¿Cómo hiciste semejante cosa?»
La mujer respondió: «La serpiente me sedujo y comí.»
Y el Señor Dios dijo a la serpiente: «Por haber hecho esto, maldita seas entre todos los animales domésticos y entre todos los animales del campo. Te arrastrarás sobre tu vientre, y comerás polvo todos los días de tu vida. Pondré enemistad entre ti y la mujer, entre tu linaje y el suyo. El te aplastará la cabeza y tú le acecharás el talón.»
El hombre dio a su mujer el nombre de Eva, por ser ella la madre de todos los vivientes.
Palabra de Dios.

SALMO Sal 97, 1. 2-3b. 3c-4 (R.: 1a)
R. Canten al Señor un canto nuevo, porque él hizo maravillas.

Canten al Señor un canto nuevo,
Porque él hizo maravillas:
Su mano derecha y su santo brazo
Le obtuvieron la victoria. R.

El Señor manifestó su victoria,
reveló su justicia a los ojos de las naciones:
se acordó de su amor y su fidelidad
en favor del pueblo de Israel. R.

Los confines de la tierra han contemplado
el triunfo de nuestro Dios.
Aclame al Señor toda la tierra,
prorrumpan en cantos jubilosos. R.

SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Efeso 1, 3-6. 11-12

Bendito sea Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en Cristo con toda clase de bienes espirituales en el cielo, y nos ha elegido en Él, antes de la creación del mundo, para que fuéramos santos e irreprochables en su presencia, por el amor.
Él nos predestinó a ser sus hijos adoptivos por medio de Jesucristo, conforme al beneplácito de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia, que nos dio en su Hijo muy querido.
En Él hemos sido constituidos herederos, y destinados de antemano -según el previo designio del que realiza todas las cosas conforme a su voluntad- a ser aquellos que han puesto su esperanza en Cristo, para alabanza de su gloria.
Palabra de Dios.

EVANGELIO
X Lectura del santo Evangelio según san Lucas 1, 26-38

En el sexto mes, el Ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen que estaba comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de la virgen era María.
El Ángel entró en su casa y la saludó, diciendo: « ¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo.»
Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese saludo.
Pero el Ángel le dijo: «No temas, María, porque Dios te ha favorecido. Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús; él será grande y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin.»
María dijo al Ángel: « ¿Cómo puede ser eso, si yo no tengo relaciones con ningún hombre?»
El Ángel le respondió: «El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño será Santo y será llamado Hijo de Dios. También tu parienta Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez, y la que era considerada estéril, ya se encuentra en su sexto mes, porque no hay nada imposible para Dios.»
María dijo entonces: «Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho.»
Y el Ángel se alejó.
Palabra del Señor
Para reflexionar
· Hoy celebramos una fiesta que llena de esperanza a toda la humanidad. No es sólo el recuerdo de una mujer, María de Nazaret, que fue concebida sin pecado porque iba a ser la Madre del Mesías, sino que es "el feliz comienzo de la Iglesia". María aparece como la que vive por adelantado la redención que nos traerá la Pascua de Cristo. En María queremos reconocer la obra salvadora de Dios en su humilde servidora y desde ella en nosotros; y por eso dejarnos contagiar de su fidelidad al Padre.
· Es la fiesta de todos los que nos sentimos de alguna manera, representados y unidos a ella. En la joven de Nazaret, se realiza en forma excelsa y superior lo que esperamos que se realice en cada uno de nosotros y en toda la Iglesia. María, Santa e Inmaculada desde su concepción, es modelo y llamada, a esa santidad en la cual todos nosotros fuimos concebidos por Dios en el bautismo, para que Cristo viva en nosotros, y despliegue en nuestra vida toda su fuerza salvadora.
Ë Ë Ë
· La primera lectura nos presenta al hombre y a la mujer frente a Dios que los descubre y les hace tomar conciencia de esa situación que constantemente los desgarra interiormente: el pecado. El hombre se siente tironeado por dos fuerzas opuestas que se disputan el terreno de su conciencia y libertad. Llevamos en nuestro interior la semilla del egoísmo, de la envidia, de la ambición, de la prepotencia, de la mentira. Pero Dios pone delante de los hombres el anuncio de una humanidad que como linaje de mujer, alcanzará finalmente la victoria. De la misma humanidad que sufre el peso del pecado, ha de surgir la salvación. Esta promesa de Dios se cumple cuando un descendiente de mujer, Jesús, vence al pecado en una vida de perfecta santidad y obediencia al Padre.
Ë Ë Ë
· Pablo en la Carta a los Efesios nos recuerda que Dios nos ha bendecido con toda clase de bendiciones, nos ha elegido y predestinado en Cristo para que fuésemos santos e inmaculados en su presencia, transformándonos así en hijos y herederos. En María se cumple y realiza esta predestinación. María fue mucho más que incontaminada por el pecado; María fue sobre todo "irreprochable en el amor" y vivió positivamente todo lo que el amor significa.
· Nosotros fuimos llamados desde siempre a la más total y perfecta vida nueva en santidad: para ser "santos e inmaculados"; irreprochables en el amor.
Ë Ë Ë
· En el evangelio de la Anunciación la promesa abre paso al cumplimiento. La humanidad por María se transforma en "llena de gracia", porque “el Señor está con ella”. En el diálogo del ángel con la Virgen, se condensa la historia del diálogo de Dios con la humanidad. Especialmente con la humanidad que está dispuesta a escuchar al Señor y a seguir su camino. Algo tan grande y magnífico es expresado con sencillez. Un "sí" definitivo y fecundo, inicia una nueva etapa en la historia de la humanidad, en un lugar de donde se cree que nada puede venir: de la periferia, de la pobreza y marginación.
· En la humildad de una mujer ignorada, se anuncia la realización de la historia de Salvación en su Hijo, esperanza de la humanidad. Porque el hijo que concibe y engendra María es el santo y el hijo de Dios. Lucas a través de la figura de María nos presenta a Jesús y su misión.
· Era necesaria una mujer, que en nombre de toda la humanidad, permitiera que Dios se hiciera hombre y diera cumplimiento a su promesa. María se convierte en el modelo de cómo Dios puede cambiarlo todo: de una humilde virgen hebrea, hace una figura extraordinaria para todos los pueblos.
· Ella es la primera creyente del pueblo de Dios, que supo entregarse de lleno al cumplimiento de la voluntad de Dios. Si por Eva, la primera madre, pudo entrar la rebeldía y el egoísmo al mundo, por María, la segunda, nos llega la santidad en la obediencia filial y en el amor.
· La fiesta de hoy nos anuncia que del linaje de la mujer, saldrá quién aplastará la cabeza de la serpiente, y que también nosotros unidos a Cristo estamos llamados a aplastar esa cabeza del pecado, tal como lo hizo María concibiendo a Cristo en nuestra vida por la fe. Si el hombre viejo se dejó seducir por la serpiente, la nueva humanidad debe dejarse impulsar por el mismo Espíritu, que engendró a Jesús en el seno fiel de María; el mismo que es derramado en nuestros corazones si nos abrimos a la Palabra.
· Hoy contemplamos a quién, vaciándose totalmente de sí misma y de todo rastro de egoísmo, se deja llenar de la gracia de Dios, que es el mismo Cristo Jesús, el que da sentido a su vida. María es la llena de gracia, no solamente porque llevó a Jesús en su seno, sino porque lo abrazó por la fe haciéndose discípula de su palabra, lo siguió por el camino de la cruz, y esperó con confianza plena el cumplimiento total de la promesa.
· María es comienzo e imagen de la Iglesia, esposa de Cristo figura de la Iglesia. De la misma manera que María fue elegida y preparada para ser una madre digna del Hijo de Dios, la Iglesia ha sido destinada a ser la madre que engendra por el bautismo nuevos hijos de Dios.
· Nuestro camino y compromiso como creyentes es dejar que la Palabra viva y eficaz de Dios se encarne en nosotros, y a través nuestro, en los lugares, ambientes y estructuras de la sociedad “no como un barniz superficial” sino “transformando los valores determinantes, las líneas de pensamiento, los criterios de juicio”. La Iglesia encarnada por la palabra, con la fuerza del Espíritu, debe encarnarse más y mejor en el pueblo. Así se recibe el anuncio y se anuncia el Evangelio.
Para discernir
· ¿Experimento la maternal compañía de la Virgen María?
· ¿Descubro en Ella un llamado y un estímulo para mi camino de santidad?
· ¿Siento la invitación del Señor a dejar que su palabra se encarne en mi vida y en el
mundo?
Repitamos a lo largo de este día
…Dios te salve María… Llena eres de gracia !!!
Para la lectura espiritual
“No temas María”

…”Oíste, Virgen, que concebirás y darás a luz a un hijo; oíste que no será por obra de varón, sino por obra del Espíritu Santo. Mira que el ángel aguarda tu respuesta, porque ya es tiempo que se vuelva al Señor que lo envió. También nosotros, los condenados infelizmente a muerte por la divina sentencia, esperamos, Señora, esta palabra de misericordia. Se pone entre tus manos el precio de nuestra salvación; en seguida seremos librados si consientes. Por la Palabra eterna de Dios fuimos todos creados, y a pesar de eso morimos; mas por tu breve respuesta seremos ahora restablecidos para ser llamados de nuevo a la vida...
¿Por qué tardas? Virgen María, da tu respuesta. Responde presto al ángel, o, por mejor decir, al Señor por medio del ángel; responde una palabra y recibe al que es la Palabra; pronuncia tu palabra y concibe la divina; emite una palabra fugaz y acoge en tu seno a la Palabra eterna. Cree, di que sí y recibe. Que tu humildad se revista de audacia, y tu modestia de confianza. De ningún modo conviene que tu sencillez virginal se olvide aquí de la prudencia. En este asunto no temas, Virgen prudente, la presunción; porque, aunque es buena la modestia en el silencio, más necesaria es ahora la piedad en las palabras.
Abre, Virgen dichosa, el corazón a la fe, los labios al consentimiento, las castas entrañas al Criador. Mira que el deseado de todas las gentes está llamando a tu puerta. Si te demoras en abrirle, pasará adelante, y después volverás con dolor a buscar al amado de tu alma. Levántate, corre, abre. Levántate por la fe, corre por la devoción, abre por el consentimiento.
“Aquí está –dice la Virgen- la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.” (Lc 1,38)…

San Bernardo (1091-1153) monje cisterciense, doctor de la Iglesia
Homilía 4, 8-9: Opera omnia, edición cisterciense, 4 (1966)
Para rezar
María, Madre de Jesús y Madre nuestra,
da firmeza a nuestro corazón
para podamos comprender la esperanza
de gloria a la que fuimos llamados.
María, Madre de Jesús y madre nuestra,
pacifica nuestros corazones
para que podamos abandonarnos al poder del Altísimo.
María, Madre de Jesús y madre nuestra,
enséñanos el camino de la caridad sincera
que se nutre del amor del Padre
y florece en la vida de los hombres, nuestros hermanos.
María, Madre de Jesús y madre nuestra,
ahonda la contemplación de la belleza de tu vida
para que no nos resistamos a transformar
desde la pureza del amor verdadero
la vida del mundo que nos confiaste.

5 de diciembre de 2010 - II DOMINGO DE ADVIENTO - Ciclo A

¡Conviértanse: el Reino de los Cielos está cerca!
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro del profeta Isaías 11, 1-10

Saldrá una rama del tronco de Jesé y un retoño brotará de sus raíces. Sobre él reposará el espíritu del Señor: espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de fortaleza, espíritu de ciencia y de temor del Señor -y lo inspirará el temor del Señor- .
El no juzgará según las apariencias ni decidirá por lo que oiga decir: juzgará con justicia a los débiles y decidirá con rectitud para los pobres del país; herirá al violento con la vara de su boca y con el soplo de sus labios hará morir al malvado. La justicia ceñirá su cintura y la fidelidad ceñirá sus caderas.
El lobo habitará con el cordero y el leopardo se recostará junto al cabrito; el ternero y el cachorro de león pacerán juntos, y un niño pequeño los conducirá; la vaca y la osa vivirán en compañía, sus crías se recostarán juntas, y el león comerá paja lo mismo que el buey.
El niño de pecho jugará sobre el agujero de la cobra, y en la cueva de la víbora meterá la mano el niño apenas destetado. No se hará daño ni estragos en toda mi Montaña santa, porque el conocimiento del Señor llenará la tierra como las aguas cubren el mar.
Aquel día, la raíz de Jesé se erigirá como emblema para los pueblos: las naciones la buscarán y la gloria será su morada.
Palabra de Dios.

SALMO Sal 71, 1-2. 7-8. 12-13. 17 (R.: cf.7)
R. Que en sus días florezca la justicia y abunde la paz eternamente.

Concede, Señor, tu justicia al rey
y tu rectitud al descendiente de reyes,
para que gobierne a tu pueblo con justicia
y a tus pobres con rectitud.

Que en sus días florezca la justicia
y abunde la paz, mientras dure la luna;
que domine de un mar hasta el otro,
y desde el Río hasta los confines de la tierra.

Porque él librará al pobre que suplica
y al humilde que está desamparado.
Tendrá compasión del débil y del pobre,
y salvará la vida de los indigentes.

Que perdure su nombre para siempre
y su linaje permanezca como el sol;
que él sea la bendición de todos los pueblos
y todas las naciones lo proclamen feliz.

SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Roma 15, 4-9

Hermanos:
Todo lo que ha sido escrito en el pasado, ha sido escrito para nuestra instrucción, a fin de que por la constancia y el consuelo que dan las Escrituras, mantengamos la esperanza. Que el Dios de la constancia y del consuelo les conceda tener los mismos sentimientos unos hacia otros, a ejemplo de Cristo Jesús, para que con un solo corazón y una sola voz, glorifiquen a Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo.
Sean mutuamente acogedores, como Cristo los acogió a ustedes para la gloria de Dios. Porque les aseguro que Cristo se hizo servidor de los judíos para confirmar la fidelidad de Dios, cumpliendo las promesas que él había hecho a nuestros padres, y para que los paganos glorifiquen a Dios por su misericordia. Así lo enseña la Escritura cuando dice: Yo te alabaré en medio de las naciones, Señor, y cantaré en honor de tu Nombre.
Palabra de Dios.

EVANGELIO
XLectura del santo Evangelio según san Mateo 3, 1-12

En aquel tiempo, se presentó Juan el Bautista, proclamando en el desierto de Judea: «Conviértanse, porque el Reino de los Cielos está cerca.» A él se refería el profeta Isaías cuando dijo: Una voz grita en el desierto: Preparen el camino del Señor, allanen sus senderos.
Juan tenía una túnica de pelos de camello y un cinturón de cuero, y se alimentaba con langostas y miel silvestre. La gente de Jerusalén, de toda la Judea y de toda la región del Jordán iba a su encuentro, y se hacía bautizar por él en las aguas del Jordán, confesando sus pecados.
Al ver que muchos fariseos y saduceos se acercaban a recibir su bautismo, Juan les dijo:
«Raza de víboras, ¿quién les enseñó a escapar de la ira de Dios que se acerca? Produzcan el fruto de una sincera conversión, y no se contenten con decir: "Tenemos por padre a Abraham". Porque yo les digo que de estas piedras Dios puede hacer surgir hijos de Abraham. El hacha ya está puesta a la raíz de los árboles: el árbol que no produce buen fruto será cortado y arrojado al fuego.
Yo los bautizo con agua para que se conviertan; pero aquel que viene detrás de mí es más poderoso que yo, y yo ni siquiera soy digno de quitarle las sandalias. El los bautizará en el Espíritu Santo y en el fuego. Tiene en su mano la horquilla y limpiará su era: recogerá su trigo en el granero y quemará la paja en un fuego inextinguible.»
Palabra del Señor.
Para reflexionar
“Cuenta una antigua leyenda que llegaría el día en el que los hombres se quedarían sin esperanza, imaginación y aspiraciones. El día en que en el mundo nadie intentaría nada nuevo. La humanidad se sumergiría en la monotonía y se perdería todo interés, creencias y voluntad de cambio. El caos reinaría por doquier y las personas dormirían sumidas en la más profunda tristeza, pues nadie albergaría ilusión alguna y todo se creería hecho e imposible de mejorar. Todas las canciones inventadas, todas las películas rodadas, todos los cuadros pintados. ¿A qué debían echar la culpa? ¿Guerras? ¿Destrucción masiva del medio ambiente? ¿Ruptura de los derechos humanos?
Todo ello era sólo un ejemplo de lo existente y algunos de los posibles culpables. Pero lo importante ya no era eso. Aquello ya no tenía importancia alguna porque se había transformado en lo habitual y no era considerado algo alarmante. Todos conocían la existencia de esos males y todos se habían acostumbrado a ellos. La gente caminaba por la calle como auténticos muertos en vida. Se miraban pero no veían nada, se hablaban pero no oían nada. Nadie escuchaba más que a esa voz interior y falsamente tranquilizadora que les decía que todo iba bien mientras les iba consumiendo y ennegrecía sus corazones y les hacía creer que su vida y su mundo eran normales La única esperanza surgiría de los únicos seres capaces de alterar el decadente y terminal curso de la vida y evitar un destino peor que la muerte física: la muerte interior. Únicamente los Vendedores de Sueños tendrían ese poder”. (Los Vendedores de Sueños - Cristina L. Más). Todo parecido con la realidad es una simple coincidencia.

• Sin lugar a dudas el peor de los robos, es el de la capacidad de soñar. Tener un sueño nos hace tener una dirección, metas, esperanzas, planes, objetivos. El que ha perdido la capacidad de soñar, pierde la oportunidad de alegrarse, de vivir con esperanzas, de disfrutar cuando se alcanza lo deseado. Si no nos animamos a soñar tarde o temprano terminamos viviendo de los sueños o a las realidades de otros. Si dejamos de soñar envejecemos antes y con nosotros el mundo.
• Soñar con los ojos bien abiertos puede transformarse en el motor de la vida, el gozo que se al ver el sueño hecho realidad es lo que nos empuja a seguir hacia delante. Cuando esto no se tiene llega el abandono de uno mismo, la desilusión, el desgano. “Muéstrame un obrero con grandes sueños y en él encontrarás un hombre que puede cambiar la historia. Muéstrame un hombre sin sueños, y en él hallarás a un simple obrero”. James C. Penny
• La manipulada realidad en que nos movemos se ha robado los sueños de muchos. Las exigencias del día a día nos abruman. No nos permitimos soñar, que nuestra alma vuele y que podamos realizar lo único que realmente es nuestro, los sueños, el arte de pensar lo impensable, de querer alcanzar aquello que jamás pensaríamos que podría ser, de tomar con las propias manos lo inigualable de la vida.
• Los soñadores y los esperanzados son una raza en extinción. El avance de la sociedad se los comió y han sucumbido a los encantos de las luces de los letreros o de las cuotas facilitadoras que permiten tener “la felicidad a bajo interés”. Cuando se deja de soñar, la realidad resulta insoportable y buscamos el dormirnos en la evasión o la fantasía. Nuestra pelea es, en gran medida, una pelea cultural por no perder la capacidad de soñar y de tener esperanzas.
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• En la primera lectura, el profeta nos propone un sueño, una segura esperanza: un mundo nuevo, un mundo distinto, en el que desaparecerá todo lo que rompe la paz de los hombres. Un mundo en el que no habrá lucha entre los hombres porque los hombres no estarán divididos entre ricos y pobres, entre dominadores y dominados, entre gente que puede hacer daño y gente maltratada porque habrá desaparecido del corazón de cada hombre y de todos los hombres la tendencia a preocuparnos sólo por nosotros sin pensar en los demás.
• Que en medio de un pueblo seco, que parecía acabado, sin posibilidades y deshecho; florezca el viejo tronco de Jesé, el padre del rey David; que brote en sus raíces un retoño maravilloso, nada menos que un príncipe lleno del Espíritu Santo, un rey según el corazón de Dios, que cumpla perfectamente su voluntad. Alguien capaz de traer la justicia a los pobres, de romper las divisiones, las opresiones y la violencia, alguien capaz de conducir hacia esa gran esperanza que todos llevamos en el fondo del alma y que, al fin y al cabo, es el sueño que Dios tiene para cada uno y para todos.
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• Pablo exhorta a los cristianos de Roma a que desde el consuelo que dan las Sagradas Escrituras tengan la constancia de ánimo para vivir en paz, siendo atentos unos con otros. La razón para vivir en armonía es la fidelidad y la misericordia de Dios que ha prometido un mundo mejor, nuevo, justo y no falta a su alianza y a sus promesas.
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• En el evangelio encontramos a uno de los personajes más interesantes, que es una figura clave para comprender el Adviento que estamos celebrando: Juan el Bautista. Él es un hombre duro, austero, sincero y amante de la verdad frente a la cual no se deja sobornar. Hombre con corazón de desierto donde hace eco la voz de Dios.
• Juan Bautista hace una enérgica y clara llamada a la conversión, a la renovación por un sueño muy real: está cerca el reino de los Cielos, hay una posibilidad de más vida, de más justicia, más amor. Es necesario preparar el camino del Señor anhelando su venida, creyendo en ella, y eliminando obstáculos, trabajando sin descanso. La conversión es cambio, giro, viraje desde el reino; y se mide por sus frutos.
• La conversión a que nos invita la Iglesia por boca del Bautista no se queda en un cambio de efectos: esta conversión empieza por el reconocimiento de nuestra situación de pecadores; de hombres y mujeres necesitados de salvación. Buscar la salvación con honestidad y verdad implica volver a Dios, único verdadero salvador. No hay vuelta a Dios si no hacemos el paciente trabajo de abrir nuestro corazón a su Palabra, abrir nuestro modo de pensar al suyo, de ser y de existir al modo como el Dios de la Vida nos pensó; en definitiva: dejar que la novedad de gracia toque las causas de nuestra situación de pecadores.
• La venida del Salvador y la realización del reino prometido es portadora de esperanza y salvación. Es el gran sueño de la humanidad. Pero también es juicio y discernimiento. Si se nos dice que nos bautizará con fuego y Espíritu, es porque viene a cambiar algo, a quemar, a purificar, a transformar nuestras actitudes. Las imágenes son claras: el hacha ya está apuntando a la base de los árboles inútiles, el fuego ya está pronto para quemar todo lo que sobra, el segador tiene el bieldo en la mano para separar el trigo de la paja.
• Una conversión desde el corazón tiene que proyectarse necesariamente en las obras. Si no hay obras de conversión, si nuestra conversión no da frutos es señal de que, en realidad, no nos hemos dejado tocar por su amor transformante. Por eso, no alcanza el simple cumplimiento ritual, exterior. Hay que "dar el fruto que pide la conversión".
• El fin del mundo, que se anunciaba en los últimos domingos, no es más que el principio de un nuevo mundo, que tenemos que construir cada día. Y hay que empezar hoy, porque hoy es el día que anuncia el profeta Isaías, el día en que brotará un retoño de la raíz de Jesé, el día de Navidad, a la que nos vamos acercando en el recuerdo y en la celebración. Pero es también el día de la responsabilidad, pues se acerca el Reino de Dios. El Adviento y la Navidad, son la fiesta de la venida salvadora de Dios, pero a la vez una llamada a que le hagamos sitio en nuestro proyecto de vida. No puede quedar todo igual ni en nuestra persona ni en nuestra comunidad. Hay que abrir caminos y allanar senderos.
• La Iglesia nos da la pista para el andar: invita a la oración, para sostener nuestra fe y levantarnos el ánimo y la esperanza. Nos pide la caridad, para rearmar con lazos de compasión y de solidaridad la fraternidad entre los hermanos. Nos recomienda austeridad para no abusar, para poder poner el corazón y los esfuerzos donde corresponde; en el bien de todos los hombres y sus necesidades. Cada uno debe confeccionar su propio paquete de medidas y decisiones para adecuarlas a la propia situación y necesidad.
• Adviento como llamado a la esperanza, es invitación a volver a ser soñadores, en las familias: en las comunidades, en los los barrios, en la sociedad, en la Iglesia. Animarnos a las pequeñas o grandes iniciativas, proyectos de desarrollo, causas justas, intereses comunes aunque parezcan molestas porque nos obligan a despertarnos del sopor invernal en el que podemos estar instalados. Aquí ha de estar nuestra conversión, la de verdad, la que afecta a toda nuestra persona, no la que nos mueve a cambiar esto o lo otro para quedar después como antes. El Reino de Dios sigue adelante, y el mundo nuevo está más cerca, y los derechos de todos, la responsabilidad de todos y la paz, y el perdón y la justicia.
• Si algo cambia en este sentido, en este Adviento, sí habrá valido la pena preparar y celebrar la Navidad. Se trata, pues, de soñar y de trabajar. De esperar y de luchar. Se trata de creer de verdad que vale la pena construir un mundo distinto.

Para discernir

• ¿Tengo capacidad de soñar y de esperar o me evado con ilusiones?
• ¿Siento la urgencia de que el Reino llegue?
• ¿Experimento mi necesidad de cambio para la venida del reino?

Para repetir

…Ayudame a convertirme
Para la lectura espiritual
«Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos»
Juan Bautista decía: «Todo valle será rellenado» (Lc 3,5), pero no es Juan quien llenó todo valle; es el Señor nuestro Salvador... «Todo lo torcido se enderezará... Cada uno de nosotros estaba torcido... y es la venida de Cristo que ha llegado hasta nuestra alma la que ha enderezado todo lo que estaba torcido... Nada había más impracticable que vosotros. Mirad bien los deseos tortuosos de otro tiempo, vuestros arrebatos y vuestras inclinaciones malas – y si, no obstante, han desaparecido: comprenderéis que no había nada tan impracticable como vosotros o, según una fórmula más expresiva, nada había más áspero. Áspera era vuestra conducta, vuestras palabras y vuestras obras eran ásperas.

Pero mi Señor Jesús vino y aplanó vuestras rugosidades, cambió todo ese caos en caminos unidos para hacer en vosotros un camino sin tropiezos, sino bien unido y muy limpio para que Dios Padre pueda caminar en vosotros, y Cristo Señor haga en vosotros su morada y pueda decir: «Mi Padre y yo vendremos y haremos morada en él» (Jn 14,23).
Orígenes Homilías sobre el evangelio de Lucas, nº 22,
Para rezar
A ti, Señor, presento mi ilusión y mi esfuerzo;
ante ti, mi Dios, confío, confío,
porque sé que me amas.
Que en la prueba no ceda al cansancio,
que tu gracia triunfe siempre en mí.
Yo espero siempre en Ti.
Yo sé que Tú nunca defraudas al que en Ti confía.
Indícame tus caminos, Señor: enséñame tus sendas.
Que en mi vida se abran caminos de paz y bien,
caminos de justicia y libertad.
Que en mi vida se abran sendas de esperanza,
sendas de igualdad y servicio.
Tú eres bueno y recto
y enseñas el camino a los desorientados.
Porque eres bueno, perdona mi culpa.
Cuando te soy fiel, Señor,
Tú me enseñas un camino cierto;
así viviré feliz y enriquecerás mi vida con tus dones.
Tú, Señor, te fías de mí y me esperas siempre.
Tú, Señor, quieres que sea de verdad tu amigo.
Tengo los ojos puestos en Ti,
que me libras de mis amarras y ataduras.
Ensancha mi corazón encogido
y sácame de mis angustias.
Indícame tus caminos, Señor,
Tú que eres el Camino.
Hazme andar por el sendero de la verdad,
Tú que eres la Verdad del hombre.
Despierta en mí el manantial de mi vida,
Tú que eres la Vida de cuanto existe.



28 de noviembre de 2010 - ADVIENTO - DOMINGO 1º – Ciclo A
«¡Estén prevenidos, la salvación está cerca!»
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro del profeta Isaías 2, 1-5

Palabra que Isaías, hijo de Amós, recibió en una visión, acerca de Judá y de Jerusalén:
Sucederá al fin de los tiempos que la montaña de la Casa del Señor será afianzada sobre la cumbre de las montañas y se elevará por encima de las colinas. Todas las naciones afluirán hacia ella y acudirán pueblos numerosos, que dirán:
«Vengan, subamos a la montaña del Señor, a la Casa del Dios de Jacob! El nos instruirá en sus caminos y caminaremos por sus sendas. Porque de Sión saldrá la Ley, y de Jerusalén, la palabra del Señor.
El será juez entre las naciones y árbitro de pueblos numerosos. Con sus espadas forjarán arados y podaderas con sus lanzas. No levantará la espada una nación contra otra ni se adiestrarán más para la guerra. Ven, casa de Jacob, y caminemos a la luz del Señor!
Palabra de Dios.

SALMO Sal 121, 1-2. 4-5. 6-7. 8.9 (R.: cf. 1)
R. Vamos con alegría a la Casa del Señor.

Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la Casa del Señor»!
Nuestros pies ya están pisando
tus umbrales, Jerusalén.

Allí suben las tribus,
las tribus del Señor
-según es norma en Israel-
para celebrar el nombre del Señor.
Porque allí está el trono de la justicia,
el trono de la casa de David.

Auguren la paz a Jerusalén:
«vivan seguros los que te aman!
haya paz en tus muros
y seguridad en tus palacios!»

Por amor a mis hermanos y amigos,
diré: «La paz esté contigo.»
Por amor a la Casa del Señor, nuestro Dios,
buscaré tu felicidad. R.

SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta del apóstol san Pablo
a los cristianos de Roma 13, 11-14a

Ustedes saben en qué tiempo vivimos y que ya es hora de despertarse, porque la salvación está ahora más cerca de nosotros que cuando abrazamos la fe. La noche está muy avanzada y se acerca el día. Abandonemos las obras propias de la noche y vistámonos con la armadura de la luz. Como en pleno día, procedamos dignamente: basta de excesos en la comida y en la bebida, basta de lujuria y libertinaje, no más peleas ni envidias. Por el contrario, revístanse del Señor Jesucristo.
Palabra de Dios.

EVANGELIO
XLectura del santo Evangelio según san Mateo 24, 37-44

En aquel tiempo Jesús dijo a sus discípulos:
Cuando venga el Hijo del hombre, sucederá como en tiempos de Noé. En los días que precedieron al diluvio, la gente comía, bebía y se
casaba, hasta que Noé entró en el arca; y no sospechaban nada, hasta que llegó el diluvio y los arrastró a todos. Lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre. De dos hombres que estén en el campo, uno será llevado y el otro dejado. De dos mujeres que estén moliendo, una será llevada y la otra dejada.
Estén prevenidos, porque ustedes no saben qué día vendrá su Señor.
Entiéndanlo bien: si el dueño de casa supiera a qué hora de la noche va a llegar el ladrón, velaría y no dejaría perforar las paredes de su casa. Ustedes también estén preparados, porque el Hijo del hombre vendrá a la hora menos pensada.
Palabra del Señor.

Para reflexionar

• Si escuchamos con atención las voces que nos van llegando a cada instante, podemos reconocer a grandes rasgos, dos grupos que, aunque son distintos, encajan perfectamente.
• Por un lado aparecen las voces que nos vienen a través de los medios de comunicación social y que, intentando mostrarnos la realidad, machacan constantemente con el lado oscuro de la existencia del hombre y del mundo. Los informativos, los periódicos y los programas de actualidad se han convertido en profetas de calamidades. De 100 informaciones podemos decir generosamente que hay un tres por ciento de buenas y alentadoras noticias. “Lo bueno no existe”.
• Esto va creando un clima de perpejlidad, de miedo, de hastío en el cual lo mejor es no pensar, evadirse o… hacerle caso al otro grupo de voces que a través de la publicidad y la propaganda nos hacen promesas de la felicidad con un costo relativamente bajo. Si tenemos en cuenta que la verdadera felicidad no tiene precio; ésta se alcanza al costo de una gaseosa, de una tintura de pelo o de un yogurt que ayuda al tránsito lento entre otras cosas.
• Sería absurdo negar que la realidad está llena de luces y de sombras. Un aspecto muy típico de nuestra posmodernidad es el desencanto. Estamos de vuelta de muchas grandes ilusiones y lo que se nos presenta nos invita a tener miedo al futuro, que se muestra como incierto y con frecuencia amenazador. Parece como si no hubiera más razones para la esperanza.
• Estamos decepcionados de los hombres que ostentando los valores más nobles hacen grandes obras pero pueden llegar a cometer inhumanidades terribles. Estamos decepcionados de las estructuras y de las instituciones porque se han convertido en lugares de ventaja y no de servicio al hombre y a la sociedad.
• Si tenemos los pies sobre la tierra, no hay lugar para pensar que todo puede ser distinto. Y a los que creen que las cosas pueden cambiar se los trata de ilusos, de hombres y mujeres que andan en las nubes.
• Hacerse ilusiones, y sobre todo, vivir con ideales, aparece como un terrible pecado contra una de las grandes virtudes: el realismo. A menudo las cosas que nos rodean no nos gustan en absoluto, pero no sabemos ni vemos cómo cambiarlas. O nos da pereza. Y al fin y al cabo -nos decimos- dejando pasar el tiempo "uno se acostumbra a todo", "más vale pájaro en mano que cien volando".
• Esto lleva a que muchos vivan sin ningún nivel espiritual, sin ningún proyecto de vida que haga que valga la pena vivir. Este modo de entender la vida contrasta con el que nos presentan las lecturas de hoy. Frente al ir viviendo medio dormidos por la anestesia, y medio movidos por simple inercia, el anuncio de un futuro nuevo, de un mundo distinto, se convierte en una fuerza capaz de transformar el presente.
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• La primera lectura, tomada del profeta Isaías, nos presenta la imagen del monte del Señor, la montaña santa que Dios se eligió en la tierra de Judá, sobre la cual se alza hasta el día de hoy Jerusalén, y se alzaba hasta hace unos 2000 años el templo de los judíos. Isaías vaticina un destino glorioso para Sión, el de convertirse en el centro del mundo y de la historia, de donde fluya sobre el mundo la Palabra y la ley justa y liberadora del Señor. Anuncia además una era de paz universal expresada con las imágenes de las espadas convertidas en arados y las lanzas en podaderas.
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• San Pablo nos advierte: "la salvación está más cerca que cuando empezamos a creer", y "el día está encima": no es la noche la que nos amenaza, sino el día que va a venir y que sería una pena que no lo aprovecháramos en toda su luz. Lo que se anuncia no es amenaza, sino promesa. Es un don que se nos ofrece, por eso es urgente la llamada a despabilarse.
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• Este domingo nos recuerda el horizonte último de la historia, que se identifica con la venida del Hijo del Hombre. Ahí se inscribe nuestra vida y se subraya la importancia de lo que está en juego. De aquí la recomendación a velar. El mensaje central del Adviento es que Dios ama a nuestro mundo y ha cumplido sus promesas superando las esperanzas humanas. Jesucristo, con su vida, muerte y resurrección ya ha traído la plenitud de la vida en Dios a los hombres y esto provoca nuestra fidelidad.
• Este mensaje lleva a dos actitudes: la esperanza y la vigilancia. La esperanza es desear provocando, desear algo tan apasionadamente que me entrego a la realización de eso que espero.
• Dios en Jesucristo es la raíz de la verdadera esperanza humana. Cuando todo se hunde, Él sigue fiel. La esperanza cristiana es segura: Dios siempre hace posible nuestra vida de amor y de paz. No sabemos qué pasará mañana o con qué mundo se encontrarán nuestros hijos, o cómo encararemos problemas terribles e insolubles. Nosotros creemos que Dios sigue siendo fiel; hoy, mañana y siempre. Dios nos ha prometido el Reino como una tarea, una misión, un quehacer apasionante. La esperanza cristiana es la respuesta a la promesa de Dios.
• Para que la esperanza se mantenga viva necesitamos estar preparados. La vigilancia es la toma de conciencia, la salida de nosotros mismos, de nuestro egoísmo, para mirar a los demás. La vigilancia no es estar en una espera pasiva pendientes del que va a venir por el horizonte sin atender al que viene y aparece cada día en el centro mismo de nuestro presente. Es estar alerta, despierto y activo en las "obras de la luz".
• En el horizonte del adviento, que es el anuncio de la segunda venida para consumar el reino de Dios, se hace imprescindible la vigilancia para interpretar las señales y decidir nuestro camino, nuestro compromiso, lo que podemos y tenemos que hacer para facilitar el reinado de Dios, que es justicia y amor y paz para todos. La vigilancia tiene que ser como los ojos de nuestra esperanza.
• La llamada a la vigilancia significa vivir sin demasiadas seguridades, constatar nuestras debilidades y equivocaciones, arrepentirnos y volver a empezar. Es la manera de estar atentos a la presencia viva, amorosa, exigente de Dios en cada momento de nuestra vida.
• El cristiano vela no porque tenga miedo a la llegada del "Señor". Sino porque quiere que el Señor, cuando se presente -y siempre será de improviso- lo encuentre comprometido en la construcción de una ciudad terrena más justa, fraterna, habitable.
• Esta esperanza de lo que parece imposible, del reino de Dios, no anula nuestras legítimas esperanzas, las pequeñas esperanzas de cada día, sino que las convierte en señales que van marcando el camino de nuestro éxodo de la esclavitud hacia el reino de la libertad, hacia la casa del Padre.
• La venida última tendrá lugar al final de los días. Mientras tanto a nosotros nos interesa especialmente la venida de Dios a la vida ordinaria, a ésa que nos recuerda el Evangelio de hoy al aludir a Noé, a los dos hombres que están en el campo y a las dos mujeres que muelen o al ladrón nocturno. Dios siempre viene como salvación del hombre.
• Adviento es tiempo de vigilar escuchando la Palabra y caminando a la luz del Señor; leyendo en profundidad los acontecimientos; penetrando en el misterio de la persona y de la historia, bajo la acción del Espíritu que pone en marcha nuestra esperanza, que es la esperanza del mundo. Vigilar es creer; es comprometerse; es sobre todo y siempre, esperar.
• Adviento: tiempo de esperanza, de salvación. Hora de estar atentos y de mirar al futuro con la certeza de que el Señor cumple sus promesas y que por eso tiene sentido nuestro caminar construyendo el reino.

…Así nos ocurre también a nosotros al mirar la realidad de nuestros pueblos y de nuestra Iglesia, con sus valores, sus limitaciones, sus angustias y esperanzas. Mientras sufrimos y nos alegramos, permanecemos en el amor de Cristo viendo nuestro mundo, tratamos de discernir sus caminos con la gozosa esperanza y la indecible gratitud de creer en Jesucristo. El es el Hijo de Dios verdadero, el único Salvador de la humanidad. La importancia única e insustituible de Cristo para nosotros, para la humanidad, consiste en que Cristo es el Camino, la Verdad y la Vida. “Si no conocemos a Dios en Cristo y con Cristo, toda la realidad se convierte en un enigma indescifrable; no hay camino y, al no haber camino, no hay vida ni verdad” [1]. En el clima cultural relativista que nos circunda, donde es aceptada solo una religión natural, se hace siempre más importante y urgente radicar y hacer madurar en todo el cuerpo eclesial la certeza que Cristo, el Dios de rostro humano, es nuestro verdadero y único salvador... (Aparecida 22)

Para discernir

• ¿Dónde tengo puesta mi esperanza?
• ¿Somos conscientes de la fuerza del mensaje de Jesús?
• ¿Estamos despiertos o nos encontramos dormidos?
Para repetir
Ven señor Jesús…
Para la lectura espiritual

Vigilancia esperanzada:
«En medio de la oscuridad no puedes distinguir al amigo del enemigo. No distinguimos de noche los metales preciosos de las meras piedras. Del mismo modo, el avaro y el licencioso no distinguen la verdad y el valor de la virtud.
«Así como el que camina de noche va muerto de miedo, de igual modo los pecadores andan continuamente atormentados por el miedo de perder sus bienes y por el remordimiento de su conciencia.
«Ea, pues, dejemos una vida tan penosa. Ya sabéis que después de tantas calamidades viene la muerte... Creen los pecadores ser ricos, y no lo son. Creen vivir entre delicias, y no gozan de ellas... Nosotros vivamos sobrios y vigilantes, como quiere Cristo. “Andemos decentemente y como de día” (Rom 13,13). Abramos las puertas para que aquella Luz nos ilumine con sus rayos y gocemos siempre de la benignidad de nuestro Señor Jesucristo»
San Juan Crisóstomo (Comentario al Evang. Juan, hom. 5).

Para rezar

Estar despiertos significa
acompañar a Jesús de Nazaret en su duro camino
hacia Jerusalén, hacia la cruz.
Estar despiertos, estar despabilados
es no dor¬mirse en los laureles cuando nos dicen
y se empeñan en hacer¬nos creer que todo va bien.
Estar despiertos equivale a no poner límite al amor;
a no dejar que nos distraigan de nuestro objetivo como cristianos,
a estar siempre atentos para descubrir y luchar
contra lo que impide la fraternidad
y apoyar con todas nuestras fuerzas lo que la favorece.
Estar despiertos es jugarse el tiempo
por todo lo que pueda contribuir a la felicidad de los hombres,
especialmente de aquellos que viven más lejos de la alegría.
Estar despiertos, estar despabilados,
es moverse, mante¬nerse ocupados en realizar el bien común,
aunque, por mover¬nos, no salgamos en la foto.
Estar despiertos es ponerse a trabajar sin descanso
para que el viejo ideal de Isaías,
englobado dentro de la propuesta de Jesús,
se vaya haciendo realidad...
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Para rezar en todas las Misas del Iº Domingo de Adviento.

Extensivo de oración por la vida

1. 1. Oración de los fieles para elegir Celebrante: Recemos a Cristo que por nosotros se entregó en la cruz y vive para siempre en la Iglesia para que escuche las súplicas que le dirigimos para que el Evangelio de la vida sea recibido, celebrado y anunciado por todos los hombres. A cada intención respondemos rezando:- Cristo, danos la luz de la vida– Cristo Jesús que la Iglesia sepa anunciar con firmeza y amor a los hombres de nuestro tiempo el Evangelio de la vida.– Señor ilumina a las mujeres que han concebido un hijo para que recorran el camino de la vida y encuentren las ayudas necesarias.– Cristo Jesús Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, derrama tu misericordia sobre las personas que promueven o participan en cualquier atentado a la dignidad de la persona.– Señor Jesús que nos amas hasta el extremo, te presentamos a todas las personas que no encuentran una razón para vivir. Que descubran la esperanza en tu amor.– Señor que te manifiestas como la Verdad encarnada. Guía a los científicos y profesionales de la medicina para que apoyen siempre la vida y rechacen toda práctica contraria a la dignidad del ser humano.– Señor Jesús Esposo de la Iglesia. Concede a los matrimonios el don de tu gracia y a las familias ser el santuario de la vida.– Cristo Jesús: en la Eucaristía nos sales al encuentro revestido de pobreza y humildad. Bendice a las personas que sufren necesidades materiales.– Señor: en la Eucaristía eres Luz del mundo y Vida de los hombres. Concédenos caminar como hijos de la luz y ser testigos del Evangelio de la vida.– Señor Jesús Pan que da la vida eterna. Líbranos del pecado que lleva a la muerte, concédenos la vida de tu gracia y a nuestros difuntos el gozo eterno. Celebrante: Te lo pedimos a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

2. 2. Suplica a la Virgen Para después de la oración postcomunión (o de los avisos) y antes de la bendición. En este comienzo del Adviento junto al papa Benedicto XVI y a nuestros obispos que nos convocan para celebrar el Año de la Vida, recemos a la Virgen madre de la Vida misma: María, te confiamos la causa de la vida; mira, Madre, el número inmenso de niños a quienes se les impide nacer, de pobres a quienes se les hace difícil vivir, de hombres y mujeres víctimas de violencia inhumana, de ancianos y enfermos muertos a causa de la indiferencia. Haz que quienes creemos en tu Hijo sepamos anunciar con firmeza y amor a los hombres de nuestro tiempo el Evangelio de la vida. Dios te salve María…- Ruega por nosotros santa Madre de Dios.- Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo.
Oremos. Dios todopoderoso, que, según lo anunciaste por el ángel, haz querido que tu Hijo se encarnara en el seno de María, la virgen, escucha nuestra suplica y haz que sintamos la protección de María, los que la proclamamos verdadera Madre de Dios. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén

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